Prueba: El perdedor de vuelta a la academia

97 9 0
                                    

Ya conocía a su padre y ya sabía que llegaría tarde, esa era la costumbre que compartían ambos, al vivir en la misma casa, la pelirroja no se molesto en despertarse tan temprano o seguir los concejos de su papá.
Eran las seis y media de la mañana, Naruto apenas se estaba despertando, frotandose los ojos intentando quitar el sueño que tenía, bostezando y abrazando una almohada con cansancio, mientras se estiraba un poco.

Salió de su habitación arrastrando sus pies, dirigiéndose a la cocina en busca de alimento, no le importaba lo que allá dicho su padre, al fin y al cabo nunca le hacia caso.

Comenzó a comer un desayuno simple, pan tostado y leche, empacando dos manzanas por si le daba más hambre luego. Aún con cara de dormida, y ganas de dormir, llego al baño dispuesta a ducharse.
Como era su costumbre, desde pequeña, agarro la ropa de su padre cuando esté era un niño, obviamente les hizo un par de cambios fácil pero bueno, su papá no le hacía ni decía nada, no se molestaba para nada.

Preparando sus cosas para la pelea que tendría con su sensei, no habían peleado desde que la pelirroja tenía nueve años.
Llevando con kunai, shuriken, hilo ninja y su armas favorita, regalada por su padre, el cual pertenecía a su abuelo Sakumo Hatake. Una pequeña espada de filo blanco.

***

Ya estaba llegando al campo de entrenamiento, donde estaban esperando Sakura y Sasuke debajo un árbol, quejándose y bastante adormilados.
La niña rió levemente divertida y burlona, eran las ocho de la mañana y no había ni rastro de su padre, pero eso ya era costumbre y, raramente, no estaba enojada. Eso hasta a ella le sorprendió.

Se acercó a ellos con tranquilidad, sonriendo amablemente. Ambos, la Haruno yel peli-negro, estaban molestos, tanto por la tardanza de su sensei como por la de Naruto.
A diferencia de ellos, la Uzumaki-Hatake estaba radiante, tranquila y perfectamente despierta.

-Supongo que no desayunaron-

Su voz sonaba calmada y tranquila, sonriendo levemente, mientras se balanceaba hacia delante y atrás. Estaban a punto de hablar cuando una bomba de humo apareció de la nada en el campo, al fin había llegado su sensei, luego de tanta espera.

-Bueno, empecemos-

Dijo suavemente y con una sonrisa de ojito, pero cuando noto como venía vestida su hija, sonrío con melancolía, era igual que como vestía el a su edad, solo que con un poco de diferencia.

-Llegas tarde-

Reclamaron los tres chicos, Sasuke y Sakura molestos y, Naruto sonriendo calmadamente.
Kakashi sonrío con su ojito feliz. Sacó un reloj cronómetro de su mochila, dejándolo arriba de un tronco, programandolo con aburrimiento y desinteresado.

-Esta programado para las 12. Tengo dos cascabeles, tienen que quitármelos antes del mediodía. Los que no consigan uno para antes de que suene la alarma, se quedan sin almorzar y encima los voy a atar a esos troncos y comer frente a ustedes.-

Sonrío con su ojito al ver las reacciones de sus alumnos. El estómago de la Haruno y el Uchiha rugieron, reclamando alimentos mientras su hija estaba sonriendo calmada.

-Solo necesitamos esos cascabeles, 'ttebayo-

Sonriendo calmada mientras ponía sus manos atrás de su cabeza relajada, a diferencia de sus compañeros, Naruto literalmente brillaba y a su alrededro aparecian pequeñas estrellitas.
Ahora estaban envidiando a la Uzumaki.

-Como solo hay dos cascabeles, el que no consiga uno, se irá de nuevo a la academia-

Termino el peli-plata, con una sonrisa de ojito, esta vez su cachorra se puso seria, escaneando con su mirada a su padre y los cascabeles. Esto se había puesto totalmente serio.
Gruñendo ligeramente, mientras mostraba sus colmillos, preparada para atacar a su padre.

Criada por El ninja que copiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora