Las familias no son perfectas, a veces pelean, pero un alma que es atormentada por un error del pasado queda atrapada hasta hallar la paz.
Cuatro hermanos vivían en paz junto a los humanos, pero algo desencadenó que sus almas queden atrapadas en el...
El atardecer ya estaba pasando a la oscuridad, pronto la gente se quedó encerrada en sus casas mientras los adolescentes iban a prisa a casa de su amiga, quien estaba en la entrada de su hogar buscando con la mirada a sus amigos.
Pero también estaba esperando a su madre quien salió a comprar algunos comestibles para ellos y para sus amigos. Miwa ya comenzaba a sentir que era mala idea que su madre haya salido, la noche ya estaba cayendo.
— Ya llegamos — escuchó las voces de sus amigos.
Vio que efectivamente los dos adolescentes habían llegado juntos, Casey tenía a su hermanita en sus brazos durmiendo. Ella los dejo pasar y le indico a su amigo que podía dejar a la menor en el cuarto de invitados.
— ¿Tu madre aún no llega? — preguntó la pelirroja.
— Me envió un mensaje que ya estaba volviendo, espero que no se demore antes de que termine de oscurecer — exclamó la azabache aún esperando.
— Será mejor que yo vaya a buscar a Shen, ustedes quédense en la casa y no salgan para nada — el padre de la chica había aparecido.
Decidió ir a por su esposa para su mayor tranquilidad de poder protegerla de los peligros de la calle y también de los yokais si era necesario.
— Pero es toque de queda papá — Miwa dijo con preocupación.
— No pasa nada cariño, voy y vuelvo con tu madre — le consoló Yoshi saliendo del hogar y cerrando la puerta.
— Tu padre es fuerte, recuerda que nos ha estado entrenando, bueno más a ti desde niña — le recordó Abril a su amigo que su padre es un maestro de las artes marciales.
— Se que lo es — exclamó con algo de tranquilidad la chica.
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Casey quien había dejado a su hermanita en la cama, la arropó y dejo descansar con tranquilidad de que este quieta por un par de horas.
En su caminata la niña se había agotado debido a su corta edad y sus horarios se cansaba con facilidad ya que su padre siempre la mandaba a dormir tan temprano.
El chico la dejo para ir a reunirse con sus amigas, mientras la pequeña Ángel abrazaba su peluche favorito y entre sueños murmuraba estar hablando con alguien.
En sus sueños estaba en un bosque lleno de bellas flores y cerca de un lago, la pequeña corrió por el campo disfrutando la libertad que había.
En su recorrido vio una figura que se ocultaba en un árbol, su curiosidad era mayor y se acercó para ver de cerca quien se escondía, pero al estar a una corta distancia está se oculto arriba de las ramas y hojas.
— No te escondas, no voy a lastimarte — declaró la infante en su inocencia.
Pero quien se ocultaba no cedía a su petición, Ángel pensó que era demasiado tímido y optó por intentar ganarse su confianza.
