Capítulo 36 "I Put A Spell On You"

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Para ambos fue complicado llegar a la inmensa mansión del inglés, aunque no precisamente por el tráfico de noche o una desviación, fue su propio placer y sus manos las que los hacía desear con premura el estar cuanto antes a solas, de hecho, habían estado tentados a detenerse y saborear sus pieles en el mismo vehículo, pero sorprendentemente Jonathan se contuvo. Deseaba desesperadamente consumar esa relación, pero sabía que su mujer merecía algo diferente, no saciarla en un vehículo ni en su cuarto de juegos, al menos no en su primera vez juntos después de formalizar su relación, merecía ser complacida en sus propios aposentos, en su propio espacio que era incapaz de compartir con alguien más, su inmensa habitación personal.

En cuanto el hombre aparcó la camioneta, le abrió la puerta a la poliglota y la ayudó a bajar rápidamente, desesperado por tocarla, la acercó a él y la besó con una ferocidad incomparable, haciendo a sus lenguas unirse y atarse como si lucharan insistentemente en no separarse, en aclamarse y hundirse un poco más de ser posible.

La tomó de la mano y se encaminaron juntos hasta la planta de las habitaciones, su hora de llegada hacía que todo su personal ya no se encontrara despierto, sin embargo, la tensión que ambos generaban era excesiva, el inmenso silencio hacía que casi pudieran escuchar sus respiraciones y latidos, ambos tan acelerados cómo el éxtasis que recorría en sus cuerpos.

Aline nunca había entrado a la habitación de Jonathan, a pesar de haber vivido en la mansión durante dos meses, el encontrarse al otro extremo de dónde ella descansaba y el hecho de que siempre se mantuviera cerrada, dejaba en claro que los aposentos del hombre no podían ser corrompidos, aunque claro, justo en ese momento, importaba un carajo hasta las propias reglas que Jonathan Pine se había impuesto, su lascivia era tan irreal cómo el cambio de sí mismo...

Una vez abierta la puerta, el inglés hizo a su mujer ingresar junto con él, dejándola ver apenas un poco de la inmensa habitación, apenas alcanzó a notar un bar individual empotrado a la pared, seguida de una amplia sala oscura de dos largos sofás, con vista a la cama tamaño King con lujosas sábanas en una tonalidad marino intenso que contrastaban perfectamente con la tonalidad de las paredes oscuras dónde a un costado se podía observar la puerta al cuarto de baño y otra más semi abierta hacia el armario.

Habría visto más, habría prestado más atención a los detalles, pero en cuanto se adentró a la habitación, Jonathan cerró la puerta y la acorraló directo a la pared, dejándola casi inmóvil, devoró con ímpetu los labios de Aline, tomándola de las muñecas, las puso detrás de ella misma mientras sentían su cuerpo comenzar a arder, evolucionando aquel beso al inicio de una noche inolvidable...

Jadearon casi al mismo tiempo, sonrieron con lujuria el uno al otro y él la llevó hasta el sillón, sentándose plácidamente la acomodó sobre sí mismo, haciéndola sentarse a horcajadas sobre él, subió la tela del vestido lo suficiente para hacerle sentir lo duro que se encontraba su miembro, desatando un incontenible jadeo en Aline, tomó el rostro del hombre y lo besó con una fuerza impresionante, haciendo pasar su lengua de la boca, al cuello y al inicio del pectoral.

Sus manos viajaron, Jonathan estrujó los muslos de la poliglota, ascendió más su tacto y llegó hasta ese hermoso culo que lo hipnotizaba perdidamente, amasándolo con fuerza, provocó aquel gemido que se había permitido disfrutar como ninguno otro, fijando su deseosa mirada en ella, le colocó de collar su gran mano sobre el cuello y la hizo mirarlo fijamente...

-Ali... - jadeó mientras sentía empezar a doler su duro miembro por contenerlo – Quiero pertenecerte, tanto como quiero que me pertenezcas...

No sabía si era el tono, las palabras o lo jodido que el hombre estaba por ella, pero la excitación que creció en Aline tras escucharlo, había sido irreconocible, su maldita voz era orgásmica, su tacto era feroz y sus ganas insaciables, lo tenía a su merced y ese era un placer inigualable.

El Placer De Un LinajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora