15. Señorita Jones, ¿Puedo hablar con usted un momento?

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Dedicado a @LuciaPalacioT por ganar el concurso en el grupo de Facebook.

Capítulo Quince

El viernes llego y temía la última clase con Evan.

Durante los últimos días, me había tratado con indiferencia. Evan ni siquiera me había mirado, se había mantenido muy profesional. Sólo me hablaba cuando era estrictamente necesario, yo solo era otra estudiante y pues, la verdad, su indiferencia dolía.

¿Cuándo íbamos a hablar de nosotros?

Bueno si es que todavía había un nosotros.

Me mataba tenerlo a mí alrededor y no poder tocarlo ni ver su sonrisa ni la linda manera en la que sus ojos brillaban cuando él me miraba. Yo lo amaba y lo único que quería cada vez que miraba era besarlo hasta quedarme sin aire. Eso era todo lo que había querido hacer durante los últimos días.


Caminé dentro del aula y Linda ya estaba allí con Mike, nuestro nuevo amigo. Mike era muy agradable, él era un chico bajito, flaco, con el pelo ordenado y ojos negros. Llevaba gafas bien lindas, que lo hacían lucir como uno de esos bonitos nerds de Tumblr.

Linda agitó su mano frente a mí, le di una sonrisa la boca cerrada.

—Por fin estas aquí,— exclamó, señalando el asiento frente a ella para que me sentara. Obedecí, asintiendo con la cabeza a Mike a modo de saludo. Él asintió con la cabeza, —Estábamos hablando sobre ir a La Sirena después de la clase, ¿Qué te parece?— sonaba muy emocionada al respecto. La sirena era un nuevo club cerca de la plaza principal de la ciudad. Todo el mundo estaba hablando de ese club, era el lugar de moda en Crookwell después que el verano había terminado.

—No estoy segura— dudé, ir a un club no estaba en mi lista de deseos de la noche, —Además, sigo siendo menor de edad, cumpliré dieciocho el mes que viene.

—No es un problema— Mike intervino, —Mi tío es dueño del lugar, puedes entrar sin problema—la emoción de Linda parecía ser contagiosa.

—¡Vamos!— gritó Linda, sonriéndome, —Va a ser divertido, tienes que dejar de actuar como si alguien hubiese asesinado a tu mascota y se la hubiera comido, necesitas relajarte y tomarte las cosas con calma.

Me mordí el labio inferior, —No sé.

—Por favor, Jules— Linda me miró con ojos de cachorrito.

—Voy a pensarlo— le prometí.

Linda gimió: —Eso es un no indirecto.

Mike se sentó en mi mesa, —¿Alguna vez has estado en un club?— La pregunta hizo que bajara mi mirada, avergonzada.

—No.

—¿Hablas en serio?— Preguntó Mike, moviendo sus manos alrededor exasperado—Soy un nerd y he estado en un club— miró a Linda, —Tenemos que llevarla.

Linda asintió, —Lo haremos.

—No he dicho que sí— le aclaré mientras veía a llegar a sus asientos como todo se resolvió.

Lina me sonrió, —Tampoco has dicho que no.

—Oye yo—

—Buenas noches a todos— Mi corazón dio un vuelco al escuchar esa voz, me enderece en mi asiento para ver a mi hermoso poeta oscuro poner su bolso sobre la mesa. Vestía pantalones negros habituales y una camisa azul oscuro. Su cabello estaba peinado ligeramente, pero caía desordenadamente alrededor de las orejas y la frente.

Esos ojos oscuros...

Esos labios pálidamente rojos...


Oí un suspiro detrás de mí y me encogí de hombros, no me sentía amenazada por Linda. Sólo estaba admirando la belleza frente a nosotros como cualquier dama haría. Evan sonrió cortésmente a todo el mundo. Esos lindos hoyuelos aparecieron en sus mejillas, aumentando mi impulso de saltar y darle un beso salvajemente.

En ese punto, no quería besos románticos, quería uno apasionado con lengua y jalones de cabello.


La clase comenzó y nos divertimos, discutiendo las más famosas y conocidas novelas de todos los tiempos. Mike escogió ese momento para pasarme un papel, él estaba en el asiento de delante de mí. Tomé el papel, mirando con recelo como Evan se movía alrededor del salón, explicando algo sobre Shakespeare.

Leí el papel en mi mente.

Sé que no quieres ir,

Pero sería bueno que te diviertas.

Mike.


Suspiré, anotando una respuesta.

No estoy segura, Mike, Lo siento.

Deberían ir sin mí.

J.

Pasé al papel cuando Evan me dio la espalda. Mike no pasó el papel de nuevo y me sentí mal por no unirme a ellos, pero no tenía ganas de ir a un club nocturno por primera vez esa noche.

La clase terminó tan rápido como empezó y todo el mundo salió corriendo del salón. Linda, Mike y yo éramos los únicos que quedaban. Mike convenció a Linda de que nos esperara afuera, al parecer, estaba planeando convencerme. Linda obedeció, dejándome con él. Evan estaba detrás de su escritorio y, de repente, me sentí nerviosa. ¿Y si Evan se hacía una idea equivocada?

—Jules— Mike comenzó y para empeorar las cosas, él me llevó a la esquina del salon, como para decirme un secreto —Necesito que vengas con nosotros, por favor.

—Mike, yo—

—Por Favor.

—Mike, lo siento, pero no puedo. No me siento li—

—Me gusta— Mike soltó, sorprendiéndome, —Me gusta Linda. He estado loco por ella desde el primer momento que la vi entrar en este salón—sonreí ante sus palabras. Eso fue lindo. —Y no tengo ni idea de cómo pedirle que salgamos o algo así. Así que, tal vez, en ese club se me de la oportunidad de decirle lo que siento —dijo, encogiéndose de hombros —Ya sabes con un poco de alcohol en mi sistema.

—Es por eso que has sido tan insistente— Crucé los brazos sobre mi pecho divertida.

Él me dio una sonrisa de disculpa: —Sí, lo siento por eso.

—Esta bien.— Le froté el hombro suavemente y luego, le di una amplia sonrisa, —Iré.

—¿En serio?— me dio un fuerte abrazo, —Gracias, muchas gracias, te debo una.

—La clase ha terminado— La voz fría voz de Evan hizo que nos separarnos. Por un momento, me había olvidado por completo de él. No me culpen, me gusta el romance y Mike me hizo sentir como cupido esa noche.

—Ya nos vamos, señor— Mike hizo una despedida militar en tono de broma pero la expresión fría de Evan no vaciló un poco.

Oh.

—Tenemos que irnos.—dije, empujando a Mike.

Comenzamos nuestro camino a través de la línea de asientos. Mantuve mi cabeza baja todo el tiempo con el fin de evitar esos ojos oscuros que siempre me dejaban sin aliento.

La puerta está cerca... tan sólo dos pasos más y-

—Señorita Jones, ¿Puedo hablar con usted un momento?—La petición de Evan me hizo parar en seco. Tragué saliva, mirando a Mike para pedir ayuda pero él estaba demasiado contento con mi decisión de apoyarlo que él no se dio cuenta de mis ojos suplicantes.

—Te esperamos en el estacionamiento— Él dijo con entusiasmo, —no te tardes— susurró la última parte antes de salir. Tan pronto como él estaba fuera, sentí como una tensión aplastante se formaba a mí alrededor.

¿Tensión por rabia?

¿O tensión sexual?

No tenía idea de qué tipo de tensión que era, pero yo no iba a estar mucho tiempo aquí para averiguarlo. Ya yo estaba cansada de lidiar con Evan siendo frio aunque su actitud estuviera justificada, eso no significaba que tenía que quedarme para recibir cada golpe que él quería darme, era humana y también tenía un corazón que proteger.

De mala gana, me volví sobre mis pies para hacer frente a Evan. Estaba apoyado en la mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho. Su rostro no tenía ninguna expresión en absoluto, estaba en blanco.

—¿Sí?— dije, también cruzando los brazos sobre mi pecho.

Evan me miró intensamente, —Cierra la puerta.— Su demanda me tomó por sorpresa, esperé a que explicara por qué, pero no dijo nada más. Él sólo me hizo un gesto de que me moviera y la cerrara. Tragué saliva, dándole la espalda. Accedí, cerrando la puerta. —Pásale seguro— Mi mano se congeló en la manilla mientras mi aliento quedaba atrapado dentro de mis pulmones.

¿Qué? Oí movimiento detrás de mí y entonces oí sus pasos.

Se está acercando cada vez más...

Lo sentí detrás de mí y no tuve fuerza para moverme o decir algo. Pasó un brazo a un lado de mi cintura, alcanzando la manilla de la puerta. Su aliento rozó la parte de atrás de mi cuello, y me dio piel de gallina. Pasó seguro, pero mantuvo su mano allí. Su nariz rozo mi oreja, frotándose contra ella con suavidad, sentí como mis piernas se debilitaban.

—Evan, ¿qué estás haciendo?— Le susurré con voz temblorosa.

Él no contestó, en cambio, me dio la vuelta y me empujó contra la puerta ya yo estaba respirando pesadamente cuando me encontré con esos ojos y esa hermosa cara. Podía oler su aroma de lavanda característico. Nuestras respiraciones se mezclaban, estábamos demasiado cerca. Su mano me cogió la cara suavemente.

—Estoy enojado contigo— Afirmó, su pulgar acariciando mi labio inferior, —Demonios, estoy furioso— Cerró los ojos por un segundo.

—Lo sé— dije sin aliento.

Hubo un atisbo de sonrisa en sus labios mientras me miraba a la cara, cada parte como si estuviera admirándola, —Pero todavía te amo, todavía te quiero, eres todo en lo que pienso desde el momento en el que me despierto hasta que me voy a dormir ¿Qué diablos me hiciste, fresita?— resopló contra mi boca.

Mi respiración ya estaba errática ahora, —Yo no—

Sus labios estaban en los míos antes de que pudiera terminar la frase, le respondí con entusiasmo, dejando que mi bolso cayera al suelo. Nuestros labios se movían en sincronía y pasión, olvide el mundo a nuestro alrededor. Besarlo envió una sacudida de sensaciones a través de todo mi cuerpo. Su mano fue a mi cabello, enredándose en él y suavemente tirando de el para tenerme más cerca. La parte superior de su lengua trazó mi labio inferior, pidiendo entrada que concedí rápidamente. Profundizó el beso apasionadamente, exactamente como yo había querido darle un beso durante la última semana.

Y la forma en la que sus labios se sentían contra los míos tenía mis sentidos energizados. Él me apretó contra la puerta, alejándose por un segundo. Nuestras respiraciones pesadas hicieron eco por todo el salón. Soltó mi pelo.

—Sigues siendo mi novia— anunció sin aliento, —Todavía eres mía, Jules— La intensidad de sus ojos hizo que mis rodillas se sintieran como gelatina.

Su boca cubrió la mia antes de que pudiera decir algo y fue más agresivo en esta ocasión. Nuestras bocas peleaban por dominar el beso, nuestras lenguas en una batalla. Sólo podía anudar mis dedos en su pelo, tirando de él hacia mí. Sus manos trazaron mis caderas hasta que llegaron a mis piernas y me alzó sin esfuerzo. Envolví mis piernas alrededor de sus caderas, mientras me apretó con fuerza contra la puerta. Mi autocontrol se había ido, no me importaba donde tocaba o besaba, sólo quería sentirlo. Le amaba y lo deseaba como nunca había deseado nada antes en mi vida y no sentía vergüenza por ello. Sus labios dejaron los míos mientras besaba y chupaba mi cuello, haciéndome suspirar.

—Yo— Gemí en voz alta cuando su mano libre acarició mis pechos. Todo mi cuerpo estaba en llamas. Se echó hacia atrás para mirarme a la cara, con los ojos llenos de lujuria y amor.

—No tengo ni idea de cómo perdonarte, Jules— susurró, su frente contra la mía —Pero tampoco puedo estar sin ti, tiene que haber una manera.

Fue difícil encontrar mi voz, —Vamos a encontrar una manera— dije, dejando que mis pies tocaran el suelo otra vez.

—Por favor, no me haga daño de nuevos— declaró, la vulnerabilidad presente en su voz, —No sé si pueda soportarlo— se me rompió el corazón al verlo tan lastimado. El frio Evan había desaparecido y en su lugar, había un hombre vulnerable que había sido herido demasiado, demasiadas veces.

Sostuve su cara con ternura, —Juro que nunca te haré daño de nuevo, Evan— Juré en serio, —Te amo, de verdad, Dios sabe que no miento. Mis sentimientos por ti son lo único de lo que no he dudado nunca—Su dedo trazó el contorno de mi rostro lentamente.

Un indicio de una sonrisa se formó en sus labios rojos por los besos, —Eres tan hermosa, señorita fresa.

Me reí, —Tu no estas tan mal, tampoco, poeta oscuro.

Él beso mis labios suavemente, —Prométeme vamos a encontrar una manera de solucionar este problema.

—Lo haremos— le asegure. Él me tomó en sus brazos, abrazándome fuertemente como si tuviera miedo de que yo desapareciera en cualquier momento.

Cuando nos alejábamos, besó mi frente y se echó hacia atrás para mirarme.

—Por cierto— comenzó con indiferencia—Si ese nerd te toca de nuevo así delante de mí, repruebo este curso.

Di un grito ahogado, —No puedes hacer eso.

Él sonrió, —Ah, sí, puedo.

—¡Evan!— Le golpee el hombro juguetonamente. Él se rió entre dientes, tirando de mí a sus brazos y besándome de nuevo. No fue un beso apasionado, más como un romántico y disfrute cada segundo.

Nos separamos y él me besó en la nariz antes de dar un paso atrás —Lo digo en serio, lo repruebo.

Puse los ojos, —¿Celoso?

Se encogió de hombros, —Llámalo como quieras. Eres lo único bueno que he tenido en mucho tiempo y no dejare que te alejen de mi—Me reí como una niña pequeña.

—Eso es lindo.

Me sonrió, rascándose la parte posterior de la cabeza, —Sí, supongo que tu cursilería es tan contagiosa como predije.

—Excusas— le acuse, —Eres suave detrás de esa apariencia de poeta oscuro.

Se acercó, —Y ¿Sabes lo que eres detrás de esa fachada cursi?— Preguntó, cerniéndose sobre mi.

—¿Qué?

Él miró directamente a los ojos mientras lo decía, —Perfecta.

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Nota de la autora: Oh, ¡Mi dulce Evan! ¿Qué voy a hacer contigo? Chillemos juntas, ¿de acuerdo? ¡Sí! De todos modos, espero que hayan disfrutado el capítulo y la actualización rápida. Dejen sus preciosos, y graciosos comentarios ahí abajo. Los leo todos y créeme que disfruto haciéndolo.

Recuerda dejar tu lindo voto cursi o tu voto oscuro (Si eres más del tipo de personalidad oscura como Evan)

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Abrazos,

Ariana.


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