Capítulo 29: Desconfianzas

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El Refugio había sido un hervidero de gente en los últimos tiempos y Christian estaba exhausto de tanto trabajo de recibimiento

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El Refugio había sido un hervidero de gente en los últimos tiempos y Christian estaba exhausto de tanto trabajo de recibimiento. Los magos azules habían llegado a los pocos días de volver de la Ciudad de los Dragones y había habido que crear un espacio especial para ellos, ya que no podían vivir en ninguna de las casas convencionales del Refugio. Christian había tenido la idea de convertir uno de los campos de entrenamiento en una enorme piscina, con cientos de metros de profundidad, para que los magos azules pudieran encontrar un lugar confortable donde vivir. Así, el mismo Christian, con la ayuda de unos cuantos magos más, había estado toda una mañana pronunciando un hechizo que creara aquel espacio. Pero, por si eso fuera poco, también los magos rojos habían acudido y, con ellos, sus enormes dragones. Sin embargo, esto no supuso tanto esfuerzo, ya que se acordó que los dragones usarían las laderas de las montañas del Refugio, al igual que usaban las de su ciudad.

De esta manera, el Refugio, por primera vez en mucho tiempo, estaba a rebosar de gente. Los campos de entrenamiento estaban ocupados prácticamente las veinticuatro horas del día, con cientos de soldados desesperados por mejorar sus técnicas de lucha. Las casas parecían puntos de encuentro donde los viejos amigos intercambiaban sus noticias y hacían llegar mensajes de familiares lejanos. El Caldero de Madera estaba siempre rodeado de gente festejando e intentando huir de la cruda realidad de la guerra.

De acuerdo a las instrucciones dadas por Verónica, los magos del Refugio se estaban preparando como nunca para enfrentarse a los magos negros en el Cañón de Kola.

Los Magos Sabios, que era como llamaban a aquellos encargados de probar nuevos hechizos y nuevos tipos de magia, trabajaban sin demora en la búsqueda de conjuros que les permitieran hacer lo que los magos negros hacían, pero esto parecía imposible. Por lo que experimentaban, tan solo la magia negra era capaz de hacer algo así. De alterar la realidad hasta tal extremo. La manera en la que se aparecían y desaparecían parecía imposible, parecía incluso escapar a las leyes de la magia. Verónica no proporcionaba respuestas al respecto, alegaba que Kadirh seguía sin confiar del todo en ella y por eso seguía sin tener detalles concretos sobre ese tema:

—No sé nada al respecto, Chris. Es cosa de Daniel, el tercero al mando de la Orden Negra. Es un investigador muy bueno y dirige una sección que llamamos Avances Mágicos, algo parecido a vuestros Magos Sabios. Habrá dado con la clave para conseguir este tipo de apariciones, pero yo no la sé, porque no me han confiado ese conocimiento.

Algunos de esos magos se plantearon la posibilidad de usar pequeñas cantidades de magia negra, por si fuese algo que solo se consiguiese de ese modo. Los más osados, incluso, propusieron que fuese Verónica la instructora en la misma. Pero Christian denegó la petición:

—Si usamos la magia negra, poco a poco nos convertiremos en lo que ellos son. Debemos encontrar la manera de vencer usando lo que nosotros somos, porque si nos abandonamos, si nos rendimos en lo que nos define, el bien, no tiene sentido seguir con esta lucha.

Hielo violetaWhere stories live. Discover now