5.- ¿Dónde estás?

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Un lindo auto BMW de color negro estaba parqueado al final. Ella sacó sus llaves y le quitó el seguro, volteó a todos lados para asegurarse que no habían ojos curiosos y abrió la puerta del copiloto para que me subiera.

Sus asientos eran de cuero sintético del mismo acabado de su carro, la vi subirse y poner sus cosas en los asientos de atrás. Lo encendió y me dió una linda sonrisa; no sabía que decir, sólo habíamos "hablado"por notas pero estar sola con ella era diferente. Desconocía de que temas podía hablar con ella, por lo que me limité a solo darle mi dirección.

Mientras una tranquila canción sonaba me percaté de que no traía puesto mi ropa interior, entré en crisis al pensar que a lo mejor se habían quedado en su oficina. Eso sería un gran problema si los de limpieza encontraran una prenda de esa índole.

—Profesora Manobal— murmuré cautelosa.

—¿Qué pasa Rosie?— respondió tomando mi mano con firmeza sin dejar de ver el camino.

—Creo que mi braga se quedó en su oficina— susurré con vergüenza. La escuché reír y apretó mi mano con cariño.

—No te preocupes preciosa— dijo viéndome rápidamente — Yo la tengo— siguió hablando, metiendo la mano que me tomaba a su bolsillo del pantalón— Es un modelo muy lindo ¿no crees?— rió. Sentí mis mejillas enrojecerse ante lo que dijo, no recordaba que traía puesto una prenda tan... peculiar. Eran unas de color azul pastel a juego con mi sostén, la diferencia es que este tenía moños en la parte de enfrente y en los elásticos de los laterales.

—Por Dios, que pena con usted Profesora— respondí con suma timidez e intenté tomarla con mi mano. A lo que ella la alejó impidiendo que no lo hiciera.

—Tsk Park, estos son míos ahora. Me gustan creo que van mucho contigo— volvió a reír mostrando esa sonrisa tan linda que tiene— Se veían tan bien en ese bonito culo que te cargas.

Reí con pena a sus palabras y volteé mi vista a la ventana, un sentimiento de calidez se impregnó en mi pecho al estar con ella, viajando en un silencio cómodo. Quince minutos después, se estacionó en frente de la puerta del modesto edificio en el que vivía con Jisoo y giró su vista hacia mi.

—Gracias por traerme Profesora, es un lindo gesto de su parte— hablé feliz.

—No te preocupes Rosie. Lo puedo hacer cuando tú me digas— murmuró rozando mi rostro con su mano— Sabes que lo que hicimos hoy no lo puedes platicar con nadie ¿verdad?— terminó con un tono dulce, envolviéndome con ella.

—Lo sé Profesora— dije embobada, perdida en sus expresivos ojos.

—Confío en ti preciosa. Si lo llegas a hacer me enojaré mucho contigo y yo sé que tú no quieres eso— susurró y pasó un mechón detrás de mi oreja— Si guardas nuestro secreto, puedo seguir dándote detalles como los de hoy— Asentí a todo lo que dijo, mi corazón estaba emocionado ante el hecho de seguir teniendo momentos especiales con ella. Me dió un profundo beso tomando mi cuello en su mano, tomándome con delicadeza. Se separó, dejó uno casto y sonrió. —¿Quieres ir el viernes a mi casa? Estaré ocupada lo que queda de la semana y no podré verte en mi oficina estos días— dijo sobre mis labios— Podemos pasar un lindo rato y cocinaré para ti ¿quieres ir?

—¡Por supuesto Profesora Manobal!— respondí emocionada ante la idea de estar a solas con ella.

—Entonces tenemos una cita para el viernes Rosie—dijo riendo ante mi emoción— Pásame tu teléfono para estar en contacto contigo, te voy a extrañar mucho princesa.

—Cla-Claro— saqué mi celular con rapidez y lo desbloquee para pasárselo. La vi anotar su teléfono y me lo devolvió con una sonrisa.

—Listo bonita. Te dejo antes de que se haga más tarde, lo de hoy fue muy especial para mi Rosie, quiero que lo sepas— finalizó y me dió un beso de despedida.

Guilty Consience (Chaelisa)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant