Capítulo VIII

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Otra vez lunes, pero este lunes no sabía nada parecido al lunes de la semana anterior. A Marta le daba la impresión de que había pasado un siglo desde entonces, o al menos más que solo una semana. Unas semanas, en todo caso. Aunque sí se repitieron algunas cosas. Su lunes anterior empezó con una reunión y este también empezaba igual, pero esta reunión poco tenía que ver con la de hace una semana, cuando estaban desesperados por encontrar el camino. Ahora lo tenían delante o, al menos, habían encontrado el rumbo. Todo gracias a la fragancia que estaban apreciando su padre y sus hermanos por primera vez.

-Estaba deseando oler lo que hizo mi querido primo – dijo Andrés, y al sentirlo, agregó – Me gusta y mucho, es un olor que permanece en la memoria – afirmó – No hay dudas de que gustara en el mercado, es diferente.

Jesús hizo un gesto de aprobación y no dijo nada más.

-Sin dudas, este perfume es atemporal, conecta con los sentidos y con los recuerdos – manifestó Marta con una expresión ilusionada – Este es el perfume que necesitamos.

- Perdonen que os diga – interrumpió Jesús -, pero llevo años escogiendo con padre los perfumes que sacamos a la venta y este no tiene la intensidad que nos caracteriza.

Andrés no le permitió continuar – Resulta que necesitamos reinventarnos, ¿no crees que es hora de renovar un poco la línea editorial?

Como Damián, que permaneció en silencio mientras veía a sus hijos debatir, previó que surgiría un enfrentamiento, detuvo el intercambio levantando ligeramente la mano.

-Yo ya tuve el gusto de sentirlo mientras los esperábamos y está más que aprobado por mí – comentó el hombre.

-Pues haber empezado por ahí – replicó Jesús con disgusto-. ¿Qué sentido tiene esta reunión si ya tenemos aprobado el perfume?

Marta tomó aire.

-Esta reunión no era para aprobar el perfume – señaló -. El perfume es este y no nos atrasaremos más haciendo modificaciones – se acomodó en su sitio -. Los he reunido para explicarles mi nueva estrategia de producción y ventas.

Jesús la observó con agudeza.

-Querrás decir ventas – especificó-. ¿Qué tendría que ver producción con marketing y comercio?

-Hasta donde yo recuerdo, soy la directora de Estrategias de esta empresa y, según los estatutos, Estrategias implica todas las áreas, por lo que – les pasó unos informes a sus hermanos y su padre – esta es mi estrategia de ventas para renovar completamente a Perfumes de la Reina.

Los tres leyeron su informe por encima, aunque Andrés ya sabía por dónde iría todo esto desde el sábado. Jesús dejó de mirar su dossier y le dirigió la mirada más poco esperanzadora del mundo.

-Marta, ¿te has vuelto loca? – le reclamó -. ¿Sabes los costes adicionales que nos supondría cambiar el tamaño de los perfumes y el tipo de envase?

-Lo sé – dijo la rubia con la mayor tranquilidad que pudo -. De hecho, en la página seis del informe puedes echarle un vistazo a los nuevos presupuestos y a los márgenes de beneficio que supondría.

-¿En qué te has basado para calcular estos beneficios? – volvió a rebatir su hermano.

-En varias premisas – Marta lo detuvo - . Deja de estar a la defensiva, por favor. ¿Por qué no me escuchas hasta el final y luego opinas?

Jesús accedió con una cara de pocos amigos que daba a entender que volvería a abrir la boca. Primero, porque estaba en su naturaleza. Segundo, porque su padre parecía interesado y él no iba a poder sobrepasar esa elección a favor del proyecto, aunque fuera el director ejecutivo, pero expondría todas las posibilidades de fracaso. Su hermana lo sabía también.

Dulces Sueños (o Sueños Dulces...)Where stories live. Discover now