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Septiembre, 2009

—Deberíamos comenzar a estudiar desde ya.

¿Cuántos años lleva Jimin diciendo lo mismo? Tal vez, todos, desde que tiene memoria. Pese a la ya denominada «gran mentira del año», su amigo es el mejor de la clase sin falta alguna. Aunque este semestre escolar que comienza le parece una gran idea, porque no sólo se trata de los exámenes usuales, se trata del inicio de la pesadilla de todo estudiante en su penúltimo año: el examen de admisión a la universidad.

—Si quieres ingresar a Derecho, tendrás que darlo todo de ti, Seok. Yo te ayudaré con lo que necesites. ¿Ya tienes pensadas las universidades a la cuales quieres postular? Es muy importante que...

La mente de Hoseok comienza a divagar, mientras asiente a las palabras de su amigo, sin prestarle atención. Su realidad más pura es que dejó de pensar en el futuro desde hace unos años. Últimamente, su mundo sólo gira en torno a su relación con Yoongi y sus estudios, vagos y de calificaciones regulares, son lo que menos le importa. Ahora mismo, se siente agobiado de pensar en todo lo que se avecina, más aún sabiendo las dificultades a las cuales se enfrenta en el mundo de por sí.

Siempre creyó que tenía habilidades suficientes para estudiar Derecho, lo demás se vería en el camino, pero ahora... ¿está preparado para eso? ¿Realmente sus capacidades son óptimas o es sólo un deseo que no quiere abandonar? Perdió mucho de sí mismo en el trayecto hasta hoy, no sabe si es bueno o malo, sólo que hay mucho del Hoseok del pasado que ya no existe aquí mismo. Ojalá pudiese ordenar su vida y su mente como a un rompecabezas de diez piezas. Ojalá, Park Jimin fuese un rompecabezas de diez piezas para así intentar ordenar sus palabras y entenderlo cada vez que dice...

—Deja pensar en Min Yoongi y ponme atención.

Como si fuese una buena broma o burla, con la cual ambos deberías reír.

—Mimi.

—Dime.

—¿Por qué siempre tomas a Yoongi para hacer esas bromas?

—Porque es gracioso. —Abulta los labios—. Yoongi me es indiferente, sabes. Sólo lo utilicé ahora para llamar tu atención.

—No mientas —suspira—. Daena no está aquí para regañarte. Siempre he querido entenderlo, entenderte. Somos amigos, Mimi, me duele que no seas honesto conmigo y me trates mal de repente y sin razón y...

—Que diga cosas desagradables de él —interrumpe y añade. Hoseok asiente. Jimin desvía su mirada hacia la cancha—. Promete que no vas a enojarte.

—Sólo uses esa palabra para describirlo.

—Es que no hay otra forma, Seok. Es lo que es.

—Es que... no puedes odiarlo sólo porque es diferente a la mayoría.

Jimin guarda silencio, parece perdido en sus pensamientos y Hoseok se lo permite, quiere ese silencio, supone que es mejor.

—No entiendo por qué debe ser así —confiesa Jimin.

No tiene forma de responder, es una duda que él mismo se plantea a diario, es uno de sus grandes dolores, pero nada es peor que saber que uno de tus mejores amigos jamás querrá volver a amarte si se entera de que eres justo como él no lo entiende.

De camino a casa, ambos viajan en silencio. Jimin se despide de él con un pequeño golpe en el hombro y le sonríe a medias, mientras el autobús avanza. Ya no lo aguanta más, Hoseok encuentra a su madre relajada en el sofá y no puede hacer más que vomitar todos sus pensamientos para ordenar su propia cabeza. Aguarda por su consejo, pero ella sólo es capaz de suspirar y negar con su cabeza. Hoseok sabe que ella, en especial, tiene mucho que decir, sobre todo por la conversación que tuvieron la última ocasión en que discutieron sobre su orientación sexual y por la actitud de su padre. Hoseok quiere escucharla.

Desde 1993 🎨 yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora