𝟎𝟒

976 92 4
                                    

En el taller de Safar, Isabella a duras penas se quedaba de pie, la magnitud de los golpes la hacia caer poco a poco, mientras qué Adam la ayudaba a no caerse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En el taller de Safar, Isabella a duras penas se quedaba de pie, la magnitud de los golpes la hacia caer poco a poco, mientras qué Adam la ayudaba a no caerse.

—¡Ahí están, el desastre!—dijo Safar apenas llegaron.

—Perdonanos, ¿Si?—le dijo Ramsey.

—Le conseguí una invitación para la fiesta más exclusiva en Abu Dhabi.

—Safar...

—No, no—Isabella se quejó de los golpes—.Robaron el auto del principe, y brincaron entre dos edificios.

—De hecho tres edificios— dijo Brian.

—¡Oh! Dos insulto, tres honor—Adam sostenía a Isabella al sentir que podía caerse de nuevo—. Perdón.

—¿Te sientes mal?—susurro Adam.

—No, solo es dolor en las costillas— murmuró Isabella.

—Vaya, vaya—todos escucharon la voz del señor don nadie—. A decir verdad, tiene una interesante interpretación de la discreción, señor Toretto. Creí qué teníamos un acuerdo.

—Aveces hay que jugar la carta qué te dan— respondió Toretto.

—Por eso prefiero señor Miller— el señor miró a Safar—. Buenas Noches.

—¿Ah? Me hechan de mi propio taller, gracias.

—¿Puedo?— preguntó el señor refiriéndose al chip.

—Brian—el rubio se acercó, y le entregó el chip. Algo debían admitir, qué ambos O'Conner no confiaban en nadie, y es por éso qué Isabella sabía que su padre no confiaba mucho en el hombre de traje.

—Tanto por está pequeña cosa- el señor miró el chip—. Con todo respeto, Dominic. Hiciste un trabajo atrás, todos los hicieron, y ahora todos mis hombres están preparados a tu totalmente disposición— el señor le entregó de nuevo el chip a Toretto—. Tú dices.

—Ramsey—la morena se acercó—. Activalo, y encuentrame a Shaw.

Isabella se deshizo del agarre de Adam, cuando de nuevo sintió sus piernas temblar.

—¿Isabella?—preguntó su amigo.

—Necesito caminar—murmuró, cuando todos la miraron. Pero sus piernas le fallaron de nuevo mientras cerraba sus ojos, cuando Dominic la atrapó en sus brazos rápidamente

—¿Preciosa?— Isabella no respondía—. ¡Brian!

El rubio se acercó a ella, y le empezó a tomar el pulso.

—El pulso es débil—Brian, y Dominic la recostaron en una cama. Todos miraban preocupados al ver qué la jefa no respondía—. Tiene varios golpes en su cuerpo, debemos llevarlo a una hospital.

—No se preocupe señor O'Conner— habló el señor—. Mis agentes pueden llevarla al mejor hospital, solo uno de ustedes puede acompañarla.

—Yo iré—habló Adam, y Brian asintió agradecido.

𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐓𝐎 𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐈𝐍𝐆 | 𝗗𝗼𝗺𝗶𝗻𝗶𝗰 𝗧𝗼𝗿𝗲𝘁𝘁𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora