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Febrero, 2010

El plan propuesto por su madre resulta ganador, Hoseok y Yoongi deciden que es oportuno guardar las apariencias para evitar problemas, sobre todo porque cualquier tropiezo reduce sus probabilidades de pasar inadvertidos frente a los señores Min. La invitación a su fiesta es entregada y amablemente recibida. Les avisa a sus amigos acerca de la fiesta y espera por la llegada de ese día con impaciencia. Está más ansioso esperando a que llegue el lunes para tener su dichosa cita con Yoongi y que deje de estar con su expresión de pocos amigos de una vez por todas.

Como es de esperarse, Jimin es el primero en llegar, junto a una pequeña caja de regalo para él. Yoongi lleva varias horas allí, desde que llegó de la iglesia para ser exactos, por lo que la rivalidad en el ambiente es constante hasta la llegada de Daena. Hoseok ni siquiera espera a su padre a estas alturas, sabe que llegará casi cayendo la noche. O eso creía. Hasta que lo ve ingresar por la puerta con una bolsa de regalo diminuta en color rojo. Toda la atención se centra en él, sobre todo en la bolsa que lleva en las manos, porque resulta hasta vergonzosa, cuando la coloca a un costado de los regalos gigantes que sus amigos trajeron. Es el primer año en que no llega con un rompecabezas nuevo, supone que se abstuvo de ello, debido a que sus amigos son quienes comenzaron a abastecerlo en el último tiempo.

—Taeho —saluda su madre, dándole un pequeño abrazo. Hoseok alza una ceja—. ¿Tan temprano?

—Tengo que retirarme temprano —contesta y lo mira directamente—. Feliz cumpleaños, hijo.

—Gracias, papá.

Sabe que tiene el entrecejo arrugado, una vez sus padres se pierden en la cocina, porque Daena le toca allí, pidiéndole que se relaje y arrancándole una sonrisa.

A diferencia de años anteriores, comer y pasar el tiempo juntos resulta menos tenso. Hoseok está seguro de que escucha más risas y bromas y todos incluso comen menos, debido a eso, pues la comida jamás ha sobrado en años anteriores, al todos buscar mantener la boca ocupada. Incluso ve a su madre feliz y la escucha reír desde la cocina, donde mantiene conversación con su padre. Es una tarde entretenida y, probablemente, uno de sus mejores cumpleaños, en cuanto a estado de ánimo se trata.

Los regalos de sus amigos son los mismos de cada año, un nuevo e increíble rompecabezas que le encanta y no tiene reparo en decirle a Yoongi que comenzarán a armarlo juntos cada viernes, este sonríe ante aquella actitud tan naturalizada de sus inocentes encuentros semanales que últimamente no se destacan por su inocencia. Hasta que toca abrir el regalo de su mejor amigo y todos quedan boquiabiertos con este. Yoongi llegó junto a un regalo grande, es el más grande de todos, más o menos un metro de largo. Pensó que se trataba de un rompecabezas gigante, sin embargo, no es nada similar a un juguete barato, es una pintura armada por partes con hojas de papel en acuarela, pegadas en algo similar a una caja delgada, simulando un lienzo profesional. Lo más cercano al cuadro del lago que le prometió pintar hace más de dos años. Sus ojos se humedecen, no puede evitarlo, porque además de una promesa cumplida que creyó olvidada, es algo absolutamente hermoso. Ambos abrazados, siendo felices y riendo, rodeados del lago que los acompañó en su primer beso una noche de agosto del año 2008.

—No es un lienzo de un metro, como hubiese querido... pero es algo.

—Yoongi... —murmura—. Es hermoso.

Los ojos de su mejor amigo brillan también, es evidente que está tolerando sus lágrimas. El silencio en la habitación es de asombro y, aunque Hoseok no puede notarlo, todos están pasmados por lo que ven. Termina por levantarse para lanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza. Quiere llenarlo de besos, cómo quiere decirle mucho que lo ama y no puede, sólo le queda abrazarlo y acariciar el cabello de su nuca como gesto de cariño que supone una «amistad» como la de ellos.

—Muchas gracias.

—Prometo que será mejor, cuando pueda comprar lienzos.

—Es perfecto. Gracias, gracias. Lo amo.

—No es nada, Ángel. Me tomó un tiempo decidir pintarlo, pero lo hice... por fin. No quería tardar más...

No lo dice, pero es implícito, todos lo entienden, porque cambian un poco sus expresiones. De todos modos, está agradecido de ello, de poder verlo antes de que sus ojos ya no sirvan.

—Es hermoso, Yoongi —comenta Daena, rompiendo su burbuja—. Realmente lo es. Eres muy creativo y talentoso.

Los elogios caen sobre él y se siente orgulloso de que así sea, el talento de su mejor amigo-novio debería ser reconocido por todo el mundo. Es el mejor de todos los artistas, nadie podrá jamás decir lo contrario. Incluso si su padre sólo asiente cuando lo miran todos buscando su aprobación.

Y claro, queda el regalo de su padre, apenas se percata de ello cuando recuerda la pequeña bolsa olvidada sobre el mueble. Va por ella rápidamente y los ojos de su padre se iluminan y ensancha en su rostro una sonrisa. Hoseok toma la pequeña bolsa con curiosidad, pero su expresión cae de forma extraña a los ojos de los demás, cuando lo abre. Realmente no puede creer que sea cierto, por lo que se queda en silencio mirando el contenido dentro de la pequeña bolsa.

—¿Qué es? —cuestiona su madre, ya con preocupación.

—Uh...

Es todo lo que alcanza a decir, cuando toma una llave de vehículo y la alza a la altura de su rostro. Todos lo observan con ojos muy abiertos, su padre continúa sonriendo.

—Pero... papá, yo- digo, gracias, en serio, muchas gracias. Aunque no sé conducir...

—Taeho, explícate —pide su madre.

—No le daré el vehículo hasta que sepa conducir y obtenga su permiso —contesta este—. No te preocupes, Kiara. —Ella asiente, pese a que se ve molesta, y él se enfoca en Hoseok otra vez—. Entonces, hijo, ¿qué te parece?

Bate sus pestañas y sonríe con ilusión verdadera, pues siempre quiso un vehículo propio para dejar de depender del transporte público o de sus mismos padres. Jamás creyó que sucedería tan pronto. Se lo expresa de esa forma y, aunque no lo abraza, extiende su mano hacia él para brindarle un gesto de afecto.

La tarde se acaba tras ello, sus amigos desaparecen, su padre desaparece, y Yoongi insiste en permanecer, como cada año. Se encuentra sentando a su lado en el sofá, con una pierna sobre las suyas, un gesto cariñoso y constante, mientras juguetea con los dedos de una de sus manos.

—Buenas noches, chicos —dice su madre.

—Buenas noches —contestan ambos.

No es hasta que la ven desaparecer que se miran directamente, Hoseok acorta la distancia entre ambos para sentir su calor y Yoongi posa al instante una mano en su nuca para ladear su cabeza y unir sus labios en un toque cálido y prolongado.

—Feliz cumpleaños, Ángel —murmura en su boca, sonriente—. Mis mejores deseos para que cumplas todos tus sueños. Espero estar en alguno de ellos.

—Eres un sueño constante, Min Yoongi —asegura—. El único que quiero que se cumpla todos los días.

El dibujo de la obra hecha por Yoongi fue realizado por @/camihope

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El dibujo de la obra hecha por Yoongi fue realizado por @/camihope.sart.
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