—No... no... —balbuceo yendo hacia Vinnie—. ¿Qué ha pasado? —sigo llorando.
—Sh, tranquila —coloca mis manos en su pecho—. Respira conmigo. No estás respirando bien.
Pero yo no dejo de llorar mientras el huracán sigue arrasando conmigo. Tengo el corazón hecho añicos y siento una losa de cemento presionándome la espalda.
—¿Moon? —miro en todas las direcciones—. ¿Dónde está Moony?
—Mírame —dice desesperado atrayendo mi atención—. Está bien, seguro que está en la cama durmiendo. Ahora quiero que te tranquilices tú. Vamos a respirar juntos. Uno, dos y tres —inspiramos—. Eso es —acaricia mi espalda—. Lo estás haciendo genial —espiramos.
Consigo tranquilizarme un poco y me abrazo a Vinnie con fuerza porque ahora mismo no puedo sola.
—No he avanzado nada —mi voz suena completamente rota—. Nada.
—Sí que lo has hecho.
—Mira la reacción que he tenido —me separo para señalarme—. ¡No he conseguido plantarle cara! —estallo en lágrimas.
—Addy.
—¡No me digas que soy fuerte! —lo aparto de mí—. ¡No me digas que puedo con él porque no! —hago una pausa—. Tú mismo me has visto —digo vencida.
—Ven —estira su mano pero lo rechazo. Ni siquiera sé por qué reacciono así, estoy fuera de control ahora mismo y lo menos que quiero es pagarlo con él—. No hagas esto... —suplica.
—¿El qué? —me cruzo de brazos.
—Darle el lujo de que nos separe.
Levanto mis ojos hacia él.
—Quiere esto, Adaline. —Trago saliva—. Separarnos. No se lo permitas —da un paso hacia mí y esta vez no me aparto—. No dejes que consiga lo que quiere. Lo siento, siento que tengas que vivir esto, pero ya ha pasado. Ya no están.
Asiento poco a poco respirando hondo y con los ojos anegados en lágrimas.
Vinnie me abraza con fuerza y me doy cuenta de que se pasa una mano por la mejilla.
—Si yo te quiero y tú me quieres. ¿Qué problema hay? —me dice en voz baja.
—Ninguno.
****
Ha pasado una semana desde que mis padres estuvieron en casa.
Siguen aquí, solo que hospedándose en un hotel de Lesnik. No los he vuelto a ver después del incidente. Me siento acabada, desde hace siete días no levanto cabeza. No duermo, apenas como y solo voy del trabajo a casa y de casa al trabajo.
Me siento rota por dentro y no sé cómo acabar con esta sensación. Mi hermano ha sido el único que se ha pasado para vernos. A veces cena con nosotros, otras, viene a la floristería, e incluso le hemos ofrecido que se quede en casa a dormir en mi antiguo dormitorio. Se ha negado diciendo que así las aguas están en calma. Pero no estoy muy segura de ello. Siento dentro de mí que algo está a punto de romperse y no sé exactamente el qué, pero hace dos días que Vinnie y yo no dejamos de discutir. Estamos tensos como si supiéramos que algo gordo se avecina.
Nos limitamos a comer, cenar y dormir juntos, pero no compartimos más de eso, quizá algún que otro beso cuando nos despistamos o un abrazo cuando sentimos que no podemos más. Esto está siendo una tortura porque sé que mi padre ha abierto esa brecha entre nosotros y lo de "Si tú me quieres y yo te quiero. ¿Qué problema hay?", no me consuela. Sé lo que insinuó mi padre antes de irse. Y sé que, aunque Vinnie le da igual lo que él piense, ha activado un miedo que no estaba, que no existía, y ahora su actitud y quizá también la mía es más distante.
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Un lienzo de flores
Teen FictionAntes de morir, Rose Fletcher dispuso que la única familiar que podría heredar su casa sería su nieta Adaline, con la condición de que viviese allí un año entero. El problema aparece cuando se encuentra que en ese mismo lugar ya está viviendo el jov...