DOCE

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Cuando le dijeron a Félix que si trabajo era buscar a Seo Changbin hasta por debajo de la tierra, jamás se imaginó llegar tan lejos, vamos, ni siquiera pensaba que lo encontraría algún día, digamos que era el mayor reto de toda su carrera, Al principio de este trabajo, Changbin era igual a una criatura mitológica, como un dragón, un unicornio, un Minotauro, como el monstruo de lago Ness, o los manuales, algo de ficción, algo que no se comprobaba, su existencia y solo su existencia era plenamente incierta.

Félix no supo en que momento su vida comenzó a avanzar tan rápido. Un día estaba buscando quién carajos era Seo Changbin y al otro, de manera repentina, sin una razón aparente estaba besándolo como si la vida no tuviera otros planes para él. Lo besaba con ganas, como necesitado del tacto, como si realmente no hubiera nada mejor en el mundo que besar a Changbin sin preocupación alguna.

Félix sabía de ante mano que se arrepentiría después, no por el beso tan repentino, no porque Changbin fuera prácticamente un extraño, no, nada de eso, Félix había besado muchos extraños en la vida, sin embargo, nunca había besado a nadie como beso a Changbin. Nunca había besado a alguien de una forma tan entregada, bajo la nieve, con todo en su contra, Changbin era la gloria, Changbin era eso, poco más que un extraño, pero se sentía tan bien que incluso valía la maldita pena. De lo que Felix se arrepentía es de lo cruel que estaba jugando, pues no llevaba nada en ese lugar y tenía toda la atención de Changbin a su persona y eso dolía de cierta forma, porque si Changbin descubriera que él no era un escritor y era un reportero, lo odiaría de por vida.

Cuando el beso termino, después de que el frío del alba les calará los huesos, decidieron que era momento de dejar los besos para luego y meterse a casa a dormir un poco aunque sea. Los besos no pasaron a más que ser besos largos y lentos, no hubo alguna insinuación o cambios de planes, no, nada de eso, ellos estaban en un estado de relajación absoluta, con los labios hinchados y la respiración exaltada, estaban inquietos por lo bien que se sentían y sobre todo, parecía que partir de ahora todo luciría de maravilla. Dejaron la sesión de besos en un momento y volvieron a casa tomados de las manos, sin decir nada, no fue necesario hablar, el cálido hogar les dio la bienvenida y con eso a otra lenta sesión de besos que se dio lugar en la cocina.

Félix lo beso esta vez, de nuevo, con calma, mientras Changbin le tomaba la cintura y lo subió a la isla de la cocina, no fue un beso con otra intención, ni un acto sexual, solo fue para que hubiera más cercanía y quizá para que Changbin comprobará lo ligero que era Félix, se sentía orgulloso de cargarlo con tanta facilidad, no porque Félix fuera delgado, sino porque el gym había tenido resultados muy buenos. Digamos que Changbin estaba amando la forma en la que Félix le  recorría los brazos y le apretaba en ciertas parte que le erizarán la piel de la nuca. Félix besaba de maravilla, con una dedicación maravillosa que tenía a Changbin en un proceso de ensoñación, maravilloso. Se besaron un rato más y luego, cual el sueño ganaba y sus párpados se cerraban luego de ya no aguantar más, decidieron mirarse directamente a los ojos.

Ambas miradas brillaban como si el mismo sol se reflejará en ellos, Changbin no sabía cómo sentirse a respecto, jamás había visto ojos tan brillantes en la oscuridad, jamás había visto tanta ilusión en esos reflejos del alma y se sintió emocionado de ser él quien podía mirarlos tan cerca. Félix era como un sol, cálido, bonito y maravilloso, era luz, era magnífico, su sola presencia te enamoraba, su sola presencia era suficiente para amarlo como se ama cuando conoces de todo. Félix era divino y Changbin no pudo evitar caer enamorado. Quizá y era apenas una enamoramiento, un gusto que se quitaría, Changbin no lo sabía, pero sabía que era bonito tenerlo, tomando su mano, guiandolo por la oscuridad de su propia casa hasta donde llegó el momento de separarse. Changbin sonrió, inmerso en la luz que desprendía Félix y Félix sonrió aún más brillante. Se dieron beso más en el pasillo y luego. Como acto reflejo, Changbin le beso la frente, luego de eso, casi flotando se fueron a la cama.

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