CINCO ★ Maldito Sigmund Freud.

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Advertencia

LGBTfobia interiorizada, lucha interna de aceptación, Chung-ae es bien pinche rarito porque yo soy así puessssss uno nunca tiene todo lo que desea porque al final el deseo es la esperanza del ser humano para sobrevivir el presente y pisar con más certeza el futuro

LGBTfobia interiorizada, lucha interna de aceptación, Chung-ae es bien pinche rarito porque yo soy así puessssss uno nunca tiene todo lo que desea porque al final el deseo es la esperanza del ser humano para sobrevivir el presente y pisar con más ...

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   Imagínense ser cantante, famoso y todo, y aun así tener dudas encima sobre si la gente te quiere.

   Esa es la vida de un idol en Corea del Sur.

   Con certeza, bailar frente a festivales, un público fiel, tener millones de streams en las plataformas musicales, todo eso le subía el autoestima a cualquiera. A Chung-ae le sentaba de maravilla, con su mala manera de buscar aprobación externa para sentirse bonito y fácil de amar. Llevaban ya dos semanas de promoción y, tras unos momentos tensos en los que no sabían si serían capaces de respirar tranquilos, pudieron encontrarse en un día libre. Era sólo un día libre. Uno solo. En el que decidieron practicar de todas formas los siete y después hacer un directo por Weverse, con los pocos fans que tuvieran ahí a comparación de otros sitios y/o aplicaciones.

   Era una tarde bonita, en la que la música iba baja para no seguir asesinando los tímpanos de los idols. El edificio de HYBE era muy espacioso y, por consecuencia, el eco de la música al sonar ocasionaba severas jaquecas a los que no estuvieran en buenas condiciones de entrenar. Xiuying, Doori, Miu y Aeris fueron a entrenar al gimnasio antes de comenzar con la práctica de baile, y Chung-ae siempre fue alguien que buscaba muchos estímulos para sobrevivir al sentir el vacío de la soledad a su alrededor, o la amenaza de la soledad estando con compañía física y no emocional. Así que se quedó bailando canciones de sus sunbaes en la sala de prácticas número tres, la que empezaban a usar con más frecuencia de otras veces. 

   Sintiéndose un poco varado en su propio estilo de baile, de expresión personal, en medio de un fantástico solo de baile (LOVE DIVE de IVE)... su propia mirada fue lo que el reflejo del enorme espejo le devolvió. Con grandes ojeras, pero una piel sana que hace unos años no tenía. Se veía mejor físicamente que en su juventud, se veía masculino. Con menos cadera, más músculo. Pero ¿y si alguien descubría que no era del todo hombre... qué sería de él?

   En parte fue una de las razones por la cual defendió con uñas y dientes a Miu y Doori: ellas también eran parte de la comunidad LGBT+. Era lo mínimo que podía hacer por personas de su comunidad, después de él haber vivido un oprobio social que era similar a vivir el Infierno en la Tierra. Con un poco de dolor en su pecho, se sentó sin dejar de mirarse al espejo. Dolía más el hecho de que él por unos momentos les quiso dar la razón a todos los que le llamaban palabras que eran como insultos, aunque ser un hombre afeminado, homosexual, no era algo malo de por sí. No era algo repudiable. Ellos lo hacían ser repudiable.

   Dolía porque no quería que ellas vivieran lo mismo que él, al menos no estando en el ojo público.

   Pero de todas formas, no sentía que hubiera hecho las cosas bien. Tuvo que defender mejor a sus menores, tuvo que cuidarlas mejor. Ser mejor hermano, un protector decente, no un hombre hecho a medias.

   ¡Ya basta! Maldito Sigmund Freud con su estúpida teoría del Super-yo que juzga, que está dentro de uno para decir todo lo malo que hemos hecho cuando en el fondo son cosas que nos han dicho los demás. Miedos que no tendríamos encima de no ser por la presencia de otras personas con sus propios miedos, infectando al resto con sus temores, conformando las palabras crueles que al final llegaban al Juicio Interno. Palabras que eran como dagas y no caricias. Chung-ae se quejó con un puchero antes de parar la música y arrastrarse en el suelo de la sala de prácticas hacia la puerta.

   Y la puerta se abrió, golpeándole en la cabeza.─── ¡Hijo de un macho!

   Llorando con falsedad, pero al mismo tiempo con mucha razón, Chung-ae se hizo bolita en el sitio, sin ver que la persona que lo miraba lo hacía con sorpresa, un poco de culpa, pero también confusión.

   ─── Oye, ¿estás bien? ─── preguntó curioso el tipo, y el joven se irguió lentamente mientras sentía que la cabeza le palpitaba en la nuca, el lugar donde la puerta golpeó.─── ¿No necesitas un poco de hielo?

   ─── Sí, porfi. 

   Yejoon se alejó a paso patoso, como nervioso y emocionado al mismo tiempo, hacia el mini refrigerador que estaba en la esquina de la sala de prácticas. Unos treinta segundos más tarde, los dos jóvenes se sentaban en el mismo sillón para que el rubio le pusiera en la cabeza un poco de hielo. Definitivamente Chung-ae podía decir que padecía PAS, porque la puerta ni siquiera le pegó con fuerza. El chico de ojos brillantes que lo miraba atentamente había abierto con cuidado el paso a la sala, pero el mayor sentía un empujón suave como el filo de un cuchillo. Sus neurotransmisores estaban vueltos locos, tenía dislexia y necesitaba inyectarse testosterona para adoptar una figura más masculina con más facilidad.

   Ah, Yejoon lo aceptaría teniendo en cuenta todo eso... ¿no?

   Notó que estaba lloriqueando, y deseó estar bromeando porque la cara preocupada y el puchero del rubio le resquebrajaban el corazón. En serio ninguna de sus emociones podía estar en un buen nivel, con matices grises, ¿cierto? Nada de sentir neutralidad. Todo eran extremos. AAAAAAH qué soponcio. Qué rabia. Muchas cosas al mismo tiempo. Sorbeteó su nariz e hizo un puchero a Yejoon para hacerlo reír, o azorar por su culpa. Cualquiera de las dos estaría bien, le subiría el ánimo saber que él lo quería más que a nadie.

   ─── Me preocupaste, hyung. ─── sonrió el chico, luego agachando la cabeza tímido. Yejoon era increíblemente reservado a diferencia de su personalidad online, era como si tuviera dos formas de funcionar diferentes dependiendo de si tenía a alguien frente suyo o no. Chung-ae le sacó la lengua, murmurando un 'no me llames hyung, por favor'.─── Uhm, no has visto a Seong-su, ¿no?

   Una curiosidad un poco molesta empezó a desarrollarse en su mente.─── No, ¿por qué? ¿Cómo conoces al guardaespaldas de Dan?

   ─── Es mi hermano. ─── se apresuró a responder Yejoon, un tanto rojo.─── No soy un sasaeng... En serio que no.

   ─── Aah, qué relajo. Habría sido incómodo que mi crush fuera un psicópata stalker.

   Yejoon soltó una risotada fuerte, entre divertido y nervioso. Tímido, claramente. Al menos Chung-ae no tenía que actuar delante de él como alguien que no era. Sólo se preocupaba de si sería aceptado hasta el final por sus palabras bonitas y los ojitos más bonitos que vio antes. ¿Seong-su estaría bien con la relación que mantenían él y su hermano menor? Se rió también junto al más bajo, pero las dudas navegaban con su cabeza incluso cuando Yejoon se fue, B!XXEN llegó y prosiguieron a tener la endemoniada práctica de baile.

 ¿Seong-su estaría bien con la relación que mantenían él y su hermano menor? Se rió también junto al más bajo, pero las dudas navegaban con su cabeza incluso cuando Yejoon se fue, B!XXEN llegó y prosiguieron a tener la endemoniada práctica de baile

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