8: Tatiana al rescate

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Amelie termina de ponerse los tacones justo antes de que Elían anuncie su llegada presionando el timbre. Larry no empieza a ladrar como loco y eso le extraña, pero no le presta atención cuando lo ve distraído mordiendo una almohada del sofá.

Se apresura a abrir la puerta cuando Elían vuelve a tocar el timbre unas tres veces más, y se sorprende cuando lo primero con lo que se encuentra es un ramo de flores, rosas de color rosa, lirios y gardenias. Detrás del elaborado y hermoso ramo se encuentra el creador de este mismo; Amelie nunca había visto a Elían tan apuesto, el hombre tiene cierto nivel de encanto, nunca ha dudado de eso, después de todo esa fue una de las principales causas que la impulsaron a tomarlo como su inspiración, sin embargo, en esta ocasión es distinto.

—¿Quién eres? —pregunta en burla y Elían rueda los ojos, entregándole el ramo con impaciencia, es ahí donde Amelie nota que las manos del hombre están vendadas, pero decide no hacer ninguna pregunta al respecto—. ¿Para mí?

—No, son para el perro.

—Qué considerado, pero a Larry le gustan más los girasoles.

—Son para ti, Amelie, ya deja de molestarme.

Amelie acepta las flores con gusto, se niega a admitir que el detalle le gustó más de lo esperado, es la primera vez que alguien le regala flores, y de tan solo pensar que Elían lo hizo únicamente porque está cumpliendo su ficticio rol como novio la amarga más de lo que debería. En realidad, no debería sentir nada negativo al pensar eso, es una realidad, y no tiene que molestarse si todo es solo una farsa para engañar a la hermana del hombre.

—¿Estás lista? —Elían pregunta, pero ella solo se dedica a recorrerlo con la mirada. Su cabello castaño se ve dorado bajo el sol que empieza a esconderse, al igual que sus ojos color miel. Amelie nunca pensó que él se vería tan bien en un traje negro, impecable—. ¿Amelie?

—Dame un segundo, ya vuelvo.

Corre a buscar su bolso, retoca su labial una última vez, deja las flores en un florero y toma su cámara, Elían frunce el ceño cuando la ve llegar de nuevo con todo eso, pero entiende su intención y se resigna a aceptar su destino. Amelie se queda unos pasos atrás y acomoda la cámara de tal forma en que pueda capturar la imagen completa del hombre, el cual apenas y hace el intento de posar.

—Ahora sí, vamos.

Se asegura de cerrar bien la puerta, no sin antes despedirse de Larry, dejándole suficiente agua y comida para la noche, aunque el perro ni se inmuta cuando la ve partir. Elían luce nervioso mientras la guía por la calle, Amelie está convencida de que van a tomar un taxi, por eso se extraña cuando el hombre cruza la calle y camina en dirección hacia un precioso auto negro bastante grande, el cual no identifica, porque ella podrá tener el don de saberse todos y cada uno de los nombres de los colores que existen, pero no tiene ni idea sobre marcas de autos.

—¡¿Tienes auto?! —grita, confirmando que sí se irán en ese auto cuando Elían le abre la puerta trasera con caballerosidad.

—Contraté un chofer, pero si mi hermana pregunta le dices que mi auto está donde el mecánico —contesta, sentándose a su lado una vez que ella ha entrado. Amelie ve a la señora que se encuentra adelante, esperándolos.

—Buenas noches —dice la señora y ambos la saludan con amabilidad antes de que la mujer emprenda su viaje hacia el restaurante.

Los primeros minutos de viaje transcurren con tranquilidad, Amelie en más de una ocasión tiene el impulso de acercarse a Elían y preguntarle muchas cosas, pero su semblante serio y nervioso se lo impide. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que el hombre busca impresionar a su hermana, demostrarle algo que en verdad no es así, y eso la confunde, porque, aunque lleva poco tiempo de conocer a Elían, puede dar fe de que él no es el tipo de persona que se preocupa tanto por lo que los demás piensan o no sobre él.

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⏰ Laatst bijgewerkt: May 01 ⏰

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