Capítulo 5

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Esta vez llega temprano a la escuela y se sorprende al ver a Dream hablando con otros compañeros. Al parecer ya se estaba consiguiendo amigos. Se les queda observando un buen rato con un sentimiento de angustia, tal vez un poco de celos por Dream, ya que este consiguió hacer amigos muy pronto y él no tenía ninguno, aunque tampoco quería tener amigos. De todas formas, no puede sentir un poco de celos porque logró integrarse muy rápido.

Las clases transcurren más rápido de lo que parece. Dream le ha estado mostrando a sus nuevos amigos fotos de sus graffitis y algunos dibujos que hizo durante la clase, todos están asombrados por su talento y a George eso le molesta porque nadie nunca se había interesado por sus pinturas.

—Deberías vender tus dibujos —le dice uno de sus amigos a Dream—. Yo los compraría todos si tuviera dinero.

—Te los puedo regalar si quieres.

George intenta disimular su molestia. Sabía que Dream solo intentaba ser bueno, pero no podía ir por el mundo regalando sus dibujos.

Apenas acaba la última clase, se acerca hasta la mesa de Dream y se para frente suyo.

—Guarda tus cosas rápido. Necesito hablar contigo —le pide George, antes de dirigirse a la puerta.

Dream parece confundido, pero termina obedeciendo.

—¿Eres amigo de George? —le pregunta uno de sus nuevos amigos.

—No, solo vamos a la misma academia de arte. Ya vuelvo.

Dream sale de la clase y se encuentra con George.

—Deja de regalar tus dibujos —le dice George.

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo con regalar mi arte?

—Vas a necesitarlos para tu portafolio. Tal vez no te tomes muy en serio esto, pero si quieres de verdad dedicarte al arte necesitarás una buena educación y si quieres que una buena escuela de arte te acepte necesitas un buen portafolio, así que si sigues regalando tus dibujos, ni siquiera conseguirás a tener un portafolio.

—Ya veo... Muchas gracias por el consejo. No tenía ni la menor idea de que podría ser malo regalar mis dibujos.

—Puedes regalar algunos de tus dibujos, pero intenta conservar los mejores.

—Está bien. Lo haré. Por un momento creí que no te agradaba.

—No me agradas, pero eres el que menos me desagrada de la academia. Tampoco te creas que voy a ser tu amigo después de esto.

George retoma su camino para salir de la escuela. No intentaba ser bueno con Dream, solo le molestaba la gente que no se tomaba el arte en serio como él.

Dream por otra parte no puede evitar sonreír al ver una mejora en su relación con George. Había sido un gran avance.

...

Durante el camino a casa, Dream piensa en su nueva excusa para salir de su casa e ir a la academia. Si no encontraba una buena excusa, pronto lo descubrirían.

Apenas entra a su casa escucha a su madre llamarlo.

—Clay, vamos a ir a cenar con tus abuelos. Por favor, te quiero listo antes de las seis.

—No puedo. Tengo que... ir a la casa de un amigo a hacer un trabajo.

—¿Para cuándo es ese trabajo?

—Para mañana. Saluden a los abuelos de mi parte —dice Dream antes de encerrarse en su habitación.

...

George intenta acabar su tarea antes de ir a la academia, pero lo único que hace es hacer un dibujo tras otro. De todas formas, a sus padres no le importa si no le va muy bien en el ámbito académico, ellos solo quieren que sea un artista exitoso como toda su familia.

A veces le frustra toda esa presión de su familia sobre él. A veces no sabe si es que de verdad ama el arte o solo lo hace porque es en lo único que es verdaderamente bueno o solo porque está acostumbrado a ello. Además, siempre ha pensado en su daltonismo como una ventaja en el mundo del arte más que una desventaja. Podía llegar a hacer obras de arte que para alguien normal eran espectaculares simplemente por los colores que empleaba.

Le molesta cuando llega a la academia y ve como Dream disfruta hacer su escultura, mientras que él solo intenta hacerla perfecta. Porque si algo los diferenciaba a los dos es que Dream le ponía sentimiento a su arte, mientras que él solo lo intentaba hacer perfecto. ¿Pero cómo algo podía ser perfecto y no transmitir nada?

Cuando llega el último día para finalizar su escultura se queda asombrado al ver la de Dream. George tiene una obsesión con verse en el espejo y apreciar cada parte de sí, pero nunca se había fijado en cómo era percibido por el resto, mucho menos de cómo Dream lo percibía. Le sorprende verse a sí mismo en una escultura con una expresión pensativa casi completamente seria.

—¿Te gustó? —le pregunta Dream, sonriendo expectante a su respuesta.

—No se parece a mí.

—¿En serio? Bueno, supongo que es porque es mi primera escultura, pero prometo mejorar. Por cierto, me encanta la tuya, es casi una copia exacta de la original.

—Fue muy sencillo en realidad.

—¿No me quieres enseñar? Creo que sería más divertido aprender contigo.

—No tengo tiempo.

—Podrían ser los fines de semana. Además, ayudará mucho en tu carta de recomendación.

—No tengo tiempo, Dream. Soy una persona ocupada —se excusa.

La verdad es que no quería pasar tiempo con Dream y mucho menos llevarlo a su casa. Prefería tener tiempo para mejorar su técnica que jugar a la escuelita.

—Revisaremos sus esculturas la próxima clase. Vayan eligiendo sus parejas para el próximo trabajo.

Dream voltea a ver a George al escuchar eso, y este solo suspira.

—¿Quieres ser mi pareja para el próximo trabajo? Recuerda que dijiste que soy el que menos te desagrada.

—Sé lo que dije y voy a aceptar porque sé que no me queda otra opción.

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