Asesina Yandere

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Que onda mis chavos, aquí una vez nas de nuevo con una historia hecha de mi para ti.

Pero bueno, sin menos relleno empecemos.

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El sonido de la campana en la puerta del restaurante resonaba como un metrónomo, marcando el ritmo de los días interminables que ella pasaba allí. Para los clientes, era un simple restaurante de hamburguesas. Pero para ella, era mucho más. Ese lugar, con sus estanterías llenas de ingredientes, los cuchillos afilados, y la carne chisporroteando en la parrilla, era su reino. Controlaba cada aspecto. Los turnos, las recetas... y las vidas de quienes se atrevían a interponerse en su camino.

Ella estaba detrás del mostrador, sonriendo mientras colocaba una hamburguesa en una bandeja. Pero su mirada no estaba en la comida; estaba en él. T/n. Allí, sentado en la esquina del restaurante, riendo con sus amigos. Inocente, ajeno a lo que se desataba dentro de la mente de la chica que lo observaba.

Su sonrisa se torció mientras apretaba el cuchillo con más fuerza. ¿Cómo era posible que alguien tan perfecto como T/n no la notara como ella merecía? Había estado viéndolo desde hacía semanas. Cada movimiento, cada palabra que él decía, ella la guardaba como un tesoro, interpretando cada gesto como una señal de su inevitable destino juntos.

Una de las amigas de T/n se inclinó hacia él, tocando su brazo de manera juguetona. El estómago de ella se revolvió. Ella conocía esa mirada. Era una amenaza.

-¿Quieres ketchup en tu hamburguesa? -preguntó con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos cuando finalmente se atrevió a acercarse a su mesa.

T/n levantó la vista, sorprendido. Había algo en su expresión que le encantaba. Era la sorpresa, la incomodidad.

-Oh, claro, gracias.

Él sonrió, y por un segundo, ella se permitió imaginar que esa sonrisa era solo para ella. Pero cuando volvió a ver cómo la chica seguía riendo y tocando a su T/n, algo dentro de su mente se oscureció.

Los días pasaron y la obsesión de ella se intensificó. La amiga de T/n, María, se había vuelto un problema. Ella lo notaba. María era coqueta, siempre intentando captar la atención de T/n. Sus manos lo tocaban con demasiada frecuencia, y su risa resonaba demasiado fuerte.

Una tarde, mientras María esperaba su pedido, ella supo lo que tenía que hacer. Llamó a María con una sonrisa amable.

-Oye, tenemos una promoción especial en la cocina, ¿te gustaría verla? -ofreció.

María, ajena al peligro, aceptó sin dudar.

-¡Claro, suena interesante!

Ella la llevó a la parte trasera del restaurante. Una vez allí, la expresión de su rostro cambió drásticamente. Ya no era la simpática cajera que todos conocían. Ahora, en el lugar donde no podían verla, su mirada era fría y calculadora.

-Sabes... -comenzó, acariciando con los dedos un cuchillo afilado que descansaba sobre la mesa de acero inoxidable-. No soporto cómo lo tocas.

María rió, confundida.

-¿Qué dices? ¿De qué hablas?

-A T/n. Lo tocas como si fuera tuyo, como si tuvieras derecho a él. Pero no es tuyo -dijo con una calma inquietante-. Es mío. Solo mío.

María dio un paso atrás, pero antes de que pudiera reaccionar, ella ya había tomado el cuchillo con destreza y lo hundió en el costado de María. El grito ahogado de la chica quedó atrapado en su garganta mientras el cuchillo entraba una y otra vez. La sangre manchó el delantal blanco de la asesina, pero a ella no le importó.

T/n x Yandere One-shots Male Reader 4, Ahora Es PersonalWhere stories live. Discover now