4

20.3K 1K 157
                                    


    Regresamos a casa sin hacerle caso a lo que pasó minutos atrás, estacionó el auto y volvió abrirme la puerta, salí y entré rápidamente a la casa, cuando ella lo hizo subió rápidamente a su habitación, empecé a preparar el almuerzo y luego de unos minutos ella bajó con una ropa mas cómoda y se sentó en el sofá, la miré.

—¿Vas a comer? —Ella me miró y asintió en respuesta. —Serví dos platos con espaguetti y salsa boloñesa, me senté a su lado. —¿Cuando estará lista? —Tenía que entablar una conversación antes de que todo se tornara mas incomodo, sobretodo por mis pensamientos, y la curiosidad de saber los de Lauren.

—¿Que? —Respondió mientras comía.

—La construcción. —Hizo una cara de confusión.

—No creí que te interesaba tanto, o que le dieras mucha importancia —Reí y bromeé con ella.

—Para que veas, quizás deje el baile y estudie Arquitectura —Su cara se tornó seria.

—Nunca hagas eso, no dejes lo que te apasiona. —Y aquí volvemos a lo mismo pensé.

—Solo estaba bromeando contigo —Rodé los ojos.

—Bueno con ese tema no lo hagas, sabes que me encantaría verte bailar algún día. —Se me ocurrió una loca idea pero decidí hacerlo.

—¿Que tal si me acompañas? Hoy en la tarde puedo hacer un pequeño ensayo —Sonrió.

—¿De verdad? ¿No habrá problema con eso? —Negué con la cabeza.

—No para nada, que me dices, ¿quieres? Si no, te puedes quedar aquí hasta la noche completamente sola. —Coloqué una leve sonrisa maliciosa.

—¿Me estás jugando con la misma moneda? —Recogí los platos y me dirigí hacia la cocina.

—Dicen que no es trampa. —Reí.

—Esta bien iré, no te mentiré, me muero de ganas por verte. —Me dijo aún desde el sofá.

—Aviso, no vas a ir a verme hacer twerk, es Ballet —Se le salió una fuerte carcajada y asintió resignada.

[...]

    Lauren se sentó y me vio hacer un calentamiento de una hora, cuando me fui a cambiar, pensaba en lo avergonzada que estaba, ¿como la pude invitar a solo verme sujetada de un tubo haciendo ejercicios? O haciendo frases por todo el lugar, con alguien tocando el piano y una señora de cincuenta años gritándome para que lo hiciera bien, esto había sido un gran error.

    Al salir, logré verla y cabizbaja me acerqué a ella.

—Lauren lo siento, no fue mi intención, pensé que hoy ensayaríamos para el recital de otoño pero como vez me equivoq..—Se acercó y sacó unas de sus manos detrás de su espalda mostrando así, una rosa. —¿Que es esto?

—No sé mucho de esto, pero si he visto que a las bailarina le regalan rosas después de bailar —Sonreí.

—Lauren yo no bailé, solo calenté y practiqué algunos pasos y técnicas —Recibí la rosa.

—Pero sigues siendo una bailarina, que no merece solo esta rosa, si no miles, y no las trajes por que obviamente no cabían en el auto —Sonreí y le di un fuerte abrazo.

—Gracias... —Le susurré en su oído.

—¿Que tal si vamos a cenar? —Me preguntó volviéndonos a ver frente a frente, la miré picara.

—¿Me estas invitando a una cita? —Sonrió agachando su cabeza.

—Bueno como usted quiera mi hermosa bailarina. —Me ofreció su brazo y me aferré a su agarre.

[...]

   Llegamos a casa y subí rápido a cambiarme para ir a cenar con Lauren, ¿cenar con Lauren? Eso se escuchaba tan lindo, mas aún de que ella me lo había pedido, su hermoso detalle de la rosa, la cual coloqué encima de mi peinadora en un lindo florero, simplemente sabía como acercarse a mi, pero, ¿de qué manera lo estaba haciendo? En un plan de ser amigas y conocernos mejor por nuestra actual convivencia, o ¿quería intentar algo conmigo? No, la segunda idea era completamente ridícula, Lauren sabía que estaba comprometida, y yo sabía que respetaba eso, al menos eso pienso. Mi celular comenzó sonar. Shawn, suspiré y atendí.

—¡Habla Camila!

—¿Me estas regresando lo de la otra vez? —Respiré hondo.

—¿Que tal Shawn? ¿Como te va por allá?

—Ningún, hola amor, ¿como te va en tu grandioso trabajo en París? —Usó un tono muy creído, el cual empezó a colmarme la paciencia.

—Te trato así, porque ni una sola llamada desde que te fuiste hasta ahora,  simplemente actualizas todas tus redes sociales con fotos maravillosas, parecieras que estas de vacaciones y no "trabajando" —Hice comillas con mis dedos, así él no pudiera verme, pero usé un tono de voz especifico para que se entendiera mi punto.

—¿Cual es la agresividad? No estoy de vacaciones, te lo dije, pero tampoco es que voy aburrirme aquí, tengo que conocer el lugar, sabes... Para cuando vengamos te daré un tour —Resignada ya quería acabar la llamada.

—Si como quieras Shawn... —Su voz cambió a un tono alto y grosero.

—¡Ay ya Camila! No voy aceptar esto, te llamo y te colocas como una niña de cinco años, un día te traeré y pasearas todo lo que te de la gana. —También alcé mi voz.

—¿Sabes que? ¡Púdrete! No quiero saber de ti, ya no quiero conocer París y ninguna parte del mundo contigo, sigue disfrutando tus malditas vacaciones. —Corté, lo ultimo que pude oír antes de hacerlo, es que decía otra vez mi nombre —Bajé las escaleras rogando de que Lauren no haya  escuchado nada, aunque era imposible, me alteré tanto que se tuvo que escuchar de alguna manera, ya no tenia ganas de ir a cenar, la rabia que me hizo agarrar ese imbecil, provocó que se me quitaran las ganas de todo, no quería ser mal educada. 

   Al verla me sonrió.

—¿Estas bien? —Asentí con una media sonrisa. —¿Segura? Si quieres nos quedamos aquí y podemos ordenar algo. —Con eso que me dijo, deduje de que si me había oído, sabía que yo no estaba bien.

—¿No te molestas? —Sonrió.

—Para nada.. —Se acercó y me dio un beso en la frente, para luego abrazarme fuertemente, el cual respondí de la misma forma, me sentía segura en sus brazos.

*****

Mi hogar es Contigo | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora