Capítulo 4

30 8 0
                                    


Soltó un suspiro bajo cuando salió de la bañera, su cuerpo estaba caliente debido a la ducha que había tomado recientemente. No sabía el porqué, pero le encantaba bañarse con agua tan caliente que hasta su piel humeaba por el calor. Los cristales y el espejo estaban empañados, Francis enredó la toalla alrededor de su cintura mientras se dirigía hacia el gabinete tras el espejo, limpió con su mano el cristal, observando su mirada cansada y su cabello húmedo. Su respiración podía escucharse en aquel pequeño cuarto, mientras las gotas resbalaban por su espalda hasta caer en la toalla.

Se mantuvo en esa posición solo un par de segundos antes de abrir el gabinete y tomar su medicamento para el estrés y la ansiedad. Tomó dos pastillas de cada una y las tragó sin agua, recargó sus manos sobre el lavabo y observó la fina porcelana blanca manchada por el óxido de la llave a su alrededor y el sarro que tenía. Observó su baño, tan gris y sucio como de costumbre, incluso si tenía la manía de pasar horas lavando el piso y las paredes a fondo.

Lo hacían sentir enfermo en varios sentidos.

Terminó su rutina matutina rápida, se vistió con su ropa casual de siempre y se arregló solo un poco el cabello. Francis mantenía esa monotonía de siempre, de forma retorcida aquellos rituales comunes le causaban una paz inquietante y extrema para evitar hacerlo caer en la locura. Él no tenía idea de cómo sus otros vecinos llevaban la situación, lo único que le importaba era no perder el control que mantenía sobre su mente y las alucinaciones que rara vez se presentaban cuando algo estaba fuera de su lugar.

La radio ya estaba encendida, escuchando las noticias y el clima, nada fuera de lo ordinario, por ahora. Cuchareo sin interés su cereal antes de mirar hacia la ventana, los ojos marrones se perdieron entre las gotas de lluvia, sintiendo lejana las voces de los locutores y el goteo ocasional de la lluvia contra la ventana. Se perdió a sí mismo durante unos segundos a medida que la habitación se volvió fría y oscura. Una sensación de vacío inundó su estómago cuando pronto se escuchó una frecuencia diferente, interrumpiendo la voz del hombre que hablaba sobre el clima y escuchándose la entonación de DDD.

Algo no estaba bien.

"Unos muy buenos días para todos aquellos residentes de los complejos departamentales del área Z-2E cerca de Ramsgate. Debido a problemas de seguridad hemos tenido un código 1724, por lo que nadie podrá entrar y salir de sus apartamentos hasta que el área circundante haya sido limpiada y desinfectada hasta el fondo. Por el momento les recordamos amablemente mantenernos seguros dentro de sus hogares, evitar contacto con extraños y siempre revisar la fecha de caducidad de documentos para el ingreso y salida de los complejos. Buenos días y que Dios se apiade de sus almas."

La transmisión se cortó casi de inmediato, Francis seguía mirando hacia la ventana antes de observar la radio que ahora reproducía música suave. Sin embargo, si mirada lucía perdida y vacía, tan lejana cuando escuchó "código 1724". No había escuchado esas palabras desde hace más de un año, un incidente casi aislado y que pocos conocían. Miró su plato de cereal y suspiro, el hambre lo había abandonado por completo. Se levantó de la mesa y caminó hasta el fregadero para dejar el plato en este.

Sacudió sus manos, tomó sus cosas y la chaqueta de su perchero antes de salir del apartamento con prisa. Cuando cerró su puerta, escuchó como al mismo tiempo otra puerta estaba cerrada y asegurada. Miró a su derecha, observando a Jackson quien también se preparaba para salir al trabajo. Llevaba su uniforme de portero, pero su mirada era diferente a la habitual. Lo había visto pocas veces, pero podía reconocer la postura de alguien que estaba tenso y cauteloso. El hombre pelinegro siempre solía emanar un aura de dominancia y misterio cuando pasaba a su lado.

Cómo si siempre sospechara de él.

—Buenos días —saludó por cortesía. Aunque la mayor parte de las veces, Francis decidió ignorar y continuar con su camino. Era grosero, pero entendía que a veces hay personas a las cuales no les gusta que les hablen o saluden para nada del mundo por las mañanas.

We'll Meet Again ||Francis Mosses||Where stories live. Discover now