VII

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— No te voy a perdonar esto — dice Nueng.

— Mi intención no era que te lastimaras, dejame compensarte.

— Quiero que me pintes y ovbio será gratis — no pensé antes de hablar, dije cualquier cosa en vez de pedirle la separación aunque, dudo que acepte eso.

— Por ti hago lo que sea —  me acerque a la enojada Omega, agarre la mano donde se había lastimado y le di un pequeño beso.

Su reacción fue alejar su mano darse vuelta y salir corriendo en direccion a la cabaña. Yo solo pude pensar en si siempre estaría detrás de ella intentando alcanzarla.

¡Esperame! Grite con fuerza. Ya me encontraba corriendo y cuando por fin pude llegar a la cabaña la encontré abrazando su móvil.

— Mi precioso — murmura Nueng.

— Parece que aprecias más eso que a mí.

— He pasado más tiempo con esto que contigo Alfa.

— Eso es una verdad dolorosa, te ayudare acomodar tus cosas — levante una caja para, llevarla hasta la habitación de mi Omega.

Estuve una hora así, llevando cajas, mientras ellas las acomodaba. Verla sonreír se sentía bien, me hacía feliz.

Cuando por fin logramos terminar ella se acercó a mí, comenzó a mover su ceja de manera algo extraña, la levantaba y yo solo pude pensar que quería transmitir un mensaje con ese gesto pero, no entendí.

— No entiendes, ahora quiero que me pintes.

— Ah claro, vamos a mi estudio ahí están todas mis cosas.

— Sé que estan ahí, tienes muchas pinturas.

— Perdón, no se me cruzó por la cabeza que podías  a ver visto toda la cabaña el tiempo que yo estuve fuera—  le señale a mi Omega donde debía sentarse, yo me senté también agarre el lápiz para empezar a trazar pero, observe que ella tenía un gesto de molestia en su rostro.

— No planeas decirme cómo debo posar o algo más.

— Entonces harás lo que te diga.

— Ovbio, eres la artista verdad, sabes más de esto que yo.

— Entonces desnudate — me quedé esperando su reacción a mi comentario, ella se levantó de la silla y se acercó a mí, se sentó encima mío, sus manos rodearon mi cuello.

Yo solo me quedé quieta, mis manos no me respondían por mi nerviosismo.

— Quieres que me desnude para que puedas pintarme — con mis dedos acaricie su nuca, ella levanto su cabeza, sus ojos miraban de un lado otro intentando descifrar que quería hacerle.

Lleve mis labios a los suyos, estaban tan serca que pude sentir su aliento caliente. Te mueres por besarme alfa.

— Sabes que sí — hice el esfuerzo por llevar mis manos hacia su cadera, estaba por besarla pero sentí un golpe en mi mejilla.

Nueng se levantó, ella acaba de tirarme una cachetada a mí, su alfa, cómo se atrevía hacer algo así.

Volvió acercarse a mí tomandome de la camisa . En tu vida me verás desnuda, intente hacer esto de la pintura para llevarme bien contigo, eres una Alfa tan tonta. Eso fue lo que dijo para luego marcharse en dirección a su habitación.

Estaba por ir con ella, necesitaba explicarle que nunca lo dije con una intención mala. El sonido de la puerta me lo impidió, maldeci a quién interrumpía en mi casa.

Abri la puerta y me dejó ver a mi hermanita con lágrimas en sus ojos.

— Khu-Nueng, discuti con Mon.

— Entra y cuéntame qué pasó.

Me dolía ver llorar a mi hermanita, me contó que la discusión fue porque ella se puso celosa de un hombre que ayudó a Mon con bolsas de compras, le reclamo por no verla llamado para que ella la ayude.

Mon le dijo que nunca cambiaría y se fue llorando, así que mi hermanita vino conmigo.

Aunque no entendía bien la relación de ellas dos, solo una solución se me vino a la mente y era el marcaje, si sentía inseguridad de que alguien llegue y se robe a la Omega entonces debería marcarla.

— Qué hago hermana mayor.

— Solo hay una solución pero, antes de eso quiero recordarte que tú y yo somos superiores a los demás Alfas, nuestras omegas son afortunadas por tenernos.

— Es que tengo miedo a que alguien se la robe.

—  Recuerda que somos superiores, si tanto te preucupa puedes marcarla, así tu inseguridad se irá.

— Le prometi que la marcaría cuando estuviera lista.

— Habla con ella, dile que tienes miedo de que ella te deje, seguro que te permite marcarla.

— Lo haré. Por cierto, por qué tu mejilla está Roja.

— No es nada, no te preucupes por mí. Y recuerda que somos superiores, nunca bajes la cabeza.

Mi hermana se fue. Espero verla ayudado, lo que me deja ahora con mi problema que esta en la habitación.

Acaricie mi mejilla y volvi a mi estudio para pintar a mi mujer.

Cuando termine, lleva mi dibujo hasta la habitación, no le dije nada porque los más probable es que no quiera ni verme. Deslize el dibujo por debajo de la puerta.

Ahora solo queda esperar.

la elegida  (𝘉𝘓𝘈𝘕𝘒 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘦𝘴)  g!pWhere stories live. Discover now