Capítulo 17 - Tres deseos

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Casi hacía un mes desde el cambio al horario de invierno y la noche estaba dispuesta a robar cada día unos minutos más de luz. Juanjo caminaba con pasos pesados por la acera mientras los últimos rayos de sol de la tarde luchaban por resistir en el cielo apagado de Madrid. El horario de invierno era deprimente. Aunque, quizás, había otra razón que provocaba la pesadumbre del maño.

Abrió la puerta del edificio y subió en ascensor hasta su piso. Le esperaba una tarde entretenidísima terminando decenas de ejercicios de Cálculo de Estructuras. Lo cierto es que el nombre de ma asignatura lo hacía sonar mucho más aterrador y complicado de lo que en verdad era, pero, entre la oscuridad que comenzaba a teñir el cielo y lo escaso de su ánimo, Juanjo prefería cualquier tipo de castigo medical antes que sentarse a terminar esas actividades.

—¿No notas a Kiki un poco rara?—fue lo primero que escuchó al atravesar la puerta de su piso. La voz de Ruslana provenía del salón. No le hizo falta adivinarlo, puesto que esta sala era la única que emanaba luz al pasillo de la entrada.

—¿A Kiki? Mmm... pues no sé, no me he fijado—la respuesta de Martin sonó distraída, poco convincente. Juanjo se rio entre dientes mientras se deshacía de su chaqueta. Pensó en las grandes dotes interpretativas del vasco y cómo en aquel momento brillaban por su ausencia. De cualquier modo, la pelirroja no pareció notarlo, puesto que continuó:

—Desde aquella vez que estuvo enferma varios días sin salir de su cuarto, apenas hemos hablado. ¿Tú crees que he hecho algo que le haya molestado?

El maño continuaba con su pequeño ritual de entrada, alargando cada uno de sus gestos para poder quedarse el mayor tiempo posible escuchando aquella conversación. Había dejado sus llaves en el recibidor y se estaba agachando para desatar sus cordoneras cuando la voz de Martin volvió a escucharse, esta vez sonando algo más decidida.

—Ni idea, la verdad. Yo la noto como siempre—el deje de normalidad que añadió a su tono lo hizo más convincente—Aunque quizás es solo que desde que estás con Omar pasáis menos tiempo juntas.

El salón de quedó en silencio. Juanjo no se molestaba en ocultar su presencia en el recibidor,  pero tampoco quería interrumpirlos. Él sabía muy bien lo que estaba pasando entre la ucraniana y la menorquina, pero la primera no parecía darse cuenta. De hecho, hacía varias semanas que no conseguían retomar la rutina de quedar todos juntos para tomar un café o unas cervezas a la salida de la universidad. Kiki hasta había estado rehuyendo los ensayos del musical durante un par de semanas, a pesar de haber conseguido uno de los papeles protagonistas, el de María. Cuando la morena retomó los ensayos, era evidente la tensión que rezumaba el ambiente, más cuando ambas amigas tenían que compartir escena, puesto que Abril le había dado a la pelirroja el papel de Anita. Pero Ruslana vivía tan inmersa en su reciente casi algo con su compañero de piso que parecía estar completamente desconectada de la realidad y no haberse dado cuenta de nada.

—Puede ser. Le voy a decir que hagamos algo las dos, no quiero que se sienta desplazada.

—Ehh... genial! Seguro que le encanta la idea...

Juanjo tuvo que reprimir una carcajada que hubiera evidenciado que llevaba casi dos minutos escuchando una conversación que no era de su incumbencia. Realmente Ruslana no sabía nada y  a Martin le estaba costando mantener su pose de que él tampoco era consciente de lo que estaba pasando. Ni siquiera su gran talento como actor le estaba ayudando en aquel momento.

El maño se calzó sus zapatillas de estar por casa, dejó sus zapatos dentro del zapatero y se dispuso a saludar brevemente a las dos personas que estaban en su salón y continuar caminando hasta su cuarto para terminar su tarea lo antes posible. Cuando pasó por la puerta del salón, giró la cabeza para saludarlos con un gesto de la misma y siguió caminando, pero la voz de Ruslana gritando su nombre resonó en el pasillo. Se vio obligado a retroceder sobre sus pasos y, al menos, hacer acto de presencia. Aunque su presencia fuera tácita y durara alrededor de 2 minutos.

¿Quién es ese Juanjo? Where stories live. Discover now