25 | Los ojos no mienten

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Había pasado un mes entero desde la presentación de los combates, al igual desde que Samy había creído que Félix la había dejado plantada. Ahora mismo se encontraban iniciando uno de los entrenamientos, en el cual Félix se había cansado, tenía que hablar con ella de una vez antes de resistirse, Samy había estado ignorándolo todo el mes, hasta la más mínima discusión la extrañaba.

—¡Félix, Samy!— Llamó Ronny—. Por favor, necesito que vayan por unas cuerdas— Señaló el almacén que se encontraba hasta el pasillo fuera del lugar donde estaban—. Una para cada quien.

Samy asintió para retirarse del lugar y llegar antes que él. Félix llegó pocos segundos después a ella, cerrando la puerta detrás de él, Samy quién se encontraba de espaldas pegó un pequeño brinco para tensarse al saber que ahora se encontraba con él.

—¿No las encuentras?— Preguntó detrás de ella.

Samy negó.

El pequeño almacén parecía estar totalmente a oscuras, siendo únicamente iluminado por la ventana que se encontraba en la parte superior.

—Aquí están— Habló Félix—. Vamos, ya tomé la tuya.

Caminaron hacia la puerta, dónde Félix trató de abrirla sin éxito, todo eso llamó la atención de la rubia que se encontraba detrás de él. Nuevamente, sin respuesta alguna, la puerta seguía sin abrir.

—¿Qué pasa?— Preguntó Samantha.

—Eh...— Volvió a intentar.

—¿Qué?— Se acercó para intentar abrir la puerta—. ¡Hey!

—No... no abre.

Samantha volteó a verlo con rapidez, tratando de no parecer molesta, creyendo que había sido con mera intención.

–¿En serio? ¿No te diste cuenta?— Alzó una ceja—. ¿Por qué cerraste la puerta?

Félix volteó.

—¿Crees que voy a querer que nos quedemos encerrados aquí?— Preguntó irónicamente—. ¿Dónde ni siquiera hay aire acondicionado? No sabía que se iba a cerrar— Intentó asomarse—. No hay nadie...

Samantha lo empujó levemente para tocar la puerta repetidas veces.

—¡Alguien! ¡Ayúdennos!

Volvieron a tocar de manera desesperada, dejando pasar unos segundos para volver a hacerlo sin tener respuesta.

—¿Tu celular?

—Lo dejé, ¿el tuyo?

—Por algo te pregunté...

Ambos se miraron por unos segundos, permaneciendo en total silencio mientras trataban de pensar en una mejor idea.

—¡Chinga tu madre!— Se alejó de ahí.

—¿Qué? ¿Yo por qué?— Félix la siguió hasta una de las esquinas, dónde Samantha se había recargado.

—Por pendejo.

—Deja de insultarme, yo no lo hago contigo— Dijo con seriedad.

—¿Por qué cerraste la puerta?

—¡Ya te dije que no sabía!— Se recargó en el otro extremo—. No pienses que es porque me quería quedar aquí contigo, de cualquier manera me cansé de intentar hablar.

Aquello último cayó cómo un balde de agua fría para ella, sintiendo un ardor en su pecho por sus palabras al imaginar que ella había dejado de importar sentimentalmente para él.

—¿En serio?

—¿En serio qué? ¿No es eso lo que querías?— Se enderezó para caminar hacia ella—. ¿No querías que te dejara de molestar? ¿Que te dejara de rogar? ¿Eh? Dime Samantha...

Lust For Life  ⸻  ❝Riverducción❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora