Relatos de chicas obsesionadas contigo T/n y otras no tanto, pero todas comparten algo, ¡Su amor por ti! ¡Lee y disfruta de la mejor super compilación de One-shots para lectores masculinos de la década!
El bar "El Ave Azul", un lugar sucio en un planeta perdido, el humo denso y el alcohol barato impregnaban el aire, creando una atmósfera densa y cargada, mientras que una chica con su mirada penetrante y su actitud cínica, observaba a la multitud desde su taburete, de repente, la puerta del bar se abrió de golpe, dejando entrar a un joven que contrastaba con el ambiente decadente del lugar.
Un chico de ojos amables y sonrisa tímida, y aunque su ropa parecía sencilla, estaba impecable, y su porte transmitía determinación y se dirigió a la barra y, con voz educada, pidió un vaso de agua.
La chica intrigada por la inusual presencia de alguien como él en un lugar como ese, lo observaba en silencio, y sintió un presentimiento, una chispa de curiosidad que no podía ignorar, y que la impulsó a actuar.
Faye: - con tono burlón - ¿Agua? ¿En un lugar como este? ¿Eres un novato, o solo un santo?
T/n: Ni lo uno ni lo otro, solo soy un viajero buscando información.
Faye: - Arqueando una ceja - ¿Y qué tipo de información buscas?
T/n: Estoy buscando a un hombre, uno alto, con un tatuaje de dragón en el brazo se rumorea que frecuenta este lugar.
Faye se quedó en silencio, evaluando la situación, la descripción coincidía con un objetivo que ella misma estaba rastreando, un criminal peligroso que había burlado a las autoridades durante meses.
Faye: - con una sonrisa enigmática -Tal vez puedo ayudarte.
T/n: ¿En serio?
Faye: Sí, pero hay un precio.
T/n: ¿Qué es lo quieres?
Faye: Quiero que vengas conmigo.
T/n: ¿A dónde exactamente?
Faye: A una aventura.
< Varias horas después >
En las profundidades del mercado negro:
La luz tenue de las lámparas de gas iluminaba el laberinto de puestos y callejones del mercado negro de Sigma Draconis, el aire estaba impregnado de olores a especias exóticas, comida frita extraña y sudor humano, mientras tu y Faye se adentraron en este mundo, mientras sus pasos resonaban en los adoquines húmedos.
