Vida de una Serpiente Vol.1 Miedo y Hambre

Capítulo 53 Oscuridad más oscura

Ababhg...estoy despierto, estoy despierto.

Miro a mi alrededor y me alegra ver que no hay horrores de muchos dientes cavando de las paredes para comerme, siempre es bueno despertarse vivo y no siendo masticado por monstruos horribles y asesinos. Eso siempre será una victoria en mi libro.

Estiro mi cuerpo y entro en pánico durante un momento cuando noto que no puedo sentir mis brazos y piernas, me retuerzo en pánico hasta que recuerdo que ya no tengo brazos y piernas. Ahora solo tengo un largo cuerpo de fideo escamoso.

No hay piernas ni brazos, ni pulgares, diablos como echo de menos esas cosas. Ahora todo lo que tengo son escamas y un cuerpo largo y fino cubierto de estas, y ojos sin parpados. Lo juro, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, el no poder parpadear ni cerrar los ojos al dormir es una maldita tortura.

No creo que pueda nunca acostumbrarme a ello, no importa cuanto lo intente ni cuánto tiempo pase, simplemente se siente extraño, mal incluso. Sacudo esos pensamientos de mi cabeza lo mejor que puedo, es demasiado temprano como para empezar a pensar en todo eso.

Reviso que tanto mi magia se ha recargado y me alegra encontrarme con el deposito completamente lleno. Ofrezco mis oraciones matutinas al dios serpiente y como cada mañana, abro la entrada y utilizo la legendaria y archi conocida técnica del periscopio para observar mis alrededores en una vuelta de tres sesenta.

Reviso con la visión térmica los alrededores y afortunadamente encuentro la costa clara, vacía y desprovista de cualquier tipo de amenaza de muerte inmediata con una cantidad incómodamente grande de dientes, garras o patas, muchas, muchas patas. En su lugar está el horrible bosque oscuro de sombras y arboles retorcidos de troncos sombríos que me saluda.

Odio esto.

A lo lejos puedo ver uno de los gigantes arboles de piedra que suben y suben hasta adentrarse y perderse en la terriblemente espesa niebla de arriba. Un hogar de gigantes brutales y asesinos, como todo lo que vive en este horrible lugar.

Hablando de cosas horribles, ¿no esta el lugar mas oscuro otra vez?...si, creo que sí, creo que otra vez la oscuridad se ha hecho...mas densa, la vibra ha cambiado una vez más. Y para peor encima de todo.

Las plantas parecen...más brillantes, grandes y siniestras, al mismo tiempo que las sombras y el ambiente parecen más...sombríos, si es que eso tiene algún sentido. No me está gustando esto, [Paranoia], mi habilidad no reconocida por este extraño sistema de juego que parece gobernarlo todo aquí, esa habilidad no reconocida está sonando como una alarma de incendios en medio de una escuela en la que por una vez no es un simulacro.

Y mi mente reacciona como reaccionaria un colegio entero ante esto, ¿de forma calmada?, diablos no. Golpeando todo en su camino mientras gritan en pánico ciego y agitan los brazos.

No me gusta, no me gusta para nada.

Las siniestras sombras parecen bailar y retorcerse a medida que observo los alrededores, la ansiedad y el miedo trepando por mi columna vertebral. Cuanto más miro, más siento la creciente necesidad de volver a encerrarme bajo tierra durante algunas horas más.

De hecho, creo que voy a hacerlo. Empiezo a retroceder para meter todo mi cuerpo de vuelta al campamento cuando veo a lo lejos los murciélagos. Pero MUY a lo lejos, tengo que intentar llegar y seguirlos.

Seguirlos hasta la tierra prometida, la salvación. Mi maldito billete de tren con destino al confortable y rural pueblo de "Vámonos a la mierda de aquí ya". El viaje impulsado por el tren "Nop, Nop, NOP" hacia esa vida fuera del peligro constante de que algo quiera comerme para cenar, comer o desayunar.

Por mucho que me gustaría encerrarme bajo tierra, lejos de los horrores de este lugar, no tengo más remedio que continuar moviéndome. Todo sea para salir de este maldito lugar abandonado de la mano de cualquier dios que no sea el dios serpiente. Porque él no tiene manos.