VI

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Todo paso tan rápido. Estoy más que sorprendida, esa alfa tonta había acorralado al pobre chico que solo había sido amable conmigo.

— Pero qué te pasa, alejate de mí — dice el asustado chico.

— Anda alejate de él, solo ha sido amable.

— Eres acaso tonta, nadie se te acerca a mitad del bosque solo para ser amable — se aleja del hombre para mirar a la pequeña omega quien tenía una expresión de enojo en su rostro.

—  Pierdo tiempo hablando contigo — ignora la presencia de la Alfa, va con el chico quien del susto se había raspado la mano, Nueng agarro su mano y volteo a mirar a la alfa.

— Alejate de él, acaso no entiendes, estoy siendo bastante paciente contigo niña.

— Eres igual a todos los demás Alfas. Vivir contigo será un infierno — se despide del chico para empezar a caminar en dirección a la cabaña.

— Nueng esperame por favor, no quería asustarte solo pensé en el peor escenario.

— Lo que pasa contigo es que me crees tan débil como para no saber defenderme, no necesito que me cuides.

— De qué hablas, mi deber como alfa es cuidar a mi mujer y a la familia que construiremos en un futuro.

Nueng deja de caminar para ponerse frente a la alfa, con su dedo índice señala a la cabeza de la mayor quien la mira confundida por intentar descifrar que haría la omega.

— No sé qué pase por tu cabeza acerca de que estaremos juntas. Te recuerdo que yo no tuve opción siquiera de protestar por no querer unirme contigo.

— Solo por qué reaccione de esa manera porque un hombre se te acerco ya crees saber todo de mí.

— Me da igual lo que me digas, una acción vale más que las palabras.

— Llegará el día que me ames tanto y cuando eso pase te recordaré tus palabras — agarra la mano de la omega para acercar su cuerpo al suyo.

— Qué haces, sueltame alfa tonta —
sus esfuerzos por safarse del agarre de Khu-Nueng eran inútiles pues era más fuerte.

—  Además mientras no estabas tu abuela mando tus cosas y sin querer una caja dejó caer un libro —  lleve mis labios hasta la oreja de la menor, quien se tenso al sentir mi respiración tan serca de ella.

— Qué haces ahora — mi corazón empezó a latir más rápido, ella estaba muy serca.

— No sabía que a mi omega le gustara las novelas eróticas, aunque no es la gran cosa pero, si tú quieres puedo ayudarte a recrear lo que hay en esas narraciones.

— Eres — fue lo único que pude decir, mi cara estaba caliente por lo que dijo esa alfa, no debió leer mis libros y espero que mi abuela no se haya dado cuenta de que se trataban.

— Por la edad debe parecerte fascinante ese tema, te doy la opción de recrear todo lo que has leído y te garantizó que será mil veces mejor experimentarlo por ti misma.

— Contigo planeó nunca empezar mi vida sexual. Alfa tonta — Con mi mano aleje su rostro.

— También esperaré que llegue el día en que me pidas que te haga mía, después de todo soy tuya así como tú mía.

— Ya vámonos — Camine rápido. No quería que ella viera mi rostro sonrojado por culpa de sus palabras.

Me sorprendi al ver que mis pies dejaron el suelo y unas manos invadieron mi cuerpo.

Ella me había cargado, cuando la mire me sorprendi porque estaba sonriendo como si se tratase de un chiste.

— No hace falta que te cuestiónes la razón por la cual decidí llevarte así en mis brazos.

— No me importa lo que hagas. Si nos caemos te matare.

— Qué divertida eres, debes saber que usted señorita Nueng, es la primer persona que me amenaza de muerte.

— Podrás ser un Alfa de alto nivel pero yo no te tengo miedo.

— Aún si hago esto — deslize mis manos con cuidado para hacer que Nueng quedará con las piernas en mi cintura mientras yo tengo mis manos es sus piernas.

Puse su cuerpo contra el tronco de un árbol, solo quería ponerla nerviosa. Con mi nariz acaricie su cuello, inhale con fuerza, quería embriagarme con su olor que me había vuelto loca.

Levante mi rostro para mirarla y me sorprendi al ver que quería llorar quizás me sobrepase con ella.

— Eres una Alfa tonta, por detener el impacto de mi cuerpo con el árbol me clave una astilla en mi mano.

— Se suponía que tenías que poner tus manos en mi cuello no pegarlas al árbol, tus libros dicen eso.

— Quien se acuerda de lo que leyó en un momento así.

— Dejame saco esa astilla — era algo infantil ponerse a llorar por una astilla tan pequeña, y aquí va nuestro primer momento romántico arruinado.

Arruinado por una astilla.












la elegida  (𝘉𝘓𝘈𝘕𝘒 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘦𝘴)  g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora