Capítulo 7

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La rubia llegó a su habitación y sacó la carta arrugada de su bolsillo, le agradecia al cielo que tanto Yoko como Divina se habían olvidado de la carta, la abrió y no pudo evitar sacar un risita mientras su corazón empezaba a bombear fuertemente.

" El azul de tus ojos no se compara con el del mar, ya que son más brillantes y hermosos que agradezco ser yo las que los pueda disfrutar "

Sé que es corto, pero no tenía tanta inspiración.

Merlina.

La rubia había extrañado las cartas de la pelinegra, pero tenía que hablar con Merlina y decirle que tenían que dejar esto.

Sí, eso haría, tenía que hablar con la pelinegra ahora mismo.

- ¿A dónde vas, Enid? - preguntó su madre viendo como la rubia había bajado rápidamente las escaleras y se había puesto su chaqueta para después tomar las llaves dispuesta a irse.

- Voy a ver a Merlina, mamá - informó la rubia.

- Me alegra que sigan siendo grandes amigas - dijo Esther mostrando una sonrisa sincera en su rostro - ¡No vuelvas tan tarde que mañana tienes clases!

- Sí, madre - gritó Enid para después irse.

- Merlina está en su habitación- dijo Pericles dejando entrar a la rubia a la casa.

La pelinegra se encontraba perdida en sus pensamientos, se suponía que iba a empezar a organizar sus cosas para el siguiente día, pero se le había hecho casi imposible al no parar de pensar en lo que dijo Enid; la había llamado acosadora.

Merlina admitía sus sentimientos por Enid, mas no era capaz de expresarlos y mucho menos era capaz de acosar a la rubia por su enamoramiento.

Pero sintió una fea opresión en el pecho al oír esas palabras de la rubia.

- Merlina ¿Podemos hablar? - preguntó una voz haciendo que Merlina salga de sus pensamientos y gire para ver a Enid parada sobre el marco de la puerta.

- Estoy ocupada.

- Será sólo un poco, necesitamos aclarar las cosas - dijo la rubia.

- Vamos al jardín - ofreció Merlina.

- No se por donde empezar - dijo la rubia rascándose la nuca.

- ¿Por qué me llamaste acosadora?

- No podía decirles que eras mi amiga.

- ¿Por qué no?

- Tengo una reputación que mantener. Lo que me lleva al otro punto que quería conversar contigo: no quiero que me envíes más cartas - aquellas palabras hicieron una grieta en el corazón de Merlina.

- ¿Eso es todo? - preguntó la pelinegra, no quería mostrarse débil y mucho menos vulnerable.

- No quiero que me hables y mucho menos que le digas a las personas que una vez fuimos amigas, desde ahora seamos únicamente conocidas.

- Si es lo que quieres, está bien - dijo Merlina mientras sentía como sus ojos empezaban a cristalizarse.

- Sólo era eso.

- Está bien, si eso era para lo que me buscabas - dijo Merlina sacando una hoja del bolsillo de su short - Toma, ya sé la respuesta, no tienes que decirla.

Enid la leyó y quedó sorprendida.

" Eres como una rosa: tan hermosa, pero peligrosa.
Eres como una estrella, aunque brilles más que ella.
Eres como un poema: tan encantador y a la vez abrumador.
Eres la que me roba más de un suspiro, sin siquiera saberlo.

Eres tú la que me enamoró, sin siquiera quererlo.

¿Es recíproco? "

- Tengo novio - dijo Enid haciendo que la última pisca de esperanza que quedaba dentro de Merlina se desvanezca.

- Bien - dijo Merlina - Ya sabes dónde está la salida, puedes irte cuando quieras.

Al llegar a su habitación Merlina se tiró sobre su cama y dejó que la lágrimas que tanto le había costado retener mientras estaba frente a Sinclair, al fin salieran.

Le dejaría de mandar cartas a Sinclair, no claro que no, pero en vez de dárselas de frente se las dejaría en su casillero.

En eso entró a su teléfono una llamada de Ian.

- ¿Ya te le declaraste? - preguntó el rubio, Merlina le había dicho que el primer día de preparatoria iba a confesarse y queria saber si al fin podría decirle a la pelinegra; cuñada.

- sí

- ¿Entonces ya te puedo decir cuñada?

- Me rechazó - susurró Merlina.

- ¡¿Qué mi hermana hizo qué?!

AceptaciónWo Geschichten leben. Entdecke jetzt