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Por alguna razón, Chung-ae no era capaz de enamorarse antes. Quizás era que no había encontrado a su persona, tal vez estaba escondiéndose a sí mismo. Tenía deseos de experimentar cosas, de besar a alguien sin culpa, no reservarse demasiado respecto a los temas del amor, y la verdad fue que siempre se le hizo difícil procesar sus propios deseos. Hasta por un momento pensó en que era aromántico, y quiso vivir con ese pensamiento dándole más paz en su vida, pero la verdad es que esa etiqueta que se suponía lo liberaría... lo hizo sentir más atrapado al luego mirar a parejas a su alrededor y nuevamente darse cuenta de que tenía miedo a revelarse, dejar de esconderse a sí mismo. Él no era aroace, esa no era su etiqueta. Era de otras personas, pero no suya.
Por eso fue que la noticia de Yejoon teniendo catorce años le caló tan feo, fue una puñalada a donde no quería ser atacado. Luchó tanto tiempo con dejarse amar, no tener miedo a estar dañando a su compañía más cercana, y ahora resultaba que sus miedos se cumplían a cabalidad, de la peor manera posible.
No quiso aceptarlo del todo sin antes escribir algo sobre lo que sentía. Quería ver en palabras lo que estaba experimentando en esos momentos, esa rabia inmensa de permitirse hacerle daño a otros por inmadurez suya, sin preguntar sin pensar sin siquiera vagar en las incógnitas de todo. Pasaron semanas enteras en las que se dedicó a pasarle letras de canciones a Doori y a Miu, quienes eran las que más tiempo pasaban en la sala de producción musical de la líder. La japonesa miraba de reojo a Chung-ae cada vez que entraba a ese lugar, pero no decía nada directamente, como si tuviera algo de miedo de su siguiente movimiento. Eso le bajaba incluso más los ánimos, le hacía sentir incluso más decepción de sí mismo... hasta que la chica lo llamó para hablar.
Fue unos días antes de que empezasen a grabar el vídeo musical y, por consecuencia, se grabasen los episodios de programas de variedades que saldrían al aire una vez se concretara el comeback. Miu le escribió para que se juntaran a hablar en la sala de producción de Doori, una vez terminasen de tener la práctica del baile en grupo. La canción era energética, y la coreografía no se quedaba atrás, por lo que Chung-ae se esforzaba en usar los movimientos para sentirse más poderoso, él mismo, y también un poco más masculino. Eso lo llevó a estar sudado como nunca una vez entró al estudio de Doori.
─── Chung-ae. ─── se sentó delante suyo Miu, en el sillón del estudio, mientras que la dueña del mismo se alistaba para trabajar algunas producciones que quería arreglar un poco antes de enviarlas de nuevo a sus superiores. Miu parecía muy tensa y preocupada, tenía la misma actitud que le dedicaba al nombrado cuando lo miraba de reojo, y ahora Chung-ae se daba cuenta de que no estaba siendo juzgado: era un intento de la japonesa por demostrar empatía.─── Llevas semanas así, y yo sé por qué es, pero... No has hablado con nadie. Y nos preocupamos.
El chico suspiró, apesadumbrado, manteniéndose en silencio. ¿Qué podría decir al respecto? Como si dudase de si decir algo o no, luego negó con la cabeza, sintiendo que el cansancio de la práctica no se le iba de encima.─── Es difícil.
