-¿Me amas?-
-mas que a nadie-
-¿Con toda tu vida?-
-con toda mi vida-
-¿Dejarías todo por mi?-
-umm ..si??-
-¿Realmente esto está bien?...-
-.......-
-no ...-
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Después de una extensa sesión de streaming, Iván regresó agotado a su departamento en Buenos Aires. El espacio, pequeño pero acogedor, reflejaba la vida que compartía con (T/N), su pareja. Afuera, la noche se asentaba lentamente sobre la ciudad, mientras las luces parpadeantes de la pantalla de su computadora se apagaban, dejando tras de sí un rastro de emociones intensas y comentarios efímeros.
El silencio del apartamento lo recibió como un bálsamo, aunque no logró calmar el peso del cansancio en sus hombros. Había algo más, una necesidad urgente que crecía en su pecho, empujándolo a buscar a (T/N).
—¿Estás aquí? —preguntó en voz baja, el tono entrecortado por el agotamiento y una pizca de anhelo.
El eco de su voz se extendió por el pasillo vacío. Al llegar a la habitación de (T/N), notó que la puerta estaba entreabierta. Desde adentro se filtraba una luz tenue, cálida, como un faro guiándolo. Con cuidado, Iván empujó la puerta y encontró a (T/N) recostade en la cama, la mirada fija en el techo, perdide en sus pensamientos.
—¿Qué pasa, Iván? —respondió (T/N), su voz suave, casi como un susurro.
Iván avanzó despacio, cada paso cargado de una mezcla de nerviosismo y deseo contenido. Al llegar al borde de la cama, se sentó y miró a (T/N) con ojos oscuros y brillantes, llenos de súplica.
—Te necesito —murmuró, su voz impregnada de emociones que apenas podía contener.
(T/N) desvió la vista del techo para encontrarse con la mirada intensa de Iván. Entre elles se tendió un silencio cargado de electricidad, de anticipación.
—Ven aquí —invitó, extendiendo una mano con ternura.
Sin dudarlo, Iván se dejó caer junto a (T/N), buscando su calor, su refugio. Sus cuerpos encajaron de forma natural, con Iván ocupando más espacio en la cama debido a su altura, mientras (T/N) encontraba seguridad en el abrazo firme de su pareja.
El cuarto quedó inmerso en el sonido acompasado de sus respiraciones. Iván cerró los ojos, dejando que el latido tranquilo de (T/N) contra su pecho lo envolviera. Poco a poco, la tensión del día se disipó, reemplazada por una calma profunda.
—No sabes cuánto te necesitaba —susurró Iván, su voz apenas audible. Una de sus manos descendió con cuidado, aferrándose al muslo de (T/N), buscando un contacto más íntimo.
(T/N) se estremeció ligeramente, pero no apartó su mano, respondiendo en cambio con un abrazo más firme.
—Siempre estaré aquí para vos, Iván —respondió, su voz teñida de ternura mientras sus dedos se hundían en el cabello oscuro de Iván, acariciándolo con delicadeza.
Iván alzó la vista, encontrándose con unos ojos llenos de amor. Esa mirada, cálida y sincera, lo hacía sentir complete. No necesitaban palabras; había una conexión entre elles que iba más allá de cualquier explicación.
Una sonrisa suave curvó los labios de Iván antes de que se inclinara, escondiendo su rostro en el cuello de (T/N). Dejó una serie de besos húmedos, pequeños rastros de amor que pronto se transformaron en mordidas ligeras, dejando su piel marcada con tonos rojizos y violáceos.
—Sos mi droga... Lo sabés, ¿verdad? —susurró contra su piel, su voz ronca por el deseo.
(T/N) soltó un suave jadeo, el sonido encendiendo algo en Iván. Sus manos lo aferraron con más fuerza, y su cuerpo se tensó al sentir cómo la pasión comenzaba a cobrar vida en él.
—No puedo evitarlo —continuó Iván, su tono casi desesperado mientras sus labios se movían hacia los de (T/N)—. Siempre quiero más de vos.
La confesión fue seguida por un beso, tierno al inicio, pero que rápidamente se tornó apasionado. Iván sostuvo la mandíbula de (T/N) con firmeza, guiándole con dominio mientras se entregaban al momento.
Las manos de (T/N) se deslizaron por la espalda de Iván, explorando con una mezcla de timidez y necesidad. Sus cuerpos se fundieron en un baile íntimo, dejando que el amor y la lujuria fluyeran entre ellos, construyendo un momento que ninguno de los dos olvidaría jamas
La luz de la luna seguía iluminando la habitación, testigo silencioso de su amor compartido.
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