Capítulo 34: Separados

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Capítulo 34:

Separados

Separados

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Kevin

El condenado se desploma ante una sobredosis de vitalidad, no tengo otra forma de explicarlo, se resquebraja contra el suelo, heridas que lloran, lágrimas verdosas y congelada. Cada lugar tocado por la enfermedad es una brillante capa de escarcha del que emerge musgo, vivo y en un intenso verde que se expande con rapidez por toda la carretera. La misma criatura se convierte es una escultura, foco de la naturaleza. La vida, dando un impulso para levantarse, es hermosa. El único problema es que obstaculiza un andén de la calle, habrá que removerlo en algún momento.

—Se desmaya. Kevin sostenla —grita Susej, sus manos han encontrado de nuevo su lugar en la cerradura, siguen temblando mientras abre.

Suri escudriña la calle a esperas de que otro condenado salte sobre nosotros en cualquier momento. El elfo es más inquietante que su hermano, sus movimientos precisos y lista para lo que se presente.

Los míos son lentos. Yira ya está en el suelo, inconsciente. En su brazo derecho, desde la muñeca hacia el codo se forman líneas plateadas que trazan las raíces y dan forma a un árbol, la luz se apaga hasta quedar solo la tinta negra. No había visto a ninguna criatura de Encantus con la piel marcada de esa manera. La magia pulula sobre su piel, puedo sentirla. De cuclillas me siento tentado a tocarlo...

—¿Tenías que dejarla caer? —la voz de mi hermano me saca de esos segundos de ensoñación.

—No soy su niñero. Debió quedarse en la cabaña.

La helada hormiguea en mis manos, igual que en la habitación cuando su vida corría riesgo, su magia tiene una fuerza devastadora y tentadora. Como imán atrayente.

Cristian la levanta sin problemas. Su cabello oscuro desparramado sobre su hombro, el tatuaje tiene cierto resplandor, un negro perlado. No puedo evitarlo y sostengo su brazo entre mis manos, al contacto una delgada capa de escarcha se extiende por ella. El árbol lo absorbe, arrastra parte de mi helada hacia su interior.

—¿Qué sucede? —mirar a mi hermano me hace recordar lo que alguna vez fui, la mayoría de nuestros rasgos se han diluido ante los cambios que he sufrido al ser el heredero de la corte de invierno. El color de mis ojos, cabello y piel han cambiado demasiado. Seguimos siendo parecidos, pero no tanto como antes.

Cada uno se inclinó a por una vertiente diferente de nuestro linaje.

—Ella usó demasiada magia que no había recuperado —explica.

—Las veces que ha hecho algo parecido a gran escala tuvo ayuda, tu hermana, algún rey de alguna corte —continúa Suri, guarda la flecha no usada en el carcaj sujeto a su cintura.

Susej mantiene la puerta abierta para que entremos, mi hermano va primero, sin soltarla ingreso. Cierra una vez que todos estamos seguros en el interior de la casa. La sala despejada, las voces de la abuela y Shema vienen de la cocina. Podrían tirar la puerta y ninguno de los dos se daría cuenta.

Encantus. Alas de hielo (libro 5)Where stories live. Discover now