::Cap 50:: Preguntas Ingenuas

75 7 0
                                    

Ese mismo día Alex y yo tomamos nuestras cosas y rápidamente salimos de la habitación para encontrarnos con Shaan quien nos llevaría, por fin, a nuestra libertad.
A pesar de que la desición de escapar ya estaba tomada aún sentía culpa de dejar todo lo que conocía atrás para embarcarme en algo nuevo, admitiendo que me daba mucho miedo.
- Te das cuenta Alex que si logramos traspasar la frontera, todo habrá cambiado para nosotros?
- Pero habrá cambiado para mejor - Me tomó de la mano para luego entrelazar nuestros dedos.
- Eso espero cariño, eso espero.
- Solo debemos confiar, te amo.
Una de las cosas que más me gustaban de Alex era su capacidad de verle a todas las cosas su lado bueno, aunque estas no tuvieran solución.
- Mañana es el gran día aunque dudo que alcancemos a llegar a Austin a tiempo - Después de eso no dijo nada más dándome la idea de que, tal vez, se tenga que suspender nuevamente nuestro matrimonio.
- Que pasó, por que trae esa carita, dije algo malo? - Colocando su mano bajo mi mentón haciéndome levantar la mirada.
- Elimina todo esos malos pensamientos de tu cabeza, desde ahora todo será felicidad para nosotros - Besando suavemente mis labios haciéndome sonreír levemente lo que hizo sentir seguro estando a su lado.
En el momento en que pudimos cruzar la frontera supe que sería el comienzo de nuestra propia historia.
- Hasta acá los acompañaré desde ahora seguirán solos, mucho éxito en todo y espero no verlo por estos lados su alteza - Nos decía Shaan antes de despedirse de nosotros.
Le agradecí por todo lo que había hecho por nosotros, esa fue una triste despedida pero Alex y yo debíamos continuar.
- Que sigue ahora?
Alex estaba insualmente callado y cuando eso ocurría normalmente era porque algo estaba planeado.
- Mi amor relájate que yo me encargaré de todo, tu solo disfruta - Me dio un corto beso en los labios y partimos a nuestro próximo destino.
Después de llegar a Dublín, pensé que tomaríamos otro vuelo con destino ya a Texas en Estados Unidos.
- A que hora será nuestro próximo vuelo? - Pregunté Ingenuamente
Donde nuevamente Alex me demostró que algo escondía bajo su maliciosa sonrisa.
- Te acuerdas cuando tu mama me pidió que buscara un hotel?
Extrañado, lo quedé mirando para tratar de entender que es lo que tenía que ver lo que me estaba preguntando a lo que yo quería saber.
Al parecer cuando se encontraba buscado un lugar donde alojarse siempre estuvo en sus planes irse conmigo a algún lado, lo que justo coincidió con este plan de escape, sin embargo, aún no entendía nada.
- Estuve buscado en internet y encontré un hermoso lugar aquí en Irlanda que se seguro te encantará.
- Yo pensé que nos iríamos lejos de aquí.
- Yo también lo pensé pero nosotros necesitamos un momento a solas, unas vacaciones o quizás una luna de miel adelantada, ya que tal vez, no tengamos una.
En eso, Alex tenía razón, casi no hemos estado solos ni tranquilos en mucho tiempo y es cierto, lo necesitábamos.
- Entonces, sorprendeme.
- Confía en mí - Tomó de mi mano juntos corrimos hasta nuestro siguiente vuelo.
Le dije que a pesar de todo siempre confiaba en él porque sabía que nunca me iba a defraudar.
Sin saber a donde me llevaba, en cuanto llegamos al pequeño aeropuerto, ya estaba deslumbrado con los hermosos paisajes que este lugar nos ofrecía, todo era verde, rodeados de montañas, lagos y ríos. Y eso tan solo era el camino porque en cuanto llegamos al hotel todo era aún más hermoso.
Varías veces tuve que pelliscarme para darme cuenta de que no estaba soñando y que esto era cien por ciento real.
- Cuando vi este lugar en Internet no me imaginé que sería tan bonito y lo verde de este lugar combina con tus ojos, te amo.
No sabía como reaccionar ni que decir, estaba sorprendido. Él debía amarme demasiado como para darme tan increíble regalo.
Muchas veces me sentía no merecedor de esto y se lo dije muchas veces e incluso con lágrimas en los ojos.
- No digas esas cosas, bebé, tu mereces esto y mucho más, no me arrepiento de haberme enamorado de ti.
Después de instalarnos en nuestra habitación decidimos salir a caminar y a conocer ese lugar al que nos habían sugerido ir, llamado la roca de los deseos donde, si te sentabas tus deseos se cumplirían. Por lo general soy muy escéptico a estas cosas pero Alex claramente creía en todo y no dudo en pedir para nuestro mayor sueño de casarnos pudiera volverse realidad.
- Y tú que vas a pedir mi amor?
- Nada, todo lo que quiero ya lo tengo y eres tú y voy a luchar para que lo nuestro funcione.
- Va a funcionar y pronto podré decir que eres mi esposo, confía en mí.
Después de eso ambos nos quedamos en silencio sentados en dicha roca mirando hacia el pequeño arrollo, pensando en nuestro futuro.
- Amor, hay algo que debo confesarte, ya que no escogí este lugar a la ligera te traje a esta pequeña isla con la intención de que aquí podamos bendecir nuestras argollas y pedirte matrimonio como se debe y dime Henry, te quieres casar conmigo? - Arrodillándose frente a mi con un hermoso anillo de oro blanco.
- Por supuesto que si - Gritando euforicamente.
Y al mismo tiempo ambos nos dijimos "te amo" por lo que ya no cabía más felicidad en mi corazón.
Después de eso decidimos regresar al hotel ya que se estaba haciendo tarde y para el día siguiente teníamos muchas actividades programadas.
Entre ellas ir al famoso acantilado con hermosas vistas hacia el mar donde nos tomamos unas fotos muy hermosas, sin embargo, Alex me pidió que porfavor no las publicara y aunque le hice caso en eso, en ningún momento sentí que tampoco podía enviarlas y confiado se las envié a Bea para contarle lo bien que lo estaba pasando en esta luna de miel adelantada.
Lo que sin saberlo, traería grandes consecuencias.
Al tercer día de nuestras vacaciones y el que parecía ser otro día perfecto se convirtió en una condena para nosotros cuando alguien golpeo a nuestra puerta.
Lo cual, por supuesto, nos despertó y lo primero que hizo Alex fue preguntarme si había pedido servicio al cuarto.
- No, claro que no.
Me pidió que me quedara en donde estaba mientras él averiguaba quien estaba golpeando un domingo a las ocho de la mañana.
- Henry, puedes venir un poco? - Se le escuchaba nervioso.
Cuando me asomé a la puerta no podía creer lo que estaba viendo, Tommy y varios miembros de la seguridad de la monarquía británica estaban ahí parados donde Alex y yo no sabíamos que hacer solo mirarnos.
- Buen intento señor pero lamento decirle que su luna de miel tendrá que ser suspendida y regresar a Londres con nosotros.

¿Acaso Dije Que Sería Fácil?Where stories live. Discover now