xi. el cuarto año empieza mal, pero para uno solo

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Jade, sentada en la mesa de Slytherin justo dando con la espalda de Condy, soltó una carcajada cuando Filch entró al Gran Comedor corriendo de manera graciosa.

─Juro que si yo corro así y se me ríen me daría de baja ─dijo Iza, riendo.

Pudieron ver que Filch le susurraba algo a Dumbledore y luego volvía a correr graciosamente hacía las grandes puertas. Cindy negó con la cabeza intentando reprimir una risa.

─Como decía: ─habló Dumbledore, siguiendo con la charla de bienvenida a otro año─ Hogwarts ha sido elegido como la sede de un legendario evento, el Torneo de los Tres Magos.

─¿El que nos habló papá? ─le preguntó Iza a Harry, el cual asintió─. Vaya. Ahora que me acuerdo, mamá dijo que ni se nos ocurriera participar en el Torneo ─agregó, luego se inclinó sobre la mesa al estar al otro lado de donde se encontraba Harry y le susurró de la manera más sutil posible─: Pero papá me dijo que te dijera que si te anotabas él te cubriría y vendría a escondidas a verte. Lo gracioso de esto, es que a mí sí que no me dejó participar, dice que estoy muy chica.

Harry alzó una ceja, divertido.

─¿Y yo no soy muy chico?

Pero Iza se encogió de hombros, diciendo un─: Hombres.

─Aquellos niños que no lo sepan ─siguió el director de Hogwarts─, el Torneo de los Tres Magos reúne a tres escuelas para una serie de pruebas mágicas, y de cada escuela se selecciona a un estudiante para competir. Y que quede claro: si son elegidos estarán solos. Y creanme cuando digo que este torneo no es para los asustadizos ─Iza hizo una mueca ante la forma de decir eso, como si estuviera advirtiendo algo que no se debía de tomar a juego─. Pero hablaremos luego. Por ahora, demosle la bienvenida a las bellas señoritas de la Academia de magia, Beauxbatons, y a su directora, Madame Maxime.

Todos giraron la cabeza a la vez cuando las grandes puertas se abrieron y un grupo de chicas hermosas comenzaron a caminar en el medio de las cuatro mesas. Llevaban unos hermosos trajes azules que hizo que Cindy quisiera uno. Cada un par de pasos, las chicas se detenían a lanzar un ligero suspiro. Cuando se detuvieron a hacerlo justo detrás de Ron e Iza, y las chicas se giraron hacia ellos, Cindy ni siquiera notó que su boca había quedado completamente abierta ante la belleza hasta que Harry le tomó el mentón e hizo que juntara los labios.

─¡Parecen veelas, como en el Mundial de Quidditch, porque todos se quedan como bobos! ─rio Iza y Ron le siguió, aunque él parecía más embobado que ningún otro chico. Y la conclusión de Iza se confirmaba cuando la gran mayoría de chicos se quedaba mirando a las chicas de la academia.

─Pensé que solo afectaba a los chicos ─bromeó Hermione luego de ver cómo quedó Cindy al verlas pasar junto a ellos.

─¡No es eso! ─se defendió Cindy, un tanto avergonzada─. No me afectó como les pasa a ellos, pero debo de admitir que ellas sí que saben de delicadeza y elegancia. ¿No son hermosas, Herms?

─Si tú lo dices...

Todos volvieron a lo suyo en seguir viendo a las chicas, más cuando Madame Maxime, una mujer más alta que Hagrid, entró al Gran Comedor. Harry apretó los labios en una línea recta sin poder concentrarse, y no porque aquellas chicas fueran veelas.

Dumbledore le dio la bienvenida a la directora de Beauxbatons y alzó sus manos para callar los aplausos de los estudiantes de Hogwarts cuando la presentación de las chicas terminó.

─¡Ahora a nuestros amigos del norte, recibamos a los orgullosos hijos de Durmstrang y a su director, Ikor Karkarov!

Ésta vez las chicas eran las que quedaron embobadas. Parecía como un equilibrio. Los chicos de aquella escuela, con trajes oscuros y de piel, con un cuerpo que se veía desde lejos que era fuerte y bien entrenado, y que encima se veía que de una sola mirada te haría sentir pequeño, entraron con unos bastones que al chocar contra el piso creaban unas chispas.

─¡Son hermosos! ─Jade gritó, y ni siquiera tenían que verla para ver que se le caía la baba.

Los chicos dejaron sus bastones en el piso y echaron a correr hasta detenerse frente a la mesa de los profesores para hacer algunos malabares como saltos y soplar antorchas creando figuras. Eso hasta que el director y dos jovenes más entraron, dando como el cierre de la presentación.

─No puede ser... ─murmuró Ron, siguiendo con la cabeza a uno de los jovenesque acababan de entrar─. Es Viktor Krum. ¡Miren, es Krum! ¡Harry, es él!

Pero Harry había dejado de estar concentrado hace un par de buenos minutos. El ver cómo todas las chicas, incluyendo a su hermana y a Hermione, habían quedado embobadas con esos chicos hizo que se sintiera incómodo. Por un instante, no quiso voltear a ver si Cindy los miraba con la misma expresión, y cuando sintió que algo se posaba en su mano, que apretaba su túnica en un puño, se sobresaltó.

─¿Estás bien? ─le preguntó Cindy, había notado sus cejas fruncidas y su mirada perdida.

No supo responderle, y Condy sonrió con diversión al saber lo que le pasaba. Le tomó el mentón con la mano libre y lo acercó a ella para poder dejarle un beso en la mejilla, haciendo que se pusiera colorado al ver que había quedado expuesto.

─No estés celoso ─le dijo Cindy, haciendo que la mirara para que pudiera ver su sonrisa enternecida─. El único que puede dejarme tan embobada como esas chicas eres tú ─volvió a dejar un beso, esta vez en el pómulo, y entrelazó sus manos dejando de tomarle del mentón para poder comer al ver que los platos ya estaban llenos.

Harry agachó la cabeza al notar que Hermione lo miraba divertida, y respiró hondo para tratar de calmarse. Calmar esa linda sensación hormigueante que le dejaba Cindy cada que posaba sus suaves labios en su piel y calmar la otra sensación de sentirse mal. Una sensación que hacía que su mandíbula se pusiera tensa y pensara en lo que pasaría si Cindy...

No. Harry sabía perfectamente que Cindy lo amaba, y se lo demostraba cada que podía y quería, la cosa era que tenía miedo.

Aquellas chicas se quedaron como bobas ante la presencia de esos chicos de Durmstrang, como los chicos con las veelas (lo cual, sorprendentemente, Harry fue de los únicos que no sintió nada al ver una en el Mundial, porque para él Cindy ya era una auténtica veela), y tuvo miedo de que Cindy pasara por lo mismo.

Cho, diciéndole que tenía suerte de tenerla a Cindy. Luego Cindy diciendo lo hermosas que eran las chicas de Beauxbatons, aunque sabía bien que Cindy era de esas chicas que les gustaba halagar a todas y odiaba cuando hablaban mal del físico de una, por lo que no lo hizo de mala forma ni con otras intenciones. Y ahora estos chicos saliendo de repente para dejar incluso a su pequeña hermana con la boca abierta. Y que encima, tendrían que convivir con esos chicos y Cho por mucho tiempo.

Definitivamente, ya sentía que el cuarto año comenzaba mal.

O bueno, para él.

O bueno, para él

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