11: Prisionera

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Cada que paso saliva mi garganta arde como si estuviera tragando cenizas

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Cada que paso saliva mi garganta arde como si estuviera tragando cenizas.

Ingenua, creí que Israem sería compasivo, que mi trato en la celda sería similar al que tuve los primeros días de encierro. Pero no pude equivocarme más.

El primer día sin comer predominó mi orgullo, aguanté con la misma fuerza en que me rehusaba a pedir clemencia. A la mañana siguiente no pude sentirme más arrepentida. Esperé a que entrara uno de los guardias, dispuesta a rendirme y llamar al rey.

Suplicaría lo que hiciera falta.

Pero en cuanto entró ese guardia... Si tan solo hubiese hablado antes, tal vez habría podido evitarlo, pero él no me dio tiempo; se fue directo a cometer una fechoría que no quiero rememorar. No puedo describirlo, porque soy incapaz de regresar a esos recuerdos sin quebrarme.

No me lo hizo a mí, pero se desquitaba con la esclava con más saña a medida que yo le suplicaba que se detuviera, como si deseara hacérmelo. Todavía convivo con mi vomito, ya seco, junto al banquillo.

Nadie ha venido a limpiarlo, como nadie borrará esos lamentos de mi mente.

Quiero salir de aquí, tiemblo de frío y lloro en silencio cuando el fuego de las antorchas se consume porque vaya que quiero, pero recuerdo lo que mis hermanas y yo sufrimos por un tirano. Lyra estuvo secuestrada tres años donde ese bastardo la quebró mentalmente. No puedo convertirme en el Sargas de nadie, y desde que Israem puso esa tortura a mi nombre ha condenado mi consciencia.

Ya no queda ni un resquicio de la Freya que le estaba agradecida, no cuando he tenido que ver a la prisionera contigua desmayarse por la pérdida de sangre luego de lo que ese guardia le hizo.

Y presumen que en Jezrel no se venden mujeres, como si robarlas los hiciera mejores.

—Princesa... —escucho balbucear a la prisionera.

Parece que al fin despierta. No sé si dar gracias a Ara de que siga viva, o llorar por lo que le espera.

—¿Sí? —pregunto con mi voz herida.

—No es una imbécil.

Son esas palabras las que cambian mi llanto silencioso a sollozos heridos.

Quiero un abrazo de mis hermanas.


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Consorte [Saga Sinergia]Where stories live. Discover now