Cuando logré tranquilizarme, me miré al espejo, mi cara estaba roja y mis ojos hinchados. Saqué mi teléfono y le marqué a mi mejor amiga, ahora más que nunca la necesitaba, pero entró al buzón. Me deslicé en la puerta hasta tocar el suelo, sentía que no podía respirar, estaba consumida por la incertidumbre; sentía que toda la conversación que había tenido con Pato había pasado frente a mis ojos como si hubiera sido una espectadora, incapaz de detener lo que inevitablemente sucedería, que él me pidiera espacio. Estaba destrozada, pero lo respetaba y quería demasiado como para no cumplir su petición. Unos golpes en la puerta me sobresaltaron.
¿Meg? ¿Está todo bien? Te vi corriendo hasta aquí - identifiqué la voz de Kath del otro lado de la puerta.
Si - apenas pude verbalizar.
¿Estás segura? - dudé mi respuesta por un par de segundos, Kath y Camille me agradaban, y aunque hasta ahora habíamos mantenido una relación amistosa, seguía siendo profesional y temía que exponerme vulnerable, eventualmente me perjudicaría; aún así decidí confiar, al menos en parte.
No - me solté a llorar, girando la manija de la puerta casi a ciegas por las lágrimas.
Oh, Megan - soltó al verme en ese estado, con compasión; rodeándome con sus brazos sin titubeos.
Todo estará bien - dijo, intentando reconfortarme, apretándome con más fuerza mientras yo lloraba sin control; no recuerdo haber llorado de aquella forma desde que era una niña, sentía que no podía parar, que algo dentro de mi pecho ardía; lo mismo que me impedía respirar con normalidad, le había quitado fuerza a mi cuerpo, tenía la sensación de que podría caerme en cualquier momento y que no habría nada que amortiguara mi caída. Era como si tuviera roto el corazón, haciéndome incapaz de moverme, de hablar, de respirar, de vivir.
Ni siquiera recuerdo cuanto tiempo estuvimos allí, con Kath abrazándome hasta que me quedé sin lágrimas que derramar; ni siquiera fui consciente de si alguien más me vio en ese estado; cuando logré calmarme, me veía pálida y me sentía como un zombi, Kath me acompañó hasta el hotel, pero no recuerdo con claridad el camino al estacionamiento, ni cuando llegamos a mi habitación, me puse mi pijama en automático mientras Kath llamaba a servicio a la habitación; pocos minutos después tocaron a la puerta y después de recibir el chocolate caliente que había pedido para mí, ella también se marchó. Y de pronto fue como si todo regresara, su mirada cuando me dijo que lo mejor era que tomaramos caminos separados porque ya no podía tenerme cerca, cuando me confesó que no podía ser solo mi amigo, la forma en la que algo se rompió a través de sus ojos cuando dijo que no podía seguir esperando algo de mí que sabía que nunca podría darle. Me acurruque en mi cama, tapándome con las sábanas hasta la cabeza; la habitación se sentía inmensa solo conmigo en una esquina de la cama como un bulto sin vida, o al menos así me sentía; a mi mente llegó el recuerdo como un torbellino, Pato acostado en la cama junto a mí, en aquel momento no creí que lo perdería.
Me levanté de mi cama, solo para tomar mi laptop y sentarme de nuevo sobre el colchón; abrí un documento nuevo y comencé a escribir.
Estimado Zak Brown,
Quiero agradecerle la oportunidad que me dio de trabajar en McLaren; y aunque mi tiempo ahí fue muy grato, considero que mi ciclo en el equipo llegó a su fin...
Miré la pantalla por unos segundos, pensativa; hasta que mi teléfono comenzó a vibrar, era una llamada entrante de Elle.
- Bueno - contesté sin ánimo
- Hola, Meg; tengo una llamada pérdida tuya - suspiré, preparándome para contarle todo - ¿Qué sucede?
- Se terminó, Elle; todo se terminó.
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Traitor ~ Pato O'Ward ~
Romance"Todos somos villanos en historias ajenas. Desearía no haber herido a las personas que amo, tanto como desearía que no me hubieran lastimado también. Ojalá pudiera olvidarte, excusándome con que fuiste tú quien me lastimó, pero no es tan sencillo...