Prólogo

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Cerca de una ciudad había un pequeño pueblo donde la gente vivía en paz por la protección de cuatro criaturas, quienes eran agradecidos con pequeños gestos, desde niños dejando dulces en la puerta de su hogar y adultos con algunos regalos.

Pero después de una tragedia estos desaparecieron y comenzaron a suceder acontecimientos que la gente no podía explicar, poco a poco el pueblo comenzó a ser deshabitado y hasta la fecha aquel que intenta averiguar sobre el lugar termina siendo sacado o no regresa a su hogar.

— Estamos aquí en el pequeño pueblo de Warm River del que ustedes queridos espectadores nos dijeron — dijo un adolescente con cámara en mano.

Un pequeño grupo de tres jóvenes con linternas y cámaras había llegado a la entrada del lugar. Ya que ellos se dedicaban a explorar lugares abandonados y sus seguidores les habían contado del pueblo que se encontraba a las orillas de la ciudad de Nueva York.

— Según la información que se sabe, este lugar estaba habitado hace diez años por las criaturas protectoras — el líder del grupo comenzó a hablar mientras transmitía en vivo.

— Y según la información de los que vivieron en ese tiempo aquí, un día simplemente desaparecieron y desde entonces cosas anormales pasaron — otro explico mientras abrían la reja apuntando a su camino para no tropezar.

— La gente decía que sus cultivos eran destruidos, los animales huían aterrados y que incluso algunos aldeanos terminaron heridos al toparse con lo que ahora viva acá — el tercero que ocupaba la cámara de luz nocturna igual comento grabando a su paso.

— También lo que ahora aterroriza el lugar suelta gritos de dolor que puede erizarte la piel hasta ponértela de gallina — termino de contar el líder del grupo adelante.

— Trataremos de pasar la noche aquí espectadores, quizás descubramos que oculta este lugar — exclamó animando a todos y mostrando no tener miedo.

Comenzaron a explorar las calles donde habían varias casas abandonadas, exploraron algunas encontrando algunos artículos de sus antiguos dueños y algunos platos rotos.

Pasando por un pequeño parque hecho con piezas de la naturaleza para armar juegos para los niños, en su camino vieron a la distancia lo que parecía una iglesia y al lado de ella una pequeña cabaña que era más decorado como un santuario.

— Parece que es aquí donde los rumores decían que dejaban los obsequios a los que protegían este lugar — comento uno del grupo apuntando con la linterna el lugar.

Al ver la iglesia pensaban ingresar a explorar pero sintieron un viento helado que les erizo la piel, pronto sintieron que no estaban solos. Rápido voltearon a sus espaldas apuntando con cámara y linterna pero no había nada.

— Je, que gracioso seguro son los nervios porque ya son las tres de la madrugada y este lugar es tan tranquilo — dijo el líder del grupo.

Pero uno de ellos noto una sombra pasar detrás de su amigo y unos ojos brillosos que le dieron una rápida mirada antes de desaparecer.

— ¡AH! — el que tenía la linterna la dejo caer por el susto y rápido la tomo con sus manos temblorosas de nuevo.
  
— ¿Que te pasa? — pregunto el de la cámara apuntando al lugar pero en su pantalla de grabación no había nada.

— ¡Había algo detrás de ti! — exclamó apuntando al santuario.

Pronto el líder del grupo vio su teléfono notando los comentarios de sus espectadores nerviosos por lo que pueden toparse.

— Vamos chicos tranquilos, los fantasmas no existen recuerden que hemos llegado hasta acá y no ha pasado nada — trato de calmar a los dos manteniéndose sereno.

— Enserio hermano creo que lo mejor será salir de aquí, esto no es como las exploraciones que ya hicimos — hablo esta vez el de la cámara igual sintiendo el miedo en su cuerpo.

Pronto escucharon profundos suspiros de dolor que retumban por su alrededor, como aún seguían transmitiendo la gente en sus hogares podían escuchar lo que pasaba detrás de la cámara.

— ¿Que fue eso? — susurro uno de ellos buscando con su linterna.

Los tres se juntaron para no separarse y sus fuentes de luz comenzaron a fallar, maldijeron en voz  baja golpeando los aparatos para hacerlos funcionar.

— ¿Dónde estás? — escucharon una voz pero no podían describir de dónde.

— ¿Nos odias verdad? — otra voz igual con dolor ahogado se escuchó.

Los tres adolescentes ya estaban bastante asustados ya que los rumores de que algo aún aterrorizaba el lugar aún vivía ahí, pero nunca se aclaró que era más de uno.

— Perdonanos, ototo — una tercera voz se escucha, pero los tres se congelaron al escuchar la última frase cerca de ellos.

Cuando finalmente uno de ellos logro encender su linterna rápidamente apunto hacia adelante buscando el origen de aquellas voces.

Los tres buscaron con la mirada y uno de ellos apunto tembloroso arriba del santuario dónde se podían ver tres sombras junto a unos ojos brillantes.

Las cuales se tornaron en tres tonos, rojo, azul y verdes mostrando que ahora se hallaban enojados. Los exploradores sin pensarlo dos veces se echaron a correr para salir del lugar.

Escuchando los gritos de dolor de las tres criaturas mientras eran perseguidos, al sentirlos cerca no pensaron dos veces en dejar tiradas sus cosas para perder peso en su escape y finalmente lograron atravesar la entrada principal.

— ¡No se queden ahí vámonos! — el líder levanto a prisa a sus dos amigos para alejarse del lugar.

Quienes sin mirar atrás escaparon del lugar dejando por perdida sus cosas, porque lo último que oyeron fueron los gritos de aquellas tres criaturas.

— ¡¡Devuelvenos a nuestro hermanito!! — los tres exclamaron al mismo tiempo llenos de ira.

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Turulu :b finalmente comenzamos con esta nueva obra, que al ser algo nuevo en el fandom tal vez cambie demasiados factores.

Bien arrancamos con esto y como se mencionó este será corto, pero aún así con capítulos largos para que se sienta la tensión y emoción.

Espero que les agrade está idea y que sea recibida con cariño al ser disfrutada.

Por lo tanto aquí les dejo el prólogo, hasta el próximo capítulo.

Los quiere Cristal.

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