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Giovanna soltó un grito en el momento en que la camioneta se impactó contra su carro. El accidente fue terrible. La camioneta se llevó el carro y ambos salieron casi volando, las personas que vivían cerca salieron a ver que era lo que estaba ocurriendo.

—¡Llamen a la policía!

—¡Llamen a la ambulancia!

—¡Pedro Pablo!

Giovanna abrió los ojos al escuchar los gritos de unas personas y de Bosco, se quejó, todo su cuerpo dolía y la cara le ardía.

—Bosco... —comenzó a llorar cuando lo vió.

Bosco se encontraba en el asiento a su lado, aún queriendo quitarse el maldito cinturón de seguridad.

Giovanna vió sus manos heridas y lloró más fuerte, intentó tomarlo pero él se movió llamando a Pedro Pablo.

Pedro Pablo era quien estaba inconsiente en el asiento detrás.

—Perdoname —susurró Giovanna, débil—Es mi culpa.

"Es mi culpa" repitió hasta que se desmayó.

Bosco la llamó.

Los llamó a ambos pero ninguno respondía.

—Ayuda.

. . .

La familia Roble llegó a casa de los Villa de Cortés, todos estaban muy preocupados, ya era bastante tarde y sus hijos aún no aparecían. Esteban marcó el número de su hija mayor pero no recibió respuesta, comenzó a desesperarse y Paz se quedó a su lado, intentando tranquilizarlo.

Gala, Salo, Bosco y Pedro Pablo aún no regresaban.

Elvira, con Fobo, caminaron apresurados por el pasillo de la casa hasta que llegaron a la sala, donde vió a Esteban, Ginebra, su nieto menor y a las mujeres Roble.

Se detuvo frente a ellos, mirándolos con lágrimas en los ojos.

—¡Yaya! ¿Que tienes? ¿Por qué lloras? —Eder se acercó rápido a ella para abrazarla.

Ella solo lloró con más ganas.

Esteban miró a Fobo, quien negó con la cabeza.

—¿Que pasa?

—Eder, mi amor, por favor... por favor ve a tu habitación, tengo que decirle algo a tu padre...

—No, pero...

—Por favor, Eder.

—Bien —el niño caminó hacia las escaleras pero no se fue, se escondió detrás para escuchar lo que decían.

—¿Que pasa, doña Elvira?

—Bosco —susurró y después miró a Mireya—y Pedro Pablo.

Mireya se levantó.

—¿Qué?

—Tuvieron un accidente de auto con... con Giovanna...

—¡¿Qué?!

—¡No!

Mireya no se aguantó más y se echó a llorar, su hermana menor la abrazó al instante.

—Ya... ya se los llevaron a un hospital.

—¡¿Y que hospital es?! ¡No! No puede ser.

Fobo le dió el nombre del hospital y justo antes de que todos se fueran, Gala y Salo entraron a la casa riendo y hablando de algo, Salo llevaba en su mano derecha un algodón de azúcar.

Se encontraron con sus familias y al verlos con las caras tan serias y preocupadas, dejaron de reír.

...


En la mañana siguiente, las familias seguían en aquel hospital, esperando más noticias de sus hijos.

Mireya se había quedado despierta toda la noche, orando y llorando por su hijo menor que todavía no despertaba.

De los tres, Bosco era el único que estaba despierto.

—¿Puedo entrar a verlo? —Esteban se acercó al doctor y este asintió.

—Sí, pero solo unos minutos.

El doctor lo guió por un pasillo, abrió una puerta y Esteban pudo ver a su hijo en una camilla con varios cables conectados.

—Los dejo —el hombre cerró la puerta y Esteban se acercó a Bosco.

Tocó su mano y Bosco abrió los ojos.

—Hijo —volvió a tomar su mano.

—Pa —Bosco sonrió por unos segundos.

Hasta que recordó algo.

—Papá... ¿Dónde está?

—¿Qu...

—¿Dónde está él?

—Hij...

—¿Dónde está Pedro Pablo? ¿Está bien? ¿Él está bien? ¡contestame!

Esteban intentó hablar pero Bosco no lo dejó, siguió preguntando por Pedro Pablo.

—A ver, espera, hijo... tranquilo. Pedro Pablo está... él está bien.

—¿Está aquí?

—Sí, está aquí.

—¡Tengo que verlo!

A Bosco se le olvidó todo y quiso levantarse, Esteban lo tomó suavemente de los hombros e intentó acostarlo de nuevo.

—¡Quiero verlo! ¡déjame ir a verlo!

—¡No, Bosco, no puedes!

—¡Si puedo, mira!

—¡Bosco!

Una enfermera abrió la puerta y vió como padre e hijo forcejeaban.

—¡Traeré al doctor!

—¡¿Por qué va traer al doctor?! ¡No, que no venga! ¡Sueltame ya Esteban!

—¡¿Esteban?! ¡No me digas Esteban, soy tu padre!

—¡Quiero ver a Pepa, Esteban!

—¡No puedes verlo, Bosco! Por dios. ¡Te estás lastimando! 

. . .

El doctor salió de la habitación y Esteban se quedó observando a Bosco ahora dormido sobre la cama.

Besó su frente y salió de ahí.

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tenías que ser tú › bospa.Where stories live. Discover now