Capítulo 5

29 9 0
                                    

Había una melodía que se repetía con frecuencia. Pero no tenía sonido, ni letra. Podría reconocerse como una canción instrumental, sin embargo, el sonido jamás era reconocible, y tampoco podía duplicarse tarareando. El tren avanzaba con calma entre los extensos campos de agricultura que gozaban de colores brillantes.

La época de cosecha estaba muy cerca.

El vagón se sacudía ligeramente, el sonido era distante, podía sentirse en la piel, el movimiento sacudía cada parte de los cuerpos que yacían relajados en sus asientos. El sol iluminaba a detalle aquellos cabellos negros ondulados y rebeldes, la pálida piel como porcelana que proyectaba una expresión de paz y gentileza.

Era una hermosa criatura inocente sentada al lado de una enorme sombra grotesca y enorme que lo multiplica en tamaño. Era una amenaza en contraste con la figura del niño que estaba a su lado. Sin embargo, no había signos de hostilidad o alguna señal de malas intenciones. La criatura oscura sujetaba con delicadeza la pequeña mano que era eclipsada por las garras de la bestia sombra.

Aquello que podrían ser sus ojos se abrieron, mirando directamente hacia los rayos naranjas del sol que proyectaba por las bellas tardes en Alemania. Parpadeó lentamente, antes de mirar al pequeño a su lado. Tranquilamente, deslizó su mano hacia su espalda, acariciando su tersa piel antes de acercarlo a él y dejar que su cuerpecito descansara en su regazo.

«¿Falta mucho para llegar?»

Cuestionó dulcemente, aún con cansancio presente en su voz. Esos pequeños ojitos se abrieron con lentitud y pereza, sus pestañas revolotearon como mariposas, antes de que los orbes verdes brillarán ante la luz del sol. La criatura solo se limitó a acariciarlo como si fuera una mascota. Pasó sus dedos con delicadeza por la piel desnuda del infante, antes de detenerse en su vientre.

«Aún es un largo camino. Tan incierto como la vida.»

Su enorme mano se mantiene sobre el estómago del niño. Quien tranquilamente se acomodó en su regazo y colocó ambas manos sobre la de la criatura. Hubo otro largo silencio, pero no es como si fuera un obstáculo o un problema. El pequeño pelinegro miró el techo del vagón, delineando los trazos perfectos y lineales de las nubes dibujadas y que se movían con la brisa de las ventanas que estaban abiertas.

«¿Por qué la vida es cruel?»

La sombra no respondió. Se quedó callada, volviendo a acariciar el pecho y el estómago del niño antes de tomarlo en sus brazos y abrazarlo.

«Porque entonces, ¿qué sentido tiene vivir?»

El niño frunció el ceño.

«Sufrir no siempre significa vivir.»

«Pero te da una razón para estarlo.»

«¿Cuál?»

El pequeño rodeó con sus brazos el cuello de la criatura, recargándose contra su pecho antes de cerrar los ojos de nuevo. Dio tres respiraciones profundas, levantó la mirada y observó a la oveja al final del vagón. Permaneció recargado contra la criatura, acomodándose en su regazo y sintiendo el contacto cálido de su piel desnuda contra la de la criatura.

«No me harás daño, ¿verdad?»

La dulce voz quedó en estado de parálisis a la sombra. Quien impulsivamente hundió sus dedos en la tierna carne pálida del niño mientras lo empujaba más hacia él. La melodía nuevamente se escuchó, pero nunca pudo reconocerla. Le generaba nostalgia de cierta manera, una calma inquietante y un llanto que jamás podría liberar.

«Eso no es parte del trato.»

Dijo finalmente. Aflojó su agarre y bajó la mirada para observar al pequeño en sus manos. Este le devolvió la mirada, cargando la cabeza antes de que ambos cuerpos cambiarán. El mismo tamaño, diferente forma. El adolescente sobre el regazo de la criatura se inclinó hacia él, envolviéndolo en un abrazo completo que fue correspondido de inmediato.

We'll Meet Again ||Francis Mosses||Where stories live. Discover now