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Pov Valentín.

Continuamos nuestro camino hasta que me di cuenta de que el tiempo se nos escapaba y teníamos que volver a casa. Al llegar, nos sorprendió ver a Alejandra y Sofía hablando con Paulina en el patio. Era inusual verlas allí, considerando que estaban ocupadas con los preparativos de la mudanza.

Alejandra abrazó a Daniela y le explicó que necesitaba algunos consejos de organización, antes de llevarla al patio para hablar en privado. Mientras tanto, Sofía se acercó a mí y me saludó con una sonrisa.

"¿Cómo va todo con la mudanza?" le pregunté, interesado en su bienestar.

"¡Demasiado bien!", respondió con entusiasmo. "Al principio estábamos bastante estresadas, pero ahora todo está más tranquilo".

Me alegré de escucharlo. "Siempre quise que ambas fueran felices juntas", le dije sinceramente.

Sofía luego compartió detalles sobre los ensayos para la obra de teatro, mencionando lo entregada que estaba Alejandra en su papel. Le agradecí nuevamente por aceptar actuar en mi obra final de la universidad, y por accidente, solté un término argentino familiar.

"¡Polleruda!", exclamé, sin darme cuenta del desliz. Sofía levantó una ceja con diversión mientras me llamaba "prollerudo", y pronto estábamos envueltos en una pelea juguetona, riendo juntos por el pequeño malentendido.

Pronto estábamos los dos en el suelo en una pelea , se podía decir que ninguno golpeaba a la otra persona en serio pero la realidad es que estábamos peleando con puños.

Ambos estábamos en el suelo, golpeándonos, pero ninguno de nosotros pegaba realmente fuerte, eran más bien golpes de broma. Hasta que escuchamos un "¡Sofía Reyes, ¿qué estás haciendo?!" Era la voz de Alejandra, visiblemente molesta. Rápidamente, Sofía soltó un "¡Mierda!" y se separó de mí, tratando de calmar a su novia.

Yo no pude evitar soltar una risa y le dije: "¡Polleruda!" Pero lo que me sorprendió fue escuchar a Daniela decir: "¡Valentín Ismael Domínguez!" en tono de reproche, comenzando a retarme. Yo simplemente repetía que Sofía había empezado. Paulina, por su parte, solo se reía.

Después de la pequeña escena, Sofía y yo estábamos sentados en el sillón, escuchando cómo nuestras novias nos regañaban a ambos. La miré y ella me devolvió la mirada. "Al final, los dos terminamos siendo pollerudos", le dije con una sonrisa, aceptando nuestra derrota en la batalla de las bromas.

Alejandra le dice a Sofía que iba a dormir en el sillón o peor, que la castigaría. Sofía parece triste, pero al mismo tiempo algo feliz, y yo no entiendo por qué. En cambio, Daniela me mira y me dice: "No podría enojarme contigo, pero si me entero de que vuelven a pelear como niños chiquitos, les juro que los mato".

En ese momento, mi suegra, Moni, interviene y les recuerda a Daniela y Alejandra las peleas que tenían cuando eran pequeñas, incluso peores que las nuestras.

Ellas le dicen a Moni que no nos dé la razón, pero Sofía, con curiosidad, le pregunta a Moni a qué se refiere, ya que Alejandra siempre le había dicho que con sus hermanas jamás se habían peleado. Esto desató una risa muy fuerte por parte de Moni. Alejandra y Daniela le pidieron que no contara nada, pero yo le dije que por favor lo hiciera. Moni se apoyó contra la pared y comenzó a contar.

"¡Oh, chicos, no tienen idea de las peleas que tenían cuando eran pequeñas!", dijo Moni entre risas. "Recuerdo una vez que estaban tan enojadas que se tiraron los juguetes unas a otras, y otra vez se pelearon por el control remoto durante horas".

Todos nos miramos sorprendidos y luego comenzamos a reír, imaginándonos a las tres hermanas en medio de esas situaciones ridículas. Aunque al principio Alejandra y Daniela estaban un poco avergonzadas, terminaron riendo con nosotros, disfrutando de esos recuerdos de la infancia.

Notas En La Pista Where stories live. Discover now