4.- Déjate llevar.

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Sentí sus besos por toda mi cuello, dejando cosquillas a su paso. Lentamente me acorraló contra su escritorio haciendo que pusiera mis manos sobre la fría madera, apoyándome en ella. Sus manos se movían con lentitud sobre mis brazos descubiertos y la linda maestra pegó sus pechos contra mi espalda, abrazándome desde atrás.

—Rosie eres tan bonita— suspiró sobre mi nuca— Te ves como una muñequita, con tu vestido tan tierno y con eso lazos en tu cabello.

—Y-yo— tartamudeé nerviosa — Me vestí así para usted Profesora. La extrañé todo el fin de semana— admití con pena en la voz.

—Oh Rosie, eres tan considerara conmigo. Me haces sentir especial— jadeó sobre mi y sus manos bajaron al inicio de mi vestido. Con cuidado lo subió un poco y tocó mi muslo con delicadeza, explorando mi cuerpo, su mano ascendió por mi tersa piel casi llegando a donde estaba mi ropa interior. No lo negaría, estaba nerviosa, era la primera vez que alguien más me tocaba en esa zona.

Con la otra que tenía libre tocó mi rostro, girándome hacia ella para besarme. Sus labios se movían con hambre sobre los míos, metiendo su lengua al instante, dejándome saborear su dulce boca. En medio del beso sentí sus dedos posicionarse en mi cúmulo de nervios sobre la tela, presionando con fuerza haciéndome gemir dentro de su cavidad bucal; en cuanto me escuchó, pasó su mano que tocaba mi rostro a uno de mis pechos, tomándolo en su palma y masajeándolo con gusto.

Aunque no quería, rompí el beso. El aire se me iba demasiado ante la estimulación que estaba recibiendo.

—Profesora Manobal— suspiré sobre sus labios.

—¿Si Rosie?— respondió sin dejar de tocar mi cuerpo.

—Y-yo soy virgen todavía— susurré con vergüenza. Temí por su reacción, a lo mejor una mujer cómo ella no quería estar con una niña inexperta.

— Joder Roseanne— gimió con tono diferente. Sus ojos oscureciéndose al igual que su semblante— Eres tan inocente, te mantuviste pura solo para mí ¿no es así?— murmuró antes de volver a unirnos para besarme de la misma manera que antes y ahora pasó sus dedos por mi hendidura. Estaba completamente segura que ella podía sentir mis bragas arruinadas.

Mi razón estaba nublada, mi cuerpo actuaba instintivamente guiándose por el deseo; no lo podía creer, estaba experimentado el placer de ser tocada por las manos de otra persona. La mano femenina que masajeaba mi seno se movió hasta el inicio del escote de mi vestido, palpando mi pecho sobre mi sostén, tocándolo con fervor.

La Profesora Manobal se separó de mis labios abruptamente para alejarse un poco de mi cuerpo. Sentí como alzó mi vestido desde atrás, dejando mis glúteos cubiertos y todavía en desarrollo expuestos ante ella.

—Tu cuerpo es tan juvenil Rosie— jadeó aireada — Me encanta— Iba a responderle pero en vez de formular una palabra, un gemido salió en su lugar tras percibir como apretaba uno de mis nalgas entre sus grandes manos, estrujándolo con fuerza — Que culo tan rosado y lindo tienes... ¿Te gusta cómo te toco Park?— cuestionó con la voz ronca.

—S-sí Profesora Manobal. Se sienten bien sus manos sobre mi piel— murmuré avergonzada.

—No sabes las ganas que tengo de tomar tu virginidad con mis dedos— dijo con dificultad — Pero no será hoy Rosie, quiero que sea especial para ti. Te lo mereces princesa.

—Está bien— respondí con el mismo tono que el anterior. Agradecí internamente que ella fuera tan dulce y se tomara tantas consideraciones conmigo, se preocupaba de que fuera algo memorable para mí.

—Sin embargo eso no quiere decir que no te haré mía hoy — jadeó sobre mi cuello — Desde que te vi solo pude pensar en tenerte desnuda bajo mío, me provocas mucho— antes de que cuestionara sus palabras para preguntar que quería decir con eso, sentí sus dedos en el elástico de mis bragas. Bajándolas por mis piernas con cuidado, me dió un leve golpe en una de ellas para que la alzara y así poder sacar la prenda; un leve frío llegó a mi centro y suspiré ante el cambio tan drástico.

Guilty Consience (Chaelisa)Where stories live. Discover now