، 🐺 : Dónde aterrizamos.

882 169 5
                                    

Después de hablar un momento más con sus tres amigos, Jimin caminó directamente a la habitación de Jungkook; tendría que hablar con él seriamente, conversar sobre cómo puede ayudarlo y marcar los límites que crean convenientes para que sus naturalezas no se vean afectadas si no, beneficiadas.

—Hola de nuevo —entró a la habitación con precaución pero su rostro se vio angustiado al notar que el alfa no estaba descansando en lo más mínimo—. Yo... quiero hablar unas cosas contigo —trataba de no lucir tan torpe y expresarse como lo haría normalmente, pero el dolor de su interior no lo dejaba; Jungkook se ve tan pálido y cansado.

—C-Claro, adelante —asintió, sus ojos trataban de mantenerse abiertos y trataba de respirar adecuadamente, pero no lograba demasiado.

—¡Oh, ricitos! —no pudo resistirlo más—. ¿Podría marcarte con mi aroma? —sabe que eso cruza los límites de lo permitido; aunque Jungkook aceptara su naturaleza y fuera un alfa en todo su esplendor, la gente no va por ahí marcando a los demás, es algo muy intimo.

—No —negó, sus cejas se fruncieron con desconcierto.

—Sé que no vas a aceptar tu naturaleza, y es precisamente de lo que quiero hablarte, pero necesito que estés bien para charlar —pidió acercándose a la cama—. Por favor —sus ojos eran suplicantes, tan brillantes ante el temor de otra negativa. El alfa de su interior rasguñaba en su pecho, ansioso por portar el aroma de su omega, desesperado por cumplir las peticiones del ojiazul, pero el raciocinio de Jungkook estaba por encima de eso, no puede negar que el aroma de Jimin le es fascinante y que toda la noche deseó tenerlo consigo para descansar, pero no puede perder ante sus instintos, ese no es él—. Por favor, Jungkook... —pidió de nuevo y el ojiverde se odio a si mismo por rendirse.

—Está bien —asintió apenas, Jimin sonrió gustoso ante la obediencia del alfa, caminó hacia la puerta y la cerró, bajó también las persianas para cubrir la pared de cristal.

—Lo siento, pero nunca había hecho eso y para mí sería algo incómodo si me ven —se disculpó ante sus acciones.

—Lo es —aceptó el alfa—. E-Es algo íntimo, no sé por qué mi alfa lo hace sin cuidado alguno, lamento eso —se sonrojó tanto como su palidez lo permitía.

—No hay cuidado —sonrió tímido y su mano alisó la tela que cubría la camilla, justo al lado de la mano del paciente; por algún motivo, Jungkook sintió escalofríos solo al sentir el mínimo contacto que tuvieron—. Yo... ¿podría recostarme a tu lado?

—A-Adelante —seguía hablando tan suavemente como la falta de oxigenación le permitía, pero los nervios embargaban poco a poco cada espacio de su cuerpo.

Jimin se colocó delicadamente a un lado de él, lo rodeó por la cintura con uno de sus brazos y su omega comenzó a actuar por él; era extraña la ocasión que dejaba a su lobo tomar el control pero ésta vez su pecho estaba rogando por hacerlo, y ahí estaba, frotando su mejilla por la fuente de aroma del alfa; la vainilla y el café se apoderaron de la habitación. Fue involuntario cuando el alfa ronroneó gustoso ante el contacto, suspiró aliviado cuando su pecho dejó de doler y una nube de ensoñación lo rodeó por completo adormeciendo cada músculo y relajándolo como nunca antes. No puede negar que el contacto que tiene con el omega lo hace sentir mejor, su alfa estaba en su interior, tranquilo como si estuviera agitando una colita imaginaria por mera felicidad; por primera vez no luchaba por hacerse notar, lo sentía presente, pero no quería tomar el control.

Sin saberlo unas lágrimas bajaron por sus mejillas, Jimin notó eso y se apresuró a lamerlas para retirar todo rastro de ellas, frotó su mejilla contra la del alfa cuidando de no lastimar su cuerpo. Decidido a que era suficiente y debía dejar al alfa descansar, se levantó cuidadosamente y acarició el cabello del más alto, sus ojos estaban cerrados y se veía un poco más relajado, estaba dormido.

where we land › kookminWhere stories live. Discover now