Capítulo 6

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Jackson abrió sus ojos lentamente, su pecho subía y bajaba con total calma y tranquilidad a cada respiración que daba. Enfocó la vista en el bulto de carne podrida y la sangre que se derramaba por cada espacio de la cámara. Los cuerpos de los agentes de DDD estaban esparcidos, pintando paredes, techo y suelo. El pelinegro observó todo el paisaje rojizo, antes de mirarse a sí mismo.

Sus manos estaban quietas, demasiado. Las gotas escurrían lentamente desde uno de los extremos de la palanca hacia la otra. Sus nudillos estaban heridos, pero no podrían diferenciarse gracias a toda la sangre que manchaba su uniforme y manos. Arrojó la palanca al suelo, dando otro respiro profundo antes de mirar a su derecha y ver la cabeza del doble que lo había atacado.

Francis.

Una copia de él. Se acercó lentamente, escuchando a lo lejos los pasos de los otros guardias que venían en camino a socorrerlo. Estuvo parado frente a la cabeza al menos unos segundos antes de elevarla entre sus manos. La examinó de arriba a abajo notando a la perfección cada detalle que copiaba con exactitud los rasgos del lechero. Era aterrador ver cuan precisos comenzaban a ser los Doppleganger.

Que tan inteligentes y agresivos se volvían.

Ladeó la cabeza, antes de dejarla caer al mismo tiempo que la compuerta se abría, mostrando a todo un equipo de guardias de DDD, quienes instantáneamente se quedaron paralizados en su lugar, mirando el escenario macabro entre sus ojos. Aunque, estaban más que acostumbrados, en los turnos de Jackson siempre se derramaba sangre. Había bultos de carne picada esparcida por todos lados, absolutamente todos.

El pelinegro retrocedió levemente, alzando las manos sobre su cabeza y cerrando los ojos a medida que escuchaba los pasos acercarse. Sintió las manos que lo sujetaban por los hombros y esposan sus muñecas. Cómo ese tacto se vuelve rudo y agresivo a medida que lo arrastran al interior del complejo mientras el equipo de limpieza entra en acción, pasando a sus costados con esos brillantes trajes amarillo chillón que lo ciegan.

No les presta atención, los deja pasar sin dirigirles la mirada y avanza con ese paso firme y seguro de siempre. Caminan al menos varios metros entre pasillos que lucen como largos laberintos infinitos. Al detenerse frente a una enorme y pesada puerta de metal, de inmediato sus ojos son atacados por la luz blanca de una pequeña linterna sujetada por uno de los científicos de DDD.

Sus pupilas se volvieron pequeños puntos cuando la luz blanca cambio a una ultravioleta, quemando ligeramente sus retinas, pero no de forma exagerada. El científico apagó la luz y observó la reacción de sus pupilas antes de asentir y dejarlo pasar a la sala. Lo sentaron en una silla metálica, atando sus muñecas por seguridad de los guardias y el científico en turno.

«Tu nom-»

«Mi nombre es Jackson Smiths, nací el 27 de marzo de 1930, a las 12:43 a.m. en Londres. Mis padres son Alice y Jason Smiths, tuve un gato persa blanco al cual llamaba Mr Coocky porque adoraba comerse las galletas que mi madre solía preparar para mí. Llevo trabajando para DDD hace más de diez años, movido desde el ejército hasta ser descendido al portero del complejo Z-2E. Mi fecha de ingreso fue el 27 de enero de 1955.»

Todos en la sala quedaron en silencio, el científico simplemente leyó el reporte en sus manos, algo incómodo al escuchar el tono frío, serio y casi robótico del pelinegro. Los otros guardias permanecieron fijos en su lugar, apretando el agarre sobre sus armas y esperando las indicaciones del hombre mayor, quien simplemente se aclaró la garganta y asintió.

«Has pasado el examen físico y de memoria. Podemos continuar. Dime, ¿Qué sucedió exactamente?»

Pasaron alrededor de tres horas antes de ser liberado. La entrevista siempre era la misma, nada cambiaba y eso sería una desventaja en el futuro. Miró su uniforme y cuerpo que aún estaban bañados en sangre. Gruñó por lo bajo al ver su estado, pero no podía quejarse demasiado. Antes de decir algo, fue otra vez arrastrado por otros dos hombres que vestían trajes de seguridad blancos que lo llevaron hasta otro cuarto.

We'll Meet Again ||Francis Mosses||Where stories live. Discover now