Capitulo 21

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Al poco tiempo llegué al club, estaba lleno de personas, el lugar explotaba de gente, éramos, el pub con más personas en toda Francia. Sin dudas el Chacal estaba haciendo un imperio, talvez uno de los imperios de la mafia francesa más grande en toda Europa, había varios jefes de la mafia, pero ninguno era tan listo como el Chacal.

— Alfa, la mesa de blackjack están repletas de dinero ¿Cómo lo haces? — dijo el hurón uno de los mafiosos del lugar

— No lose, simplemente me concentro y apuesto.

— Vaya, entonces comenzaré hacer eso Gracias por el consejo.

Aquel hombre se alejó, Santiago camino hasta mí se lo veía feliz porque gracias a mí, el club estaba ganado más de lo que ganaba en un mes.

— Alfa estás haciendo un buen Trabajo.—me felicito santiago, como si llenar mesas de blackjack era algo importante.

— Te lo agradezco, ¿A qué hora bebemos? Se me está secando la garganta.

— Ven acompáñame — rio mientras caminábamos hasta la habitación vip

Ahí estaba todo preparado, había varios tragos, unas que otras mujeres travestis bailando. Había algunos mafiosos que especificaban solamente que haya mujeres de esa clase, con Santiago nos sentamos solo a disfrutar de la noche y los tragos.

— ¿Y bien, dime cómo van la cosa con la chica C? — soltó Santiago mientras me servía una copa

— No voy a hablar de eso — dije evitando la pregunta.

— ¡Por favor, eres alfa! Tú nunca respondes — se rio

— Aunque no lo creas, estoy haciendo lo que me has dicho. Comencé a alejarme de ella, digamos que ahora la ignoro.

— ¡Vaya, eso es nuevo! Me alegra saber que has aprendido la lección.

En eso una de las mujeres travestis se nos acercó.

— ¿Quieren divertirse linduras? — nos dijo a ambos.

Simplemente, le dijimos que no, que estábamos disfrutando de la velada y que solo queríamos tomar tragos y nada más, no queríamos algún tipo de compañía ahora.

— Estamos bien, solo estábamos bebiendo — respondió Santiago sin mucho ánimo.

— ¿Y tu cariño no quieres divertirte?– me preguntó.

— No déjanos en paz. Mi amigo ya te dijo que estábamos bebiendo, ve a buscar a otros hombres  por ahí.

— Cielos ustedes son raros.

La chica se marchó intentando buscar atención, de algún hombre, con Santiago nos quedamos viendo un rato y después de eso reímos como en los viejos tiempos.

Pasaban las horas y yo estaba cada vez más ebrio, Santiago se ofreció a llevarme mis ojos se cerraban por el sueño ya era más de las tres de la mañana.

— ¿Crees poder subir solo? — pregunto mi compañero

— S–sí, n–no te preocupes — dije, apenas podía mantenerme en pie

— ¿Está seguro?

— ¡Si y–ya lar–gate! M–me ha–rás despertar a los vecinos, largo vete — exprese mientras subía como podía las escaleras.

Subí rápidamente como siempre ninguno de los vecinos, se encontraban a estas horas por los pasillos. Hasta que finalmente Candy salió por la puerta, encontrándose conmigo nuestras miradas se cruzaron entre sí, era un clímax que no se podía cortan con una simple tijera.

AlfaWhere stories live. Discover now