8: ¿ᴜɴ ʟᴀᴅʀóɴ?

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Minji le había pedido a su hermano que fuera a comprar frutas, verduras y pan para el almuerzo. El mercado estaba repleto de gente esa mañana de domingo, por lo que estuvo difícil ver cuál precio le convenía más; las uvas más dulces estaban en el puesto cinco, las bananas, las fresas y las ciruelas también. Sooha se acercó a ese puesto y esperó su turno, paseando con su vista por el lugar, viendo que un chico rozaba los cajones de arándanos... «¿Ése es...?», sí, era él. El chico de su instituto con quien solía toparse.

Habiendo comprado lo pedido por su hermana, Young decidió observarlo un rato y subió a su cabeza la capucha de su chaqueta, camuflándose a medias.

«Pero ¿qué es lo que hace?», pensó al verlo tomar una vianda llena de arándanos y esconderla debajo de su polera, sin que la vendedora se diera cuenta. Sooha continuó ahí, acercándose despacio y a espaldas del chico. Salió del mercado y creyó que no lo había visto nadie, sacando la vianda para llevarla bajo su brazo, pero sus zapatillas rasparon el suelo junto a las de Young, quien no dudó en arrebatarle la vianda como un ladrón.

Los dos se miraron: desconcertado uno, aterrado el otro.

---¿Pagaste por esto? ---a sabiendas, Sooha esperó su respuesta.

---Sí...

---¿Ah, en serio? ---No le creyó---. ¿Por qué la escondiste?

El chico se cohibía, como queriendo ocultarse bajo tierra. Sus ojos viajaban a la vianda y volvían a la mirada de Sooha, que continuaba preguntándole la razón.

Descubierto, agachó la cabeza e intentó irse sin decir nada, pero aquel volvió a retenerlo por el brazo.

---Oye, no voy a acusarte.

Lo oyó resoplar, agobiado por sus propios pensamientos entre la ética y la moral, buscando una solución que fuera correcta.

Sooha lo soltó.

---Mira, si tienes hambre, dímelo. Yo puedo comprar esto por ti, si es lo que viniste a buscar...

El chico se veía mal, avergonzado. Sin embargo, Young fue paciente y lo animó, pidiéndole que le dijera su nombre a la vez que le revelaba el suyo.

---Me gusta que me llamen Teo ---le dijo, apenado---. Y no te preocupes, yo devolveré la vianda...

---¿Y si te descubren? Tranquilo, déjamelo a mí, Teo. Ya se me ocurrió algo, espérame aquí.

El ahora nombrado, asintió y esperó junto a unos arbustos hasta que vio volver a Sooha con una bolsa en cada mano y se levantó para preguntarle qué era lo que había hecho.

---Conozco a la señora del puesto. Y además, me dio esto para ti ---respondió él, extendiéndole una de las bolsas.

Teo la abrió y no había una, sino tres viandas con arándanos, fresas y uvas.

---Pero ¿qué es esto? ¿Qué le dijiste, Young?

El susodicho se encogió de hombros con una sonrisa ladina y alzó ambas cejas, comenzando a caminar seguido de su nuevo compañero.

---Le dije la verdad.

---¿Qué? Dime qué, por favor.

---Rayos, que insistes mucho. Pues le dije la verdad, Teo. Que tienes hambre y le pagué por tu vianda y esas otras, disfrútalas. ¡Tengo que irme! Nos veremos en el instituto, cuando me quiten la suspensión...

Teo se quedó en medio del camino, viéndolo marchar con su compra y trotando cuan niño alegre. La culpa de haber querido robar se había disipado, volviendo a abrir la bolsa para mirar la fruta con un hambre voraz.

Llevaba tres días sin comer.





(ᴅᴇꜱ) ᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏꜱ (pausado).Where stories live. Discover now