INVERTED MIRROR . FAKE CO-ED GROUP.

UNO ★ La conciencia, el deseo.

Advertencia

Momento psicosis, violencia y sangre
El pibe es demasiado wtf
Se resuelve al final pero #violencia

   Tuvo que aprender a la fuerza a acoplarse al resto, y luego denegarlo con más rebeldía de la que estaban dispuestos a aceptar de él. Chung-ae era abiertamiente diferente, no le molestaba cuando lo tachaban de raro o de ajeno. Le molestaba que de acuerdo a ello lo trataran mal, y puede que por eso mismo estuviera siempre un poco a la defensiva. A veces le gustaba salir a la calle y mirar mal a la gente sólo porque sí, porque ellos siempre iban a mirarlo mal. Si él lo hacía de vez en cuando era sólo un reflejo de lo que vivía en el día a día.

   Se sentía atrapado en el desierto cuando era juzgado, y por ello es que entrar a una empresa que lo trató mal desde el principio fue un acto casi de autosabotaje para él, porque sabía que al ser diferente las cosas no serían fáciles. O mejor dicho, serían incluso más complicadas de lo que ya eran para una persona normal.

   Chung-ae sentía que una parte de su reflejo era desconocida y que ni él mismo la conocía del todo. Recordaba hablarle a su madre acerca de eso, y ella le respondía que cómo no, si ni siquiera ella podía decidir si él era un hombre o una mujer. Maldita sea, ¿por qué el mundo era tan extraño, tan cruel al mismo tiempo con los diferentes? ¿Con las personas que al mirarse al espejo no sabían reconocerse, ni ser reconocidos? Uno a uno los amigos de Chung-ae iban y venían en la infancia, y de nuevo se quedaba solo y lloraba y se echaba la culpa, le echaba la culpa al resto, intentaba buscar filosofías y libros que lo acogieran de alguna manera, y no. Siempre era igual, siempre terminaba igual de diferente y solo.

   Por eso no le asombró que la líder del nuevo grupo no lo recibiera con brazos abiertos. Eso no significaba que no le doliera, sólo que de alguna forma esperaba ser visto de mala manera, ser juzgado y todo éso. Algunos de los chicos en el grupo lo recibían con cariño, escuchándolo y llenándolo de preguntas para conocerlo, pero incluso si no quería fijarse, el reflejo de su espejo estaba ahora ahí y lo miraba como un animal herido y a la defensiva.

   No había mucho más por hacer, sólo llegar a su apartamento y pensar aún más. Pensar, pensar hasta que no hubiera ya rastro de lo que hubiera empezado su línea de razonamiento extrañamente ilógico. De ojos cansados, Chung-ae leía tantas cosas para distraerse y luego iba a hacer alguna tontería en el apartamento que le había brindado HYBE, porque ADOR ni en sueños le regalaba algo más allá de una habitación sucia, llena de cucarachas, para 'ser el adulto de los practicantes'  en definitiva. Daba vueltas en el colchón de su cama, hojeaba desinteresado los libros de Nietzsche, Kafka y De Beauvoir. 

   El deseo de Chung-ae, en ese momento, era asesinar a Doori. Y no porque le hubiera dolido su mirada, si no porque era su reflejo más oscuro, lo que siempre deseó evadir de él mismo para así estar bien, no tener que sobrevivir en la sociedad que tanto lo marginalizaba por ser diferente, por ser más carnal, más táctil a la presencia humana. Menos etéreo, complejo. Más simple, casi primitivo en la manera en que sentía. Su conciencia no le dejaba manejar ese deseo de la manera adecuada, era todo en su cabeza rojo sangre, rojo escarlata, dolor físico e incomprensible que le recorría todo el cuerpo, le obnubilaba la memoria, la lógica y la cordura. Hasta dejarlo tirado en el suelo afelpado del departamento, tieso como una estatua y llorando en silencio.

   ¿Qué tan despreciable era como para causar ese tipo de reacciones en todo aquel que lo viera? ¿En serio era tan visible su... diferencia? ¿Su alma? ¿Sus pensamientos?

   No podía seguir comportándose así, y ahora aprovechando que tenía más acceso a HYBE en sí y no sólo a las acomodaciones de ADOR, se decidió a que más allá de no poder seguir comportándose así, haría algo para detenerlo, para volver a sus sentidos con más rapidez antes de caer en ese estado en el que se encontraba ahora, sollozando sin parar por debajo de su aliento y efectivamente viendo cosas, sintiendo cosas, esa paranoia de que todo el mundo lo odiaba y lo repudiaba y lo querían muerto y torturarlo y...

   Chung-ae se paró de golpe, buscando el espejo con su mirada, Ahí estaba él, luciendo estúpido y desgarbado. Con un rostro mucho más masculino que antes, el pecho plano y con las cicatrices de la mastectomía completamente curados, sus manos más angulares, su vello ligero un poco más abundante a pesar de que no se viera si no era a contraluz. Tragaba saliva y pensaba, 'ya no estoy en la misma situación que antes. Un trío de personas no puede determinarlo todo para mí'. Era él mismo quien tenía que hacerlo, y al caminar hasta chocar con el espejo, tocando su reflejo, deseó no ser un extraño para sí mismo y, en cambio, ser un conocido en quien pudiera buscar confort.

   Horas más tarde, llegaba al edificio de la empresa para entregar la letra de su canción.