La cruda verdad (Parte 1)

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Su preocupación era muy evidente en su mirada.
Más temprano esa mañana había visto a su hija muy decaída luego de desaprobar la prueba genin, por tercera vez. Sabía que a Naruto se le complicaba mucho las técnicas de la academia, después de todo era una Uzumaki, una chica con grandes cantidades de chackra en su cuerpo.

Cuando llego de la academia venía llorando y con sus ojos rojos, tal cual como sería una bestia, decidió no molestarla o alterarla más de lo que ya estaba, ella necesitaba su espacio esta vez.

Ahora se daba cuenta que su hija no estaba en casa, que había desaparecido y junto a ella el pergamino de sellos. No se necesitaba ser un genio para conectar los puntos claves, Naruto había robado el pergamino de sellos, la cosa era ¿Porqué lo robó?.

Con la ayuda de barios ninjas, comenzaron a buscar con desesperación a la niña de cabellos rojos con puntas doradas.

***

Su mirada era nostálgica mientras veía el techo de su departamento.
Perdido en sus recuerdos más amargos de cuando su vida estaba en el punto más oscuro, de cuando el Kyubi atacó la aldea de la hoja, de cuando sus padres dieron sus vidas para proteger a su pueblo.
Por eso odiaba en un principio a su alumna hiperactiva, el fue uno de aquellos aldeanos que guardaban mucho rencor hacía el demonio que habitaba en el cuerpo de la infante, uno de aquellos que creían que Naruto era la misma bestia que atacó sin piedad la villa.

No pudo seguir recordando su crudo pasado, pues el fuerte golpe en su puerta lo hizo despertar de un sueño vivido.

-¿Que pasa?-

Se le notaba confundido cuando vio a su compañero de trabajo, totalmente agitado y cansado, en las puertas de su departamento.

-¡Hay que ir a lo del Hokage! Parece que Naruto... ¡Se robo el pergamino de sellos!-

Habló con rapidez mientras lo miraba con seriedad. La sorpresa y preocupación era evidente en su mirada, tensando su cuerpo con brusquedad.

***

-¡Ya fue suficiente! ¡Esta vez es imperdonable!...-

Los fuertes gritos de los ninjas enojados aturdirían a cualquiera en la aldea.
Todos estaban reunidos alrededor del Hokage y del Hatake, quien se mostraba molesto, por el griterío, y una gran preocupación por la seguridad de su niña.

-¡Tu la criaste, Kakashi! ¿tan malo fue tu papel de padre que hasta la mocosa demonio es una ladrona?-

La sangre del peli-plata hervía de rabia al escuchar lo que dijeron sobre la crianza de su hija.
El sabía de antemano que no había echo un gran trabajo de padre, básicamente porque era un niño cuando decidió encargarse de ella, pero tampoco creía que la allá criado tan mal. Había algo que no cuadraba en ella nunca robaría y mucho menos un pergamino de sellos.

Antes de que el Hatake pudiera decir o hacer algo, pero se quedo callado cuando por fin el Hokage tomo cartas en la discusión.

-Cálmense todos. Ya paso más de medio día desde que Naruto desapareció con el pergamino de sellos. Deberán buscarla de lado a lado, de abajo a arriba, en cada rincón de la aldea. Todos sabemos las habilidades de Naruto, así que saben a que se enfrentan-

La voz seria y tranquila del Hokage trajo algo de paz, o mejor dicho orden, entre las filas shinobi. Dispersándose, todos los ninjas fueron a buscar a la Uzumaki-Hatake. 

***

Su chackra estaba casi agotado, pero valía la pena ya que ya se había aprendido un nuevo jutsu, uno nuevo a su arsenal. 
Todo su cuero estaba lleno de heridas, rapones y moretones, toda su ropa estaba sucia, su cabello estaba desaliñado y sucio, demostrando todo su trabajo y esfuerzo que hizo para aprender el jutsu. 

Criada por El ninja que copiaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum