2. Boomerang.

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Habían pasado ya unos días desde el incidente en el circuito de Bahréin. Todo lo que se hablaba en redes sociales era el percance entre los dos novatos dentro y fuera de la pista. A ambos equipos no les favorecía la imagen que se les estaba dando a los jóvenes pilotos, pero por mucho que trataran, había sido un escándalo y los fans estaban ya dividiéndose en bandos: los que apoyaban al holandés, y los que apoyaban al monegasco.
Es cierto que todo lo polémico llama mucho más la atención que lo rutinario, y los medios pensaban aprovecharse de la ocasión para hacerles preguntas a ambos sobre lo ocurrido, para saber su punto de vista personal, y también, alimentar a la la euforia que se estaba generando en base a eso.
Charles y Max habían sido citados a una entrevista, juntos. A ninguno le pareció buena idea, pero los mánagers consideraron que era una buena opción para arreglar esa imagen tan desfavorable que ambos habían dejado el fin de semana pasado. Desde el primer encuentro en el estudio de grabación se notó cierta tensión; parecía que se iban a liar a golpes en cualquier momento, como dos niños. Obviamente no ocurrió. Ambos tomaron asiento y dieron comienzo a la entrevista.
—Bueno, en esta ocasión tenemos una interesante entrevista junto a Charles Leclerc y Max Verstappen, los jóvenes que protagonizaron un desastre en nada más y nada menos que la primera carrera del año. ¿Cómo estáis?–preguntó la reportera.
—Estaría mejor si hubiera podido terminar mi carrera debut, pero sacando eso, bien–respondió el rubio.
—Eso lo doy por sentado, Max. Pero tendrás más oportunidades, ¿a que sí?
—Mientras no me las arruine algún tercero, por supuesto que sí–sonrió sarcásticamente, mirando a su oponente.
Realmente Verstappen estaba en busca de tocarle el punto al ojiverde. Buscaría incansablemente hasta lograr sacarle canas verdes, era su objetivo. Y mientras, se quedaría completamente sereno, para transmitir ese sentimiento de que aún estando totalmente tranquilo, podía alterar a los demás, tomar las riendas de la situación. Aires de grandeza que lo caracterizaban de pies a cabeza, como un maldito juego mental, que pretendía ganar, como todo.
—Pues yo, por otro lado, estoy completamente tranquilo respecto a lo que pasó, ¿sabes? Es cuestión de acostumbrarse un poco más al monoplaza, es todo. Aprender a frenar en los momentos indicados, presionar un poco más cuando se necesita, la práctica hace al maestro. El tiempo es necesario en todo deporte, y estamos hablando  de la Fórmula 1, ¿no es este uno de los deportes más exigentes a nivel físico?–el castaño hablaba con tranquilidad, adelantándose al ojiazul, quien ya había interpretado que no sería tan fácil tomar control sobre Leclerc.
—Razón no te falta, ya veremos cómo va en vuestra segunda carrera. ¿Tú cómo te sentiste, Max?
—Creo que teníamos un coche suficientemente bueno como para terminar en zona de puntos. Tenía buena potencia y todo iba de maravilla. No estaba tan lejos de mi próximo oponente, era capaz de rebasarlo, pero me tomó por sorpresa la maniobra de él.
—Se vio que intentaste reaccionar, pero no fue posible. Fue demasiado inesperado para todos, seguro que mucho más para ti.
—De hecho, sí. Realmente no entendí por qué intentó rebasarme en esa curva, teníamos zona de DRS cerca, ahí podría tomar su oportunidad, pero decidió apostarlo a todo o nada, y nos fuimos ambos sin nada por su culpa.
—Me pareció que tú me dijiste que en esta competencia no había momento para dudar. Qué gracioso, ¿no crees?–soltó una risita mirando al neerlandés–No dudé y intenté ir a por ti, pero tú comenzaste a doblar sobre mí, eso logró que al intentar frenar para echarme hacia atrás y no quedarme sin pista, hiciera el trompo. ¿No crees que tú igual te equivocaste al no saber aceptar que te iba a rebasar y dejarme sin espacio?
—Vaya, ¿crees que es tan culpable cuanto tú? ¿Eso es lo que tratas de decir?–la muchacha profundizó en el asunto para ver a donde lograban llegar.
—Es obvio que es eso lo que trata de decir. Está tratando de poner un 50 de culpa sobre mí para no quedar tan mal con la gente. Eso hacen todos los cobardes, no aceptan sus errores y buscan la culpa en terceros, no me sorprende. ¿Por qué no aceptas que no te dio la talla para enfrentarme, te asustaste como un niñito y terminaste arrasandonos a ambos?
—Yo acepté que el error fue mío, y no te echo la culpa, solo digo el motivo por el que me equivoqué, pero está bien si no eres tan maduro como para aceptar que sí te equivocaste en pista.
—¿Disculpa? Tú eres el inmaduro que me echa la culpa, estás loco–empezaba a alterarse más de lo que tenía planeado.
—Tranquilo, Max, ya tendrás tiempo de corregir esos errores, aunque no creas cometerlos. Es completamente normal que los tengas en tu primera carrera–ahora fue el monegasco quien sonrió sarcásticamente.
—Bueno, cambiando el asunto. ¿Cuál es vuestra expectativa en el próximo Gran Premio?–la entrevistadora trató de aliviar un poco la tensión.
—La de siempre: dar lo mejor de mí en todo momento y lograr un buen resultado para mí y mi equipo. Creo que es hacia donde hay que mirar, y no hacia el pasado, porque este no se puede cambiar. Los errores sirven para aprender a mejorar y a ser autocríticos–dijo el ojiverde, tranquilo, pero alterando aún más a su rival.
—Pues sí, la expectativa es esa. Sacar lo mejor de mí y llevar el coche al máximo para lograr el mejor resultado posible. El auto no lo es todo, ¿no lo crees?–cuestionó al chico de Alfa Romeo
—Creí que las preguntas las hacía ella, pero cuanta razón tienes, creo que por primera vez podemos coincidir. Por eso es que yo tuve una mejor vuelta que tú, y por eso es que casi logro rebasarte aún sin el DRS–Charles estaba sabiendo exactamente donde llegar para alterar a Verstappen.
—Si no fuera por el casi..¿verdad? Qué lástima que no lo hayas logrado, y que nos hayas destrozado a ambos.
—Bueno, ya para finalizar, ¿les gustaría agregar algo? Algo que quieran decir o transmitir a vuestros espectadores.
—Yo ya he dicho todo lo que tenía que decir–acortó el holandés.
—No, por mi parte tampoco hay nada. Muchas gracias por la oportunidad–respondió amablemente.
—De acuerdo, muchas gracias por haber venido y os deseo la mejor de laa suertes en vuestro futuro. Ambos sois muy talentosos.
Los dos pilotos se levantaron de sus asientos y salieron del lugar. Tanto uno cuanto otro esperaba a que el opuesto dijera algo para entonces tirar todas las verdades a la cara. Sorprendentemente no pasó.
Max había intentado jugar con Charles, lo que claramente no logró hacer con éxito. El tiro le salió por la culata, porque el que más alterado terminó fue él mismo. Mientras, el otro muchacho parecía ni siquiera estar preocupado con lo que Max pensaba o no pensaba de él. Lo cual ponía a Max fuera de eje, porque jamás había pasado algo así, él tenía una facilidad destacable para manejar a todos como quisiera, pero el castaño ya le había dejado más que en claro que, si Verstappen le ganaba, por lo menos iba a luchar hasta el final para que eso no pasara.

They Don't Know About Us || LestappenWhere stories live. Discover now