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Poco a poco, Mina y Chaeyoung se fueron acomodando a la nueva vida juntas

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Poco a poco, Mina y Chaeyoung se fueron acomodando a la nueva vida juntas. No fue todo de color de rosa, pues tenían sus roces de vez en cuando, pero, como sus almas ya se habían encontrado, no había nada que las pudiera separar.

Chaeyoung eventualmente se consiguió un trabajo en Japón. No era la gran cosa, se trataba de un puesto como repositora en una tienda, pero le venía bien para aprender algo de japonés. Por supuesto, Mina la ayudaba en esto último cada vez que tenían oportunidad. Podríamos decir que la rubia aprendía muy rápido. Los días juntas parecían ir en cámara rápida. Tanto así que los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses.

Las mañanas comenzaban con risas y abrazos, compartiendo el desayuno mientras planeaban su día. Mina a menudo sorprendía a Chaeyoung con pequeñas notas cariñosas escondidas en su bolsa o en la mesa de la cocina, recordándole lo mucho que la amaba y lo afortunada que se sentía de tenerla a su lado.

Chaeyoung, por su parte, se esforzaba por hacer sentir a Mina especial en cada momento. Preparaba cenas románticas, organizaba citas sorpresa y dedicaba tiempo a escuchar los deseos y sueños de su amada. Juntas exploraban las calles de Tokio, probaban nuevos restaurantes y se aventuraban en excursiones por la ciudad.

Una de las cosas que más disfrutaban era cocinar juntas. Pasaban horas en la cocina, experimentando con recetas nuevas y compartiendo secretos culinarios. A veces, sus intentos terminaban en desastre, pero siempre se reían y disfrutaban del momento juntas.

Los fines de semana, así como el de hoy, eran sagrados para ellas. Pasaban largas horas en la cama, abrazadas y compartiendo confidencias. A veces, simplemente se quedaban en casa viendo películas o leyendo libros, disfrutando de la simple compañía de la otra.

─ Chaeyoungie... ─ Susurró Mina con dulzura, acurucándose más contra el cuerpo de su novia y mirándola con los ojos llenos de amor. Ambas estaban bajo las gruesas mantas, pues era un frío día de invierno.

Chaeyoung sonrió tiernamente mientras acariciaba el cabello negro de Mina, disfrutando de la sensación de tenerla tan cerca. El calor de sus cuerpos se entrelazaba bajo las cobijas, creando un ambiente acogedor y reconfortante.

─ ¿Qué pasa, mi amor? ─ preguntó Chaeyoung, sintiendo el palpitar del corazón de Mina contra su pecho. Sus miradas se encontraron, y en ese momento, todo el mundo exterior pareció desvanecerse, dejando solo el vínculo íntimo entre ellas.

─ Solo quiero decirte lo feliz que me haces, Chaeyoungie ─ respondió Mina con voz suave, sus ojos brillando con emoción. ─ No puedo evitar sentirme agradecida cada día por tenerte a mi lado.

Chaeyoung sintió un nudo en la garganta ante las palabras de Mina, emocionada por el profundo amor que compartían. Con ternura, acarició la mejilla de Mina y le dedicó una sonrisa llena de cariño.

─ Y yo soy la más afortunada por tenerte a ti, Mina ─ dijo Chaeyoung, dejando que sus sentimientos fluyeran libremente. ─ Eres mi luz en los días oscuros, mi fuerza en los momentos difíciles. No sé qué haría sin ti.

Mina se estremeció ante las palabras de Chaeyoung, sintiendo cómo su corazón se llenaba de amor y gratitud. Se acercó aún más a ella, buscando su calor y su protección.

─ Prométeme que siempre estaremos juntas, Chaeyoungie ─ susurró Mina, sus ojos reflejando una profunda determinación. ─ No importa qué desafíos enfrentemos, siempre nos tendremos la una a la otra.

Chaeyoung apretó suavemente la mano de Mina, transmitiéndole seguridad y compromiso. Sus corazones latían al unísono, conectados por un lazo indestructible de amor y compañerismo.

─ Te lo prometo, Mina ─ respondió Chaeyoung con voz firme, sus ojos brillando con determinación. ─ Estaremos juntas en las alegrías y en las tristezas, en los altibajos de la vida. Nada nos separará, te lo aseguro.

Sus labios se unieron en un beso lento y duradero, como si así estuvieran firmando un contrato, sellando una unión que trascendía tiempo, distancias y todo lo que fuera necesario.

El beso fue elocuente, sellando su promesa con la suavidad de sus labios y el calor de su amor. Se quedaron así, abrazadas bajo las cobijas, compartiendo el momento y dejando que el tiempo se desvaneciera a su alrededor.

Después de un rato, Chaeyoung rompió el beso con una sonrisa tierna, pero sus brazos aún rodeaban con firmeza a Mina, como si no quisiera dejarla ir nunca.

─ Te amo, Mina. Más de lo que las palabras pueden expresar ─ dijo Chaeyoung con sinceridad, mirando profundamente a los ojos de su amada.

Mina devolvió la mirada, su corazón latiendo con fuerza ante las palabras de Chaeyoung. Nunca se cansaba de escuchar esas tres palabras, cada vez que salían de los labios de su novia, sentía que el mundo cobraba un nuevo significado.

─ Y yo te amo a ti, Chaeyoungie. Más de lo que puedo comprender ─ respondió Mina con ternura, su voz llena de emoción. Se estiró para darle un suave beso en los labios, sellando su declaración de amor una vez más.

Chaeyoung suspiró con satisfacción, sintiendo la calidez del amor de Mina envolverla por completo. Cerró los ojos y se dejó llevar por el momento, sabiendo que no había ningún lugar en el mundo donde preferiría estar que allí, junto a su amada.

El tiempo pasó con la misma suavidad con la que el viento acaricia la piel en una tarde de verano. Mina y Chaeyoung continuaron construyendo su vida juntas, enfrentando cada desafío con valentía y apoyándose mutuamente en cada paso del camino.

Hubo momentos difíciles, por supuesto, pero siempre encontraban la fuerza para superarlos juntas. Ya sea en los momentos de alegría o en los momentos de tristeza, nunca se separaban, aferrándose el uno al otro con una determinación inquebrantable.

Y así, día tras día, mes tras mes, su amor solo creció más fuerte. Se convirtieron en el refugio del otro, en la luz que iluminaba los días oscuros, en la razón por la que enfrentaban cada desafío con una sonrisa en el rostro.

Al final del día, lo único que importaba era el amor que compartían, un amor que trascendía todas las barreras y desafíos que la vida les presentaba. Y mientras estuvieran juntas, sabían que podían enfrentar cualquier cosa que el destino les deparara. Porque en los brazos del otro, encontraron su verdadero hogar, su verdadero refugio, su verdadero amor. Y así sería por siempre jamás.

 Y así sería por siempre jamás

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Es la gran recta final. Así que, a pedido de los participantes del grupo de whatsapp, los voy a maratonear.

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ᴏɴᴄᴇ ʏᴏᴜ ꜱᴇᴇ ᴛʜᴇᴍ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢWhere stories live. Discover now