Epílogo

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   Mi vida era tranquila para todo lo que había pasado, sinceramente no me quejaba, habían pasado seis años, desde que empezamos de nuevo donde todo comenzó, Camz era profesora de Ballet, yo seguía trabajando desde casa, y una que otra vez iba a las obras, mi trabajo era mas de lo mismo, lo que llenó más nuestras vidas fue la llegada de Susan y Damian, unos niños increíbles, Susan estaba ya en clases de Ballet, y lo que hacia era bailar por toda la casa todo el día, Damian tenía apenas dos años pero también tenía lo de querer bailar. 

—Creo que debemos tener otro hijo —Camila me miró con sus ojos abiertos de par en par.

—Pensé que ya no queríamos más. —Reí un poco —¿Y eso?

—Me encanta que mis hijos tengan en la sangre lo de su madre, que es bailar, pero cuando sean grandes quisiera hablar con unos de ellos algo que no sea baile, no me mal entiendas —Camila sonrió.

—Susan está entregada con sus ensayos, tanto así que me impresiona —Me senté en la mesa tomando una manzana y dándole un pequeño mordisco. —No me digas que quieres que Damian sea como tu. —Ladee algo mi cabeza. 

—Esa es la idea, pero no me importaría estar toda mi vida en teatros, viéndolos bailar a todos —Se acerco a mi y me dio un ligero beso.

—Están pequeños aun, cuando sean adolescentes pueden cambiar de opinión así que tranquila.

[...]

   Terminé yendo a verlos  a bailar, Susan eran una gran bailarina, Camz ya no daba clases, me dijo que ya estaba cansada, quería quedarse en casa conmigo, por otra parte Damian era bailarín de contemporáneo, en sí tenía mucho talento, no creo que hubiese sido bueno en otra cosa.

—Mamá iré a las audiciones para el musical de verano —Camila la miró con cara de no estar muy animada.

—Pensé que querías ir a las de broadway, tu hermano viajará la semana siguiente para New York —Las veía desde la mesa, vi la cara de Susan como queriendo decir algo, pero Camila no la dejaba hablar, decidí intervenir.

—¿Que pasa Susan? —Me paré dirigiéndome a ella. —Camila estaba algo alterada.

—No te metas Lauren. —La miré con el ceño fruncido. 

—Un momento Camila yo también soy su madre, yo he pagado todo, sus zapatillas, sus vestuarios, sus viajes, sus peinados y maquillaje, y sé que no sé mucho de eso, pero no entiendo... —Miré a Susan —Ibas a viajar con tu hermano y vienes a decir que te quedarás aquí para, ¿seguir en los musicales de verano? —Pasó una mano por su cabello.

—Mamá, ¿podemos hablar en privado? —Camila se levantó y Susan la detuvo. —Hablo de mamá Lauren —Camila la miró disgustada.

—¡Esto es increíble! —Gritó yéndose del lugar.

  Llevé a Susan al jardín y nos sentamos en el césped.

—Ahora sí, ¿dime que pasa? —Suspiró un poco.

—Estoy enamorada mamá y no quiero dejar a esa persona —Me sentí algo molesta pero no lo demostré.

—¿Y vas a abandonar tu sueño por amor? —Pregunté tranquilamente.

—Es que no entiendes. —Al decirme eso pensé lo peor.

—¡No me digas que estás embarazada! —Me exalté y ella me detuvo para que no me levantara.

—¡No mamá! Lo que pasa es que... —Empezó a tartamudear.

—Habla hija, estoy aquí para entenderte. —Comenzó a llorar.

—Es una chica. —Me quedé sin palabras..

—¿Estás enamorada de una chica? —Asintió con lagrimas  —¿Y eso que tiene? 

—Ella también es bailarina y las dos tenemos miedo del que dirán —Reí. —Mamá no te rías, es en serio esto.

—Lo siento, pero de verdad te da miedo del que dirán, ¿en estos tiempos? —Volvió asentir.

—El miedo que nos da es que no nos acepten por ser lesbianas. —Mi hija me acababa de confesar que era lesbiana, bueno tampoco es que me afectara mucho, pero por lo visto a ella si, es un proceso difícil a su edad. 

—Verás, la persona que te puede dar el mejor consejo del mundo es... —Me interrumpió.

—Mi mamá Camila lo sé. —Se levantó secándose las lagrimas y entró de nuevo a la casa.

   Después de una hora Camila salió y se sentó a mi lado con una sonrisa.

—Nuestra hija enamorada. —Asentí.

—Pues sí...  ¿Que te dijo? —Se recostó de mis piernas.

—Viajarán, los tres.

—Esta chica, ¿también viajará? 

—Parece que sí. —Nos quedamos toda la tarde en el jardín.

[...] 

  Fuimos a dejar a los chicos al aeropuerto.

—Damian,  ¿tienes todo? —Dije bajando sus maletas.

—Si, mamá tranquila —Sonreí.

—Bien, ¿donde está tu hermana? —Pregunté entrando al aeropuerto.

—Creo que fue con mi mamá a buscar a su novia. 

—¿Ya son novias? —Él asintió, nos sentamos a esperar la hora del vuelo.

—Oye mamá... —Lo miré.

—¿Que pasa? —Se arregló para estar en frente de mi.

—Lo siento. —Me extrañé.

—¿Por que? —Dije sujetando su rostro.

—Por no ser ingeniero o arquitecto como tú, pero tienes que entender que esto es lo que me gusta. —Sonreí a medias mirándolo.

—Lo entendí hace mucho. —Sonreímos y nos dimos un abrazo.

   Llegó Camila, junto a las chicas, noté a Susan sudada, agarrando la mano de la chica que la acompañaba.

—Mamá esta es Samanta —Miré a la chica y le sonreí.

—Un placer conocerte. —Dije amablemente.

—El placer es mío —Miré a Camila y ella a mi, como aprobando a la chica, me quedé tranquila.

—Por favor cuida a mi hija —Miré a Damian —Y tu, cuídalas... 

—Lo haré.

     Su vuelo salió y cuando nos íbamos a casa, Camila sacó dos pasajes mas..

—¿Que es eso? —Tomó mi mano.

—¿Que tal si nos damos un merecido descanso? —Sonreí.

—¿A donde vamos? —Me sonrió.

—A bailar y a construir cosas.

*****


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