Lilas

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Pete POV

Con la llegada tardía del príncipe, el Rey no tuvo más que aceptar la cancelación de sus planes, no quería malgastar los esfuerzos de todos en el castillo por un festejo que su hijo claramente no quería, así que para el amanecer lo único que tuvo para el gran recibimiento fue un desayuno privado con Vegas.

Lo que me permitió recuperarme del abrupto despertar del día anterior, las doncellas dejaron un desayunó preparado en el balcón de mi habitación y los hombres llenaron la tina de agua tibia sin mirarme a los ojos, a veces la falta de conocimiento sobre mi pueblo era ligeramente exasperante, podía hablarles, mirarlos a los ojos, tener una relación amistosa con todo el mundo, pero por ordenes poco detalladas del Rey, preferían tratarme como si pudiera convertirlos en piedra como una leyenda de la antigua Grecia.

Suspiré tomando un panecillo con mermelada y una humeante taza de té de limón, normalmente prefería la manzanilla, pero se había terminado en la cocina, dos terrones de azúcar mejoraron el sabor y pude perderme en mis pensamientos sobre las posibilidades que deparaba el futuro con el príncipe de regreso.

Los pobladores estaban nerviosos, no confiaban en él, aparte de las terribles historias de sus compañeros de guerra, había murmullos sobre su ignorancia para gobernar, según entendí, los viejos tutores del príncipe morían de desesperación al tratar de enseñarle los conceptos más básicos de su reino. Ni siquiera eran problemas matemáticos o largos libros de historia, habían reducido la información a resúmenes que pudieran entretener al niño obsesionado con jugar con soldaditos de juguete.

Le daban tareas simples para cerciorarse de que estuviera aprendiendo, pero cada semana terminaban en la oficina del Rey avergonzados por la falta de empeño del estudiante. Los gritos se escuchaban por todo el castillo, mentores que habían trabajado para la familia durante décadas, abandonaron el trabajo al verse sobrepasados por el chico, hasta que el viejo consejero decidió tomar el asunto en sus propias manos.

Según los rumores, el consejero amenazó al joven príncipe, con lo único que parecía importarle. La amenaza iba más o menos así, al cumplir la mayoría de edad comenzaría su etapa para enlistarse al ejercito como preparativos para su próxima subida al trono, sin embargo, el consejero tendría que firmar documentos que validaran que estaba listo para ese paso y él no firmaría nada hasta que el príncipe pasara todos sus exámenes.

Vegas tenía dieciséis, faltaba un año y dos meses para que fuera mayor de edad y tenía más de diez años de atraso en sus estudios, ante la amenaza se puso colérico, grito, peleo y ordeno a su padre que se deshiciera del consejero. El único problema era que Kan confiaba ciegamente en el hombre y decidió que, si esa era la única forma de doblegar a su hijo, tomaría la vía larga.

No estaba seguro de que la historia fuera totalmente cierta, pero las palabras del antiguo consejero cuando me llamó a su oficina para cederme su puesto, me hacían creer que debía haber algo de verdad.

―El Rey será bueno contigo, no debes temer de él. Pero su hijo te lo pondrá difícil cuando llegué su momento de tomar el trono. Es un guerrero por naturaleza, salvaje y bárbaro, actúa antes de pensar y disfruta los retos, si te considera uno, no descansara hasta doblegarte a su nivel. En esos momentos, debes recordar que tú eres un hombre de la mente, el conocimiento y la paciencia son parte de nosotros. No dejes que te arrebate eso.

Por suerte, tuve un año para prepárame, conocía el castillo, a la gente que vivía en él y me había ganado la confianza de su padre, sentía que tenía aliados. Podría cuidarme las espaldas si lo requería, aunque estaba dispuesto a darle un voto de confianza en caso de que nuestra relación laboral se extendiera más allá del reinado de Kan. Después de todo, no quería ser el primer consejero en renunciar porque el nuevo Rey no es de su agrado.

Call me yoursWhere stories live. Discover now