13: El señor del silencio

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Los ojos oscuros de Eva me escudriñan

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Los ojos oscuros de Eva me escudriñan. Tal vez esté preguntándose cómo puedo confiar en ella luego de que fuera condenada por el rey. Tal vez, se pregunta cómo sirios se me ocurre continuar con el compromiso con dicho rey, dado que el muy bestia —lo estuve pensando, y le queda el adjetivo— me encerró a soportar hambre, sed y malos tratos en un calabozo insalubre.

O tal vez solo se pregunta si pretendo darle de comer en el almuerzo, y el resto de las preguntas solo están en mi cabeza.

—Estás libre de esta celda, pero no de tu esclavitud —le había dicho la matriarca anciana a Eva en nombre de la reina—. Tus pecados no han sido perdonados, existes para servir a la reina consorte y nada más.

Después de eso pedí que recibiera atención médica inmediata. Luego de que me volvieran a suturar quedé tan agotada que me dormí en el banquillo donde esperaba a mi nueva doncella, y recién en la mañana me despertaron para que desayune; una hora más tarde ya tenía a Eva a mi servicio.

La envié a ponerse al día con las instrucciones de la anciana, y hace un rato regresó con todo lo que necesitaré para el evento social que más temor me ha provocado jamás.

La idea de ser presentada a la sociedad de Jezrel altera mi determinación. Al llegar aquí, solo estaba nerviosa; hoy he visto las paredes llenas de espinas, y los cielos atestados por luciérnagas; he visto asesinos que se esconden detrás de una máscara, y damiselas que escogen morir por sus secretos; he visto leones con alas y reyes sin voz. Hoy, no tengo idea de qué esperar de este reino de moribundos donde todos parecen más eternos que yo.

Tal vez por ello siento que llevo una vida aquí sentada con un libro que ni me interesa ni pienso leer.

La tinta y el pergamino me observan, juzgando mi incapacidad para empezar la carta que debo enviar a mi familia.

No les he escrito desde que llegué.

—¿Se encuentra bien, alteza? —me pregunta Eva al acercarse a mi rincón en la torre—. ¿Quiere que yo escriba eso por usted?

—¿Eh? No, no hace falta. Es solo que... ¿No hay una biblioteca disponible en estos momentos? Sin ofender a Elius y a su intención de que me distraiga, pero no me interesa... —Cierro la portada del libro para leer el título—. "El descubrimiento y comercialización de los restos de las criaturas post creacionismo".

—Tal vez haya algo dónde comprar una novela fuera de aquí, pero no creo que este sea el momento. Debemos empezar a vestirla si quiere llegar a la reunión.

—No es una reunión, es un circo donde yo soy el payaso. O, lo que es lo mismo, una fiesta para celebrar mi compromiso con un rey que no me habla. Que no habla con nadie, para ser justos, pero a mí ni siquiera quiere verme.

—Muy cortés de parte de su majestad.

Exhala con dramatismo y la miro. Ahora lleva el uniforme de las doncellas, pero en esencia sigue siendo una esclava.

Consorte [Saga Sinergia]Where stories live. Discover now