Capitulo 1

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Si bien la jornada ya había terminado, aún debía de conducir alrededor de tres horas para llegar hasta el complejo departamental donde él vivía. Era prácticamente un martirio trabajar todo el día y dormir pocas horas, pero estaba en posición de quejarse, ya que después de todo el sueldo era bueno para cubrir la mayor parte de sus gastos.

No salía de casa más que para trabajar, solía realizar sus compras cada fin de semana y ocasionalmente se compraba de capricho algún postre o cualquier cosa que le genere entretenimiento al llegar a casa. La vida es aburrida cuando todo el tiempo debes pasártelo encerrado en tu hogar, lejos del peligro diario y común.

Él lo sabía, lo entendía todo.

La fuerte lluvia no era más que un obstáculo ligero en su camino de regreso a casa. Francis no se mostró preocupado, al menos no hasta que llegó a la carretera federal que debía tomar para llegar hasta Ramsgate. Encendió las luces altas y esperó pacientemente para integrarse al largo viaje que le esperaba.

No es que hubiera tanto tráfico, no, el problema jamás fueron los otros autos. Tenía una bitácora ya bien escrita con los tiempos medidos, miró su reloj de bolsillo y suspiró mientras daba vuelta y observaba la larga y extrañamente solitaria carretera.

Colocó ambas manos sobre el volante y sus ojos marrones se enfocaron directamente en el concreto a medida que subía la velocidad. Era lo mismo de todos los días, a la misma hora y en el mismo lugar. Francis relajó su cuerpo, evitando mostrar su evidente nerviosismo. Incluso por más veces que lo haya vivido, jamás ha dejado de asustarlo.

Todo iba relativamente bien, la lluvia cayendo desde aquel cielo oscuro, iluminado por rayos ocasionales que iban y venían de la misma manera fugaz de una tormenta. El frío era inexplicablemente feroz incluso con los cristales arriba. No pasó más de medio minuto, cuando observó por el rabillo a una sombra que se acercaba hacia el costado derecho del camión.

Pisó el acelerador, sintiendo y escuchando claramente el sonido ensordecedor de aquel aullido macabro. No le importó en lo absoluto, subió a tercera y continuó conduciendo mientras el camino se volvía más oscuro a medida que avanzaba por la carretera llena de autos abandonados a los costados.

Era un escenario sombrío, en como todos esos vehículos fueron reclamados de inmediato por la naturaleza y otros seres vivos del medio ambiente. El castaño observó a través del espejo retrovisor el camino que abandonaba, no habiendo más que oscuridad y brillantes ojos que luchaban por seguir el ritmo del vehículo, buscando la mercancía valiosa que llevaba adentro.

Él.

La velocidad no disminuyó, en cambio, su mano se movió automáticamente a la palanca de velocidades para subir a cuarta, observando el puntero del kilometraje subir. Podía sentir la tensión cuando nuevamente escuchó otro golpe, está vez en la parte trasera de la camioneta.

No se detuvo, no paró aunque el nerviosismo comenzaba a ahogarlo. Los golpes se repitieron, uno tras otro antes de que el camión se sacudiera cuando Francis arrolló a uno de los dobles. Era figuras sin forma, seres oscuros y hambrientos que harían lo que fueran por conseguir una sola gota de sangre.

Francis se alteró ligeramente cuando uno golpeó la ventana con fuerza, dejando un rastro de sangre que lo hizo sudar en frío. El castaño miró de nuevo al frente, y se paralizó cuando notó que había una extraña masa negra bloqueando su camino. El pánico lo inundó, jamás había visto algo así, nunca pensó que eso podría llegar a pasar.

De inmediato sus pies presionaron el croche y el freno. El ruido sordo de las llantas arrastrándose por el pavimento mojado hizo eco alrededor del bosque. Sus ojos claramente podían ver a detalle la deformidad enorme que bloqueaba el paso. El sonido seguía grabado, acompañado de gruñidos, gimoteos y gritos que salían de aquella masa de carne y hueso.

We'll Meet Again ||Francis Mosses||Where stories live. Discover now