Capitulo 10

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“En los bares, algunas veces la gente dice cosas, otra veces es el whisky hablando".









Al otro día me desperté, al parecer me había quedado dormido en el sillón, no recuerdo lo que pasó la noche anterior pero sabía que algo había hecho, simplemente me levanté, busqué una taza y prepare café la cabeza, me dolía a mil por minutos, — ¿Qué mierda me pasó?.– decía molesto.

Tocaron a la puerta.

Alexa estaba afuera.

— Pero qué quiere, está jodida ahora.– susurre molesto.


Abrí la puerta y ella me miraba en sus manos, tenía unas hojas, la miré con cara de no estar interesado en lo que me viniera a contar.

— ¿Qué carajos pasa ahora?.– le dije apoyándome en el marco de la puerta.


— Quiero saber si vas a aceptar la propuesta. 

— Creí haberte dicho que te avisaría ¿Qué parte no se entendió de lo que dije? Hablamos el mismo idioma y me estás jodiendo a las ocho de la mañana solo por esa pregunta de mierda.– comenté molesto.


— No es para que reacciones así, simplemente quiero saber si aceptarás, mira traje los papeles para que los veas. – alzó las manos mostrándome unos papeles.
— ¿Me vas a dejar pasar o qué?


— Si Adelante. – hable de mala manera. — Y bien cuéntame.



— Verás, si hacemos este proyecto te aseguro de que vas a ganar una buena lana, lo único que tienes que hacer es posar desnudo, pintare un retrato y tú solo debes modelar para mí.– explicó.



— ¿Solo eso?.– dije extrañado.


— Así es, tan claro como el agua.


Ella me miraba risueña esperando a lo que fuera a responder.

— Está bien, aceptó.– finalmente aceptaría la propuesta.

— Eso es genial, música para mis oídos.– exclamó riéndose, de paso se levantó y me dejó los papeles para leerlos.— Léelos para que sepas bien la parte del contrato, si todo sale bien, como eso creo, serás un modelo es culturista muy reconocido en toda París.


Al rato ella se fue de mi departamento, tomé los papeles, los miré con determinó, — No voy a leer estar porquería.– escupí dejando nuevamente los papeles en la mesa, estaba claro, hoy no era mi día.


(*)

Al poco rato sonó mi teléfono, era mi abuela intenté calmarme para no reaccionar de una mala manera.

Alfa (llamada entrante)

¿Qué sucede abuela?

Abuela (llamada en curso)

Hola mi querido nieto, estoy en la estación de tren, ¿puedes venir a recogerme?

Alfa

Sí, sí, puedo iré de inmediato.

Abuela

Está bien, te estaré esperando.


Tomé las llaves del departamento y llame al guardia para que me estacionara la camioneta delante del edificio, este obedeció, cerré la puerta con llave y nuevamente me lleve una sorpresa al salir el pequeño cachorro de Candy otra vez estaba sobre mi alfombra echado.

— Bueno, al parecer te gusta mi alfombra – dije agachándome a la altura del perrito. — Pero ¿En dónde estará tu dueña?, Veo que te dejo solo nuevamente – él simplemente me movía su pequeña colita.


Decidí tomarlo en brazos, era la primera vez que tenía a un perro tan cerca y más a uno como este que era pequeño, él me miraba y lamía mi brazo con su pequeña lengua por mi parte lo acariciaba, al parecer el perrito disfrutaba de mis caricias.




— Te llamas Roko ¿No es así?.– hablé pensando que el pequeño cachorro me fuera a responder.— Creo que me estoy volviendo loco.



Por su lado, Roko seguía lamiendo mi brazo, jugaba con los pequeños botones de mi camisa queriendo arrancarlas.

— Pero miren esto.– una voz se escuchó detrás.— Se ven muy lindos los dos juntos, creo que Roko tiene un nuevo amigo.– para mi suerte era Candy venía caminando con su mochila al hombro, me di la vuelta para apreciarla más.


— Bueno, creo que el mismo busco a ese amigo.– me percate a responder.— Él me está empezando a caer bien, sobre todo por qué lo volví a encontrar en mi alfombra.


Candy me miró con una sonrisa ladina, sin más le entregué en brazos a su perrito.

— Debe ser por qué eres el único que tiene alfombra en todo el edificio.– dijo — Además Roko debe pensar que es su cómodo puff donde duerme.


— Ya veo, bueno, debo irme tengo cosa que hacer.–dije dándome la vuelta para irme, pero ella volvió a hablar deteniéndome.



— Alfa espera, quería decirte si querías almorzar con nosotros.– comento.


— ¿Tú y cuántos más?.– dije divertido.

— Bueno, solo yo, ya que Roko no come comida de humanos.–rio ella, su risa estaba grabada en mis tímpanos.


— Lo pensaré.– expliqué alejándome

—¡Está bien!.– grito sacándome una sonrisa.




(*)

Al bajar el auto ya estaba estacionado, le di las gracias al guardia, me monte al rato, encendí el motor y marque rumbo hacia la estación del tren. Mientras manejaba iba pensado lo mucho que mi vida había cambiado en estos últimos meses, primero el trabajo que me encargo el Chacal diciendo que debía secuestrar a una jovencita de hermosos ojos, esa chica que solo la apreciaba mediante una foto, ahora estaba delante de mis narices. La apreciaba las veces que podía Candy, simplemente Candy era el nombre de esa chica.













Continuará...

AlfaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz